capítulo 31

438 67 9
                                    

El final y el principio. Primera parte:

Darien:

* estás seguro? Insisto en que no es necesario hacer eso para ganarse mi confianza. No se trata de...

Nuevamente me interrumpe.

* es justo y necesario... Así te animarás a abrirte conmigo. Y quién sabe, pero a lo mejor puedo lograr que tú y esa mujer vuelvan por el bien de su hija... Te gustaría que charlemos en la sala de juntas?

Como esto iba en serio, no tuve de otra más que asentir y fuimos a la sala para que nadie escuchara. Me senté y Jedite lo hizo también pero del otro lado de la mesa de caoba, para estar frente a frente. Respiró como si pensara por dónde comenzar, y luego apoyó los codos en la mesa, entrelazó los dedos formando un puño y lo llevó a su mentón mientras miraba hacia la nada. Como si recordara.

* Darien... no hace falta contar como me formé en lo laboral, pues eso ya te lo conté la otra vez... En esta ocasión te contaré mi lado más íntimo. Mi lado más humano, por decirlo así.

Sin saber qué decir, asentí aunque ni siquiera me estaba mirando. Pasaron otros segundos, y volvió a suspirar...

* yo no soy el hombre intachable que seguro tú crees, igual como toda la gente de este país debe creerme. Yo... en mi juventud fui un desgraciado, y justo con dos mujeres que no lo merecían y a la cual a una de ellas la consideré el amor de mi vida.

* señor, creo que...

* espera, Darien. Deja que te cuente esto. Déjame desahogar contigo, por favor... Al final eres libre de decirme lo que quieras.

Me miró a los ojos y esta vez lo sentí vulnerable. Lo sentí más humano, como él mismo dijo...

* verás, yo al poco tiempo de perder a mi madre, me refugié en una novia que era originaría de este país. Ella también había perdido a alguien. A sus padres que eran lo único que tenía. Ella, para curar heridas, se mudó a mi ciudad natal y allá la conocí. Allá sucedió todo... Entre ambos curamos nuestro dolor. Y te juro que yo la amé! De verdad que amé a esa mujer... Sin hacer el cuento largo, ambos queríamos una vida juntos, y nos comprometimos, pero...

Volvió a perder la mirada, y continuó.

* pero justo cuando faltaban pocos meses para la boda, me dijo que sospechaba que estaba embarazada. Aquí debo señalar que, en ese tiempo, yo para nada quería ser padre. En ninguno de mis planes estaba tener familia, y ella lo sabía bien, pues se lo dejé claro desde el principio. Yo lo que quería era bajarle el mundo a sus pies, tener aventuras por todo el continente. En fin. Tú entiendes.

* era natural, eras muy joven para hacerte de hijos.

* sí, pero ese no era el verdadero motivo, Darien... Más bien, yo le temía a la paternidad porque no creía que fuera capaz de amar a un hijo... Mi padre me educó de una manera en la que nunca me hizo sentir su cariño. Nunca que recuerde me abrazó, ni nada de esas cursilerías, como él le llamaba. Según mi padre, el amor y el cariño hacia los hijos solo sirven para hacerlos débiles. Como comprenderás, obviamente yo no quería eso para mi futura descendencia. Por lo tanto, estaba negado a tener hijos.

Me incliné recargando los codos en la mesa, prestándole absolutamente toda mi atención. Aún no veía porque eso lo convierte en un desgraciado.

* volviendo a mi ex-prometida, cuando me dijo eso del posible embarazo, yo enfurecí y no medí mi lengua. Le grité diciendo que seguro todo lo planeó para algún fin sucio, etcétera. Discutimos y luego me fui a alcoholizar para tratar de pensar qué hacer, pero eso solo lo empeoró porque al regresar a casa, en mi estado intoxicado, le pedí que de ser verdad que estaba embarazada, lo abortara. Ella se horrorizó obviamente, y claro que se negó. Ahí la volví a juzgar mal y las cosas se pusieron feas. No le levanté la mano, pero sí la herí profundamente... Unos días después, confirmó su estado, y yo de estúpido, volví a pedirle que abortara. Incluso le di dinero, importandome poco que ella también nadaba en dinero.

Caminos Inesperados 🌛🌜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora