☀️ (26) "Negocio"

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(THOMAS MORGAN)

Todo comenzó hace menos de dos años.

Tenía dieciséis.

Sé que debí haber dicho algo, pero en realidad, estaba acostumbrado a que en mi antiguo hogar eso fuera tan común así que no le vi lo extraño. Era normal ver jóvenes con adultos así que me callé.

Al principio no quería nada. La mujer solía buscarme y perseguirme para conseguir cosas a cambio, pero no necesitaba a una tipa detrás de mí cuando podía tener a chicas de mi edad. Nunca supe por qué se había interesado en mí y aunque sigo sin saberlo, lo que si se es que es una maldita loca.

A esa edad nunca pasó nada, pero mis amigos de mi antigua zona vieron algo que se dio a malentender y cuando intenté explicarlo, nadie me creyó.

De algún modo, la mujer dejo de molestarme y se mantuvo alejada de mí. Hasta hace ocho meses.

Todo empezó con Daniel y su familia adoptiva.

Nunca confié en sus padres adoptivos, pero no podía hacer nada al respecto. O eso creí.

Cuando Daniel "accidentalmente" cayó de las escaleras hace nueve meses supe que debía hacer algo para recuperarlo cuando alcanzara la mayoría de edad. Fue así cuando comencé a investigar sobre como pedir la custodia de mi hermano y caí en un agujero negro cuando vi las condiciones mínimas que se requerían para adoptar.

Una casa. Trabajo. Estabilidad. No antecedentes. Dinero.

Y muchas cosas más.

Sabía que debía estudiar en una Universidad para darle mejor futuro a mi hermano, por lo que, si entraba becado a la Universidad de Sunset, tendría que pasar un año solamente en las residencias por cuestiones de adaptación en el primer año de Facultad.

Eso me dejaba dos años y menos para poder conseguir un trabajo que pagara bien y así poder ahorrar y comprar una casa o un departamento para ambos.

Durante ese mes comencé a buscar trabajo, pero ninguno pagaba lo suficiente como para ahorrar y sobrevivir al mismo tiempo, ni antes de comprar la casa y tampoco como para poder sobrevivir con Daniel cuando viviéramos juntos. Tendría que dejar la Universidad y la escuela para trabajar a tiempo completo y eso no era una opción. Podría hacerlo si trabajaba durante tres años seguidos como un esclavo, pero tres años con Daniel bajo los brazos de esa familia, eran demasiado. Dos ya eran bastantes.

Y así fue cuando me la crucé de vuelta.

Me encontraba en un bar medio ebrio, lamentándome por no conseguir nada bueno y ella me vio. Volvió a seducirme, me dijo que ya era todo un hombre y quería ver las maravillas que yo sabía hacer en una mujer. Insistió miles de veces, y miles de veces dije que no. Hasta que menciono la palabra mágica.

Dinero.

Yo no sabía si estaba bromeando pero tampoco me puse a averiguarlo. Me arriesgaba a que fuera una broma y me diera una bofetada por rebajarla a tal nivel o también, me arriesgaba a darle la "mejor noche de su vida" y yo a cambio, recibía dinero solo por sexo. Simple y sencillo.

Cuando le dije que aceptaba, me preparé para recibir la bofetada de mi vida, pero en cambio, pagó mi cuenta en el bar, y me llevó a un motel.

Y cumplió su palabra.

Sexo a cambio de dinero.

Yo aún sentía algo de pudor y rechazo hacia esa mujer, pero todo el alcohol en mi sistema ayudó bastante a inhibir esos pensamientos.

Después de eso, fui a casa y lloré como la mierda sucia y asquerosa en la que me había convertido.

Pero eso no me detuvo.

Antes de irme del motel, me dijo que podría convertirlo en un negocio y en verdad lo consideré. Esa vez si había bromeado, pero le dije que en verdad me interesaba ese "negocio" y se dispuso a conseguirme un solo contacto. Solo uno y a partir de ahí, me dejaría solo y en paz.

También cumplió su palabra.

Me dejó en paz y me pasó el número de la Señora Scott.

Poco a poco, fui perdiendo el pudor y la vergüenza y la Señora Scott corrió el rumor con su más fiel y ricachón grupo de amigas acerca de un joven que satisfacía los deseos que sus esposos no atendían.

Sé que es algo de lo que no debo estar orgulloso, y no lo estoy, sin embargo, mientras que podría haber tenido seis o siete mil dólares ahorrados si trabajaba en un supermercado o restaurante, tengo veintitrés mil dólares gracias a este trabajo. Más siete mil que llevo guardando desde que he comenzado a trabajar a los trece, tengo treinta mil ahorrados para comprar la casa que he tenido en mente desde hace mucho tiempo.

Es por eso que no puedo mantenerme demasiado cerca de Fran y es una de las razones por las que pedirle ser amigos con beneficios fue una mala idea. Sin embargo, no pude resistirme. Cuando se trata de ella, la fuerza de voluntad es algo que no existe para mí.

Y aunque no me guste ignorarla después de lo que hacemos, sé qué debo hacerlo. Esta semana tuve dos clientes, y a pesar de tener mil quinientos en mi billetera, no puedo dejar de pensar en el hecho de que no quiero estar cerca de Fran luego de hacer esas cosas, al menos por unos cuantos días. Me siento sucio, y no quiero contaminarla con la basura que hago.

Ella no se merece eso, y juro que cuanto antes acabe esto, mejor. En tan solo ocho meses he juntado veintitrés mil, y si la nueva cliente cumple su palabra y me pagara mil por sesión, en cinco veces tendré cinco mil y tan solo me faltaran diez mil más para llegar a los cuarenta y cinco, que es el precio del apartamento en el cual viviremos Daniel y yo en un futuro.

Juntar diez mil no me preocupa, puedo juntarlo en el año en el que este en la Universidad en algún trabajo a medio tiempo y listo. Para cuando termine mi primer año, saldré de la residencia y viviré con mi hermano.

Y podré estar con Fran.

Luego de los cinco mil dólares, podré hacerla mía y yo podré ser suyo.

Solo tengo que aguantar esto unas semanas más y seré libre.

Porque ahora sé algo, nunca deje de estar enamorado.


A Prueba De Ti [T#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora