(THOMAS MORGAN)
Le vio el maldito culo.
Se acercó a su dulce rostro sin escrúpulos.
La subió sobre sus malditos hombros, su entrepierna detrás de su cuello.
Y, por último, la besó.
¡Jodidamente la beso!
Creo que es ley de vida que siempre que dices que tu día no podría empeorar más, esta cae en picada empeorando la situación en cantidades abominables.
Eso me sucedió. Cuando creí que todo ya estaba para la mierda, no, el destino pareció decirme: "Espera, oye, eso no es todo. Toma." Y ¡Pum! Me encajó un gancho en el puto estómago.
La vida al parecer se dio cuenta de que soy una mierda como persona y me dio en el lado justo: Francesca.
Estaba tan ensimismado en mi estúpida cólera al bajar del auto, que no me di cuenta que Francesca había traído al estúpido cara de nabo a la cabaña.
¡¿Cómo es posible que Valentino haya aceptado?!
Dios, verla con ese tipo, haciendo todo lo que yo quería hacer con ella, fue una tortura. Fue como ser un niño hambriento que mira a través de las ventanas de una tienda de dulces con todas las golosinas posibles y sin poder tocar ni una.
Ves lo que todos pueden tener y no tú, y eso simplemente es un martirio.
— ¿Ya terminaste? —Tammy está bajo de mí observando cada uno de mis movimientos.
Suspiro.
La estúpida no se ha dignado a coquetearme ni nada por el estilo, pero se ha vuelto mandona como un comandante y no sé qué es más fastidioso que se crea la maldita jefa del lugar o que haya estado regañándome a mí la mayor parte de la noche.
Ordena junto a Sara: que hay que hacer, como decorar, donde colocar tal cosa, que cocinar y que bla, bla, bla...
Estoy colgando algunas luces en una pared junto a las mesas de comida y bebidas para darle un toque más fiestero y moderno pero mis venas en la sien están a punto de estallar de la cólera.
Si no fuera porque lo estuviera haciendo por Sebastián, ya estaría tirando de los cables de las luces colgantes y arrojándolas a la fuente de ponche.
— ¿Puedes dejarme hacer las cosas solo? ¿Tienes que andar atrás de mi culo? —corto, furioso—. Yo sé lo que estoy haciendo.
—Pues haces todo mal —se burla—. Al igual que en tu vida.
Termino de colgar el último cable en el clavo que acabo de remachar y bajo furioso hacia ella. Le señalo con el dedo a centímetros de su rostro en un gesto iracundo.
— ¿Sabes que quedas ridícula al intentar insultarme? —mi tono es arisco y frio, al igual que todo en mi expresión—. Te he rechazado por tercera vez y la única arma que tienes contra mí es la de humillarme y despreciarme, ¿no tienes algo mejor que hacer que estar detrás de mí como una desesperada?
Oigo como refunfuña por la nariz, totalmente enojada, sus brazos cruzados y ojos entornados con ira no me conmueven en absoluto, porque por primera vez no mueve sus labios, no dice nada, y sé que la he callado por completo.
En un segundo, sus ojos caen detrás de mí y al volver a mi rostro, una sonrisa se expande por toda su cara.
Frunzo el ceño ante su repentino cambio y cuando miro sobre mi hombro, mi cuerpo se tensa en alerta.
Mi mirada regresa a Tammy.
—No tiene nada que ver en esto —espeto.
—Lo tuvo desde el segundo en que dijiste su nombre y no el mío cuando estabas conmigo.
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A Prueba De Ti [T#2]
RomanceNadie elige de quien enamorarse, porque créanme que, si así fuera, la mayoría elegiría a una persona diferente. Eso me sucedió con ella. No debía enamorarme, pero pasó y no pude evitarlo. Cuando la vi por primera vez, supe en ese mismo instante que...