Capítulo 8: Jamás te olvidaré.

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Mi hermano lloraba mientras el teléfono temblaba entre sus manos. La desesperación me consumía y las ganas de llorar aparecían de nuevo.

-Mamá... Vegeta... Ella...

-¡Deja de balbucear!- le grité a mi hermano con la voz quebrada y haciendo fuerza por no llorar. Mi hermano me miró con la mirada apagada.

-Vegeta... Mamá falleció...

-...

-Vegeta...

-...

-¡Vegeta! Dime algo ¡Maldita sea responde!

Las lágrimas bajaban como cataratas desde mis ojos hasta mis mejillas y luego golpeaban contra la frazada. No emitía sonido alguno.

-¡Vegeta... Por favor habla!- me gritaba mi hermano desesperado-. ¡Deja de llorar maldita sea y dí algo, por una vez en tu vida compórtate como...!

-¿Cómo pasó?

No sé ni cómo logré hablar. Mi voz sonó más ronca de lo normal.

-Acaban de llamarnos. Se había ido en el auto, tenía que ir a su oficina por unos papeles... Un tipo se cruzó cuando la luz estaba en rojo... Los frenos fallaron...- me explicaba mi hermano intentando respirar correctamente. Yo estaba en shock, procesando la información que me decía-... La ambulancia no llegó a tiempo.

Guarde silencio unos minutos.

-Vegeta enserio lo lamento- dijo mi hermano quebrándose nuevamente.

-¿Tu eras el que iba en el otro auto?- pregunté fríamente.

-No, pero...

-Sin peros. No has tenido la culpa de nada hermano... Ya voy para allá- dije y colgué.

Sentía cómo las lágrimas continuaban bajando sin pausa y ahora sí sentía como mi corazón se estrujaba.

Me levanté de la cama, como aún no me había puesto el piyama me puse mis zapatos y mi chaqueta y me fuí con la moto hasta donde vivía antes.

Entré sin golpear.

-¿¡TARBLE DONDE ESTÁS!?- grité desesperado sin dejar de llorar.

-¡VEGETA!- gritó mi hermano llorando y corriendo hacia mí. Me adelanté algunos pasos hasta donde él estaba. Me abrazó con fuerza-... Vegeta...

-Shh... Calla niño, es importante conservar la calma- le dije lo más entero que pude. Su llanto me partía el alma, él, quiera o no, era mi hermano menor. Era mi responsabilidad cuidarlo y contenerlo, más ahora que nuestra madre había muerto-. ¿Dónde está el viejo?- pregunté alzando la mirada.

-Salió... Fue a buscar el cuerpo de mamá... A la... Morgue- dijo sin parar de llorar. Intentaba reponerse. Su fuerza era admirable.

-Bien, ponte tu casco.

-¿Qué?

-Que te pongas el casco- repetí algo irritado.

-Pero...- empezó a decir, pero al ver mi cara cambió de opinión-... Está bien.

Salimos de la casa y nos subimos a mi motocicleta.

-Llama a papá- dije encendiendo la moto.

-Ok...- dijo Tarble marcando su número.

-Hijo ¿Qué pasó?

-Tarble, pon el altavoz- dije serio. Él me hizo caso omiso sin hablar-. Padre, soy Vegeta. ¿Donde estás?

Un nunca es algo que jamás aceptaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora