☀️(63) Estoy enamorado.

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(FRANCESCA BOWEN)

En un intento por buscar a Val, recordé a Lucy, y en un intento de buscarla, encontré a Mark.

Fue raro verlo aquí ya que después de su desmayo y el descubrimiento de su enfermedad sus padres mantuvieron sus salidas bastante limitadas en un intento por controlarlo.

Al principio, cuando lo vi pensé en abrazarlo y festejar con él, olvidarnos por un segundo de que no estaba descompuesto, pero entonces noté su rostro afligido y sus ojos vidriosos. La cosa se puso seria.

Ahora estamos en unas reposeras fuera de la casa de Thomas e intento sacarle algo de conversación.

—¿Has visto a Lucy? —pregunto.

—Se fue —murmura.

Observo sus brazos que están envueltos alrededor de su cintura.

Me levanto de la reposera frente a él para sentarme a su lado. Lo tomo de las manos y acaricio el dorso de su palma con gentileza.

—Oye, ¿Qué sucede? —murmuro, preocupada.

Sacude la cabeza—Yo... —cierra los ojos—. Estoy aterrado, rubia.

Un bloque de cemento se aloja justo encima de mi corazón—¿Qué? ¿Por qué? —enderezo mi postura—. ¿Estás teniendo algún problema? ¿Te duele el pecho? ¿Quieres que llame a alguien?

—No, no. Pero de todas formas tengo miedo —sacude su cabeza y luego sus ojos se clavan en mí—. ¿Voy a morir?

Un escalofrío me recorre—¡¿Qué?! ¡No! —espeto—. ¡Claro que no! 

—¿Cómo lo sabes? —pregunta. La desesperación es notable en su tono de voz—. ¡Prácticamente tengo el corazón de un anciano!

—No. Eso no es cierto.

—No voy a vivir nada, Fran. No sabemos cuánto me queda. No quiero morir. Tengo solo dieciséis años, rubia. Solo dieciséis —solloza.

—No digas eso —lo abrazo dejando que hunda su rostro en mi cuello. De repente, comienzo a sentir humedad en mi ropa y clavícula. Peino su cabello en un intento por calmarlo—. El doctor dijo que con las medicinas y los cuidados correctos todo estará bien.

—¿Por cuánto? —su voz suena amortiguada. Se aparta de mí y ver su rostro rojo y ojos mojados parte mi corazón—. ¿Eh? El doctor también dijo que mi enfermedad es de duración prolongada. O sea que hay más probabilidades de que tenga que vivir con esto toda mi puta vida y, ¿Cuánto tiempo de vida me queda de todos modos? ¿Será una vida la que voy a vivir durante todo este tiempo? —las lágrimas corren por todo su rostro y me obligo a no decaer. Aprieto sus manos—. No voy a vivir nada. Medicinas cada día, un cierto tipo de comida, nada de ejercicio, ninguna emoción brusca o intensa ¿Cómo demonios eso es vivir, rubia? No quiero solo respirar como un jodido debilucho. Y lo que es peor —susurra. Seca sus lágrimas en un vano intento—, trato de olvidar que estoy enfermo, pero todos a mi alrededor me cuidan tanto como si fuera un niño que es imposible olvidar que estoy con el corazón hecho mierda. Yo solo...—toma aire—, quiero estar bien.

La tristeza y el puro dolor que me causa verlo tan destrozado tensa todo mi cuerpo como si estuviera anticipando alguna mala noticia. Las lágrimas se acumulan en mis ojos cuando sus sollozos me hacen temblar penetrándome hasta el alma.

—Y lo estarás —le digo. Acaricio su espalda. Los huesos prominentes de su columna me dicen que no ha estado comiendo mucho—. Estamos aquí para ti. Y vas a vivir, te curarás. Tendrás los cuidados necesarios y te recuperarás. Eres fuerte —señalo. Parpadeo dejando caer las lágrimas que hacen que vea a un Mark todo borroso y desenfocado. Lo tomo de la barbilla para que vea la sinceridad en mis ojos—. Sobreviviste a una neumonía, te rompiste el brazo y a los meses ya estabas trepando arboles de nuevo. Eres invencible —rodeo su cintura y descanso—. De verdad. Este cuerpo —golpeo su pecho suavemente—, es de acero.

A Prueba De Ti [T#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora