☀️(37) Eres muy bonita, Fran

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(FRANCESCA BOWEN)

Risas. Gritos.

Todos corren de un lado a otro y se disparan entre sí con bolas de pintura y yo estoy cagada del miedo, pero al mismo tiempo quiero ser como Thomas que está a mi lado y ya acabo con dos pares de grupo.

—Ven, Fran —me dice.

Yo dudo, pero me acerco a su lado, saco mi cabeza fuera de nuestra protección y parece que nadie nos está notando, ya que solo veo que se disparan entre sí.

—Nos encontraran pronto así que tienes que saber cómo protegerte —murmura a mi lado. Se acerca por mi cintura y me pone en la misma posición que antes, pero esta vez sin juegos de por medio. Me hace apuntar—. Elige tu blanco.

Nerviosa, miro para todos lados y encuentro a una persona escondida detrás de nuestros arbustos, solo puedo ver parte de su torso y su trasero, pero algo es algo.

—Ese —señalo con mi cabeza.

—Muy bien —nos coloca en una posición en la que puedo apuntarlo con facilidad. Pone mi dedo índice en el gatillo y se aleja—. Dispara —me ordena.

Con miedo y temblando, lo hago, pero fallo miserablemente. El golpe y el ruido llama la atención del tipo y se gira hacia mí.

—¡Dispara otra vez! —espeta, Thomas a mi lado.

Obedezco y de los nervios me salen dos disparos cuando mi dedo tiembla jalando de nuevo el gatillo. Todo pasa tan rápido, grito de la sorpresa y el tipo recibe dos de mis disparos, uno en el culo y otro en su costilla. Esta descalificado.

Mis ojos se abren de la sorpresa y Thomas rie de mi expresión—¡Le atine! —me acerco y sacudo su brazo de la emoción—. ¡Le di!

—Sí, nena —rie, observando mi rostro con una sonrisa que parece embobada—. Ahora ponte seria que tenemos que ganar.

Mis ojos se llenan de determinación y asiento con convicción.

Nos movemos del fardo donde nos ocultábamos, y de la mano de Thomas nos tiramos hacia un montículo de tierra, una lona lo cubre y nos escondemos detrás. Thomas me indica vigilar el lado derecho y hace lo mismo, pero del lado opuesto.

No tengo buena puntería, pero luego del primer tipo, disparé a dos más de los seis que intenté apuntar. Thomas en cambio tiene una buena racha.

—¡Los vimos! —grita uno a unos metros—. ¡Salgan!

Un grupo salta de un árbol y comienzan a tirar, pero el tipo que gritó les dispara a ambos, acomodo mi arma en el suelo y nerviosa, disparo en su dirección, pero fallo de nuevo. El chico se voltea y lanza dos bolas de pintura en mi dirección. Pego un grito y escondo mi cabeza con rapidez. Ninguna me toca.

—¡Allá hay una! ¡Allá hay una! —dos grupos vienen hacia nosotros.

Mi corazón se acelera y a punto de correr como cobarde, Thomas le dispara a uno de cada grupo. Me toma de la cintura como si no pesara nada y me arrastra hacia otro escondite. Planta un beso en mi cabello que no está cubierto por la máscara.

—¿Te estas divirtiendo? —pregunta alto.

Demonios, sí.

Tengo que decir que primero estaba cagada del miedo, pero ahora, que veo que genial se siente estar jugando junto a Thomas, estoy genial. Esto de disparar y ganar, de esconderse y huir, se siente tan emocionante. Es... excitante.

Asiento con rapidez sin decir nada más. Thomas me guiña el ojo.

Pasamos prácticamente cinco minutos cambiándonos de un lugar a otro para escondernos, Thomas ya acabó con más de ocho grupos y quedan solo cuatro pares, según lo que dijo un hombre por el altavoz.

A Prueba De Ti [T#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora