☀️ (15) Ya se, piensa en tu abuela desnuda

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(THOMAS MORGAN)

Malditamente sea todo.

Sudor recorre mis sienes y apoyo la cabeza contra la pared, sentado encima del retrete.

Inhala, exhala.

Cierro mis ojos y trato de llevar mi mente a otros recuerdos. Pienso en Daniel, en mi padre, y en mis padres adoptivos. Incluso pienso en mis clientas para sentir asco y rechazo.

Pero nada.

Pienso tres segundos en Daniel, y luego se mete Francesca en traje de baño, pienso en los golpes de mi padre, pero desaparecen rápidamente al recuerdo de una Francesca toda mojada y molesta. Ni siquiera llego a imaginarme del todo a mis clientas, y la erección que tengo duele aún más ante la sensación que me causó ver a Francesca pasando sus manos por su piel mojada y recorriendo la piel clara de sus pechos en un intento estúpido por secarse.

¿Acaso es tonta? ¿Cómo piensa secar su cuerpo sexy y mojado con sus manos delicadas pero también mojadas? Eso no tiene sentido.

Estiro la tela de mi short corto de baño junto con el bóxer en un intento de acomodarlo y que tenga espacio pero nada.

Demonios, tenía que ver eso y tener una erección, maldita sea.

Ya no tengo quince años.

Masajeo el puente de mi nariz con una mano y trato de calmar mi respiración.

Verla allí hablando con Rebecca me puso los pelos de punta, pero no más que ver a Matt alzar a Francesca y jugar con ella alrededor de la piscina. Pase de estar preocupado, a tener celos como loco.

Pero todo se esfumo cuando salió de la pileta, empapada, con perlas de agua sobre su rostro y piel descubierta y sus mini shorts pegados a su trasero y muslos, amoldándose a su sexy cuerpo.

Eso fue el infierno y el cielo al mismo tiempo.

Es un ángel caído que vino para mostrarme lo que deseo y no puedo tener.

Ahora tengo una erección gracias a mi rayo de sol y no puedo deshacerlo.

Podría masturbarme en el baño, no es como si no lo hubiera hecho muchas veces, pero algo acerca de hacerlo en un baño de un parque acuático rodeado de niños y personas fuera, no se ve convincente.

Escucho que la puerta se abre y unos pasos hacen que me tense.

—¿Thomas? ¿Estás aquí? —la voz de Matías resuena por todo el baño.

Cierro los ojos y aspiro.

—S-si.

—¿Estas bien? Suenas extraño —dice acercándose a la puerta de la cabina en la que estoy.

Debió de ver mis pies, que están estirados por completo para así darle más espacio a mi entrepierna.

—Ajam —contesto.

La erección aun duele pero está descendiendo.

Entonces veo que se pone de puntillas por debajo de la puerta y unas manos se prenden de la parte de arriba. Antes de reaccionar, la cabeza de Matías sobresale por encima de la cabina.

Me observa de pies a cabeza y una sonrisa de oreja a oreja se le forma cuando ve mis boxers abultados y parte de mi bermuda hecha hacia un lado.

—Oh, hombre, eres un pervertido —se burla—. ¿Quién fue la desafortunada?

—No molestes —agrego y pateo la puerta para que se caiga pero no se inmuta.

—Lo entiendo, hay muchos traseros ricos aquí, ¿pero sabes porque te pasa esto? —dice con sorna. Oh, aquí viene...—. Porque no has tenido sexo en mucho tiempo, yo en cambio, he tenido sexo con Sabrina hace unos buenos cuarenta minutos y mi polla está descansando. Se siente taaaan bieeen —alarga las últimas palabras.

A Prueba De Ti [T#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora