(FRANCESCA BOWEN)
Me prometí a mí misma levantarme temprano para limpiar mi cuarto.
Pero lograr conciliar el sueño a la hora en la que se supone debías levantarte a limpiar, no es recomendable.
Estiro mi brazo sin abrir los ojos hasta alcanzar el teléfono. Lo tomo con fuerza desenchufándolo del cargador y entreabro los ojos un poco para ver la hora.
El sol se cuela por la ventana y a través de las persianas, cegándome. La luz es demasiado potente como para ser menos de las once de la mañana.
Miro la pantalla de mi celular y tengo razón. Serán las una de la tarde en unos cuantos minutos.
Después de cambiarme a unos shorts y a una blusa suelta y fresca, salgo de la habitación con la nariz roja y a punto de estornudar.
Mover las cosas al levantarme para buscar la ropa que me pondría levanto una infinidad de partículas de polvo por todo el lugar.
Definitivamente limpiare todo. Luego de comer algo, claro.
Estornudo dos veces más antes de llegar a la cocina.
Me froto la nariz y sorbo parpadeando rápidamente. Mis ojos y nariz pican y la sensación es insoportable.
Saco un vaso y un plato del armario y la comida del refrigerador. La heladera estaba vacía y anoche nos detuvimos en un supermercado para poder comprar varias cosas. En realidad, tuve que hacerlo yo con mi hermano, puesto que los demás estaban en la sección de bebidas y claro, teníamos a Thomas agonizando en el asiento trasero del auto.
Saco todos los ingredientes para hacerme un sándwich y los coloco encima del mesón para prepararme el almuerzo. Hago todo con total libertad y sin miedo a hacer ruido. El silencio en toda la casa es descomunal, los chicos siguen durmiendo y sé que si un camión irrumpe en la casa estos seguirán durmiendo como si nada.
Antes de seguir armando mi comida, me levanto de repente y me sirvo un vaso de agua y lo tomo con rapidez.
Mi garganta pica y arde y no hay nada para calmar el ardor. Traje un maletín de primero auxilios, pero no traje algo para las alergias.
A punto de estornudar cierro los ojos que ya están acuosos y estornudo, no una, ni dos, sino tres veces.
— ¡Jesús! —jadeo mientras me limpio la nariz con una servilleta y procedo a limpiarme las manos.
— ¿Enferma? —una voz me hace saltar y me giro en dirección al sonido.
Uff... por un momento pensé que Jesús me hablaba.
Thomas entra por la puerta de vidrio trasera, acomodándose una remera que supongo se acaba de poner. Agua gotea de su cabello negro dejándolo más oscuro. Su remera se pega a su cuerpo que no está nada seco, haciendo que note parte de los músculos de su pecho y brazos. Debe de venir del lago.
Mis ojos viajan a su rostro y esta pálido. Sus labios sin color a causa del agua helada. Me da una mirada sin emociones y solo me hace viajar a anoche, al momento en que me trato de forma descortés y cuando fue a mi habitación.
Le doy la espalda y estornudo nuevamente.
— ¿Estas bien? Tienes alergia—dice. Me niego a mirarlo y sigo preparando mi almuerzo.
—Es que soy alérgica a chicos tontos y arrogantes. Creo que deberías alejarte de mí.
Oigo que ríe y por el rabillo del ojo veo que se acerca a la mesa.
Concéntrate, Fran.
Tomo el pan y coloco los ingredientes en él.
Concéntrate. No mires a ese dios griego que se acerca cada vez más a ti.
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A Prueba De Ti [T#2]
RomanceNadie elige de quien enamorarse, porque créanme que, si así fuera, la mayoría elegiría a una persona diferente. Eso me sucedió con ella. No debía enamorarme, pero pasó y no pude evitarlo. Cuando la vi por primera vez, supe en ese mismo instante que...