☀️(67) Todo estará bien.

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(FRANCESCA BOWEN)

No.  

No puede ser.

Caigo de rodillas apenas bajo de la moto de Matt. Mis piernas no funcionan y no tengo la fuerza suficiente para moverme. Mi pecho. Duele mucho. No puedo respirar.

Tengo que moverme. El hospital está a solo unos cuantos pies de aquí.

Pero duele. Mi vista se torna borrosa y no veo nada.

—Fran, cariño, levántate. No puedo solo —unas manos me sujetan de los brazos e intentan levantarme, pero la fuerza de mis sollozos toma todo de mi—. Vamos, estamos tan cerca. Aguanta un poco, por favor, Fran.

—No puedo. Están muertos. No nos dejaron verlos —grito. Sacudo la cabeza—. No nos dejaron verlos, ¿Por qué no nos dejarían verlos? Valen, m-mi hermano, Matt. Thomas, oh, por Dios, esto es mi culpa. Tuvieron el accidente por mi culpa.

Aprieta mis mejillas y seca mis lágrimas con brusquedad. Veo el rostro de Matt, su expresión torturada y desconsolada. No está llorando, pero lo estuvo, sus ojos lucen rojos e hinchados y me doy cuenta que no soy la única que está sufriendo.

—Fran, por favor, se fuerte, maldita sea. No puedo solo —me levanta, inhalo hondo y con todo lo que tengo lo sigo al hospital.

—Mis padres, los padres de... todos. Debo...

—Ya lo hice yo, Fran. No te preocupes. Llegaran aquí en cualquier momento. Los llamé antes de venir hacia aquí —su voz suena suplicante—. Todo estará bien. Lo sé —murmura—. Solo lo sé.

No le creo, y su sollozo y voz rota me dicen que él tampoco se lo cree.

Llegamos a la recepción del hospital y por suerte Matías se encuentra a mi lado mientras hace el papeleo básico para esperar en el pasillo de emergencias por noticias hasta que los adultos lleguen.

Me hundo en la silla con Matías reconfortándome a mi lado. Soba mi espalda, pero el gesto no me tranquiliza.

Es mi culpa.

Por no encarar los problemas de enfrente y huir, Thomas se dispuso a perseguirme y por ello, mis amigos están al borde de la muerte. Mi hermano, Rose, Lía, Sebas y Thomas. Una aguja parece pinchar mi corazón como un globo, desinflándose con el pasar de los minutos. Siento náuseas y mi estómago gruñe como si estuviera devorándose a sí mismo. Todo está mal.

Matías se dispuso a perseguir el auto de Val, llego minutos después del accidente. Llamó a la ambulancia y policía, luego a mí. Y me rompí. Cuando Evan dio vueltas de regreso a la mansión, todo mi mundo se desmoronó.

Un perro y un camión. Ellos terminaron por hacer la desgracia aún mayor esta noche. Thomas al estar tras el volante, intentó desviar el perro, sin embargo, lo tocó de todas formas; cuando llegué allí el perro estaba a un costado del asfalto llorando por haberse roto una pata. El auto quedó horizontal a la calle ofreciéndose para que la tragedia cayera sobre ellos. Un camión pasaba por allí, el conductor lo vió y relató todo. Vió como desviaron el auto, tocaron el perro y no pudo detenerse cuando los llevó por delante. El auto quedo irreconocible.

—¿Francesca? ¿Valentino?

La voz de mamá me hace levantar la cabeza. Y allí la veo, echa un desastre, su rostro rojo y húmedo y vistiendo un pijama. Su mirada se detiene en mí y jadea. Me pongo de pie para correr a ella, una sonrisa se forma en su rostro, pero cuando observa a Matt y se da cuenta que Val no está por ningún lado, lagrimas inundan su vista.

—¿Y Val? —su voz se rompe.

Sacudo la cabeza y limpio mis ojos antes las lágrimas infinitas.

A Prueba De Ti [T#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora