(THOMAS MORGAN)NUEVE AÑOS DESPUÉS.
Cuando era niño, una vez deseé vivir lo suficiente como para enamorarme, encontrar el amor y tener una familia de verdad. Tal vez sea una idea ridícula para cualquier niño que no debería pensar en nada más que autos y juguetes, pero yo no era un niño cualquiera con una vida normal. No tenía padres normales. Eso lo resume todo. Mi madre se fue apenas dio a luz a mi hermano pequeño, y mi padre transmitió su ira y rencor en mí, hasta que un día explotó y la muerte casi me lleva. Yo no tenía familia, y mi padre, la persona que se supone debía cuidarme y amarme, me veía solamente como un saco de papas en el cual descargar sus emociones inestables.
Fue así cuando mi mayor sueño se convirtió en desear algo que nunca tuve.
Una familia.
Ese era uno de mis sueños más profundos y deseados.
Pero al crecer, ese sueño se desvaneció como humo en el viento. A medida que fui creciendo, la vida me obligó a convertirme en alguien duro para proteger las únicas piezas sanas que quedaban en mí.
Hasta esa tarde, donde la conocí.
A mi chica.
Mi rayo de sol.
Tal vez no lo supe en ese entonces, o no lo quise admitir al tener un corazón duro y herido, pero en lo profundo, sé que mi alma lo notó. Sintió que en verdad las almas gemelas existen y que las personas pueden confiar en otras sin miedo a ser heridas o traicionadas.
Sus manos al chocar conmigo lo dijeron. Sus manos angelicales y sanadoras al tocarme.
Recuerdo quedar embelesado ante tanta belleza y cabello dorado.
Pero recuerdo mucho más, que con el pasar de los meses de haberla conocido, como la gentileza y dulzura de su corazón tocó el mío y poco a poco fue cuidando las grietas en mí. Terminé de caer tan profundamente enamorado al ver su personalidad divertida y juguetona; ese carácter tan dulce, pero testarudo; y esa intención siempre amable y honesta.
Y ahora, años y años después, sigo tan, pero tan tonto y enamorado por toda su perfecta y endemoniadamente sexy persona.
Como en este preciso momento, cuando sale de la casa al patio trasero con su enorme barriga hinchada por nuestro próximo tercer niño en camino. Ahora, que cruza por el patio hasta la mesa para preparar todo para nuestra cena en familia por nuestro aniversario.
Nuestro sexto aniversario de casados.
Mi corazón se salta un latido al verla caminar hacia mí con una bandeja repleta de ensalada. Cierra la puerta corrediza de la casa, nuestra casa, y sonríe cuando me ve observándola, mi tarea de poner los platos y los cubiertos completamente olvidados.
—Ten cuidado, las moscas pueden tomar de hogar tu boca de tan abierta que la tienes.
—Hasta las moscas saben que mi boca tiene dueña —bromeo guiñándole un ojo—. No se atreven a entrar.
Pone los ojos en blanco, coloca la ensalada en el centro de la mesa—Deja de decir esas cosas frente a los niños —me reta—. Luego Elián me pregunta en privado lo que quieres decir y debo inventar cualquier tontería para que no sepa que su padre es un pervertido.
Termino de colocar los platos y volteo a verla. Lleva puesto un vestido rosa claro con un estampado de flores, y esas jodidas trenzas a los lados... nunca en todos los años juntos he dejado de volverme loco por sus peinados y ese rostro amable y que promete tantas cosas en la intimidad.
Finjo ver a los lados—No veo a ningún niño aquí —camino unos pasos hasta sentarme frente a ella y luego la arrastro hasta mi regazo—. Aprovechemos que esos mocosos no están, y dime cosas sucias, cariño. Sé que a ti te gusta decirlas también —deslizo mis manos hasta el borde de sus senos hinchados y grandes. Se le entrecorta el aliento—. No puedes esperar a que sea un chico bueno cuando te ves tan jodidamente caliente, rayo de sol.
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A Prueba De Ti [T#2]
RomanceNadie elige de quien enamorarse, porque créanme que, si así fuera, la mayoría elegiría a una persona diferente. Eso me sucedió con ella. No debía enamorarme, pero pasó y no pude evitarlo. Cuando la vi por primera vez, supe en ese mismo instante que...