capítulo 3

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El final y principio de un nuevo comienzo. Parte 1:

Darien:

Lo que inicié como un simple juego de besos castos, se volvió algo más apasionante y se volteó en mi contra pues ya no podía parar de besarla. Serena despertaba muchas cosas en mí. Una de ellas, mi instinto animal.

No sé bien si es algo nuevo en mí. Es la maternidad que la volvió más irresistible, o es porque sé que no puedo tenerla como antes, pero fuera lo que fuera, la deseaba con locura.

Justo cuando mis manos comenzaron a subir de tono al deslizarse dentro de su vestido, Serena me quitó de su lado y se levantó de la cama...

* Darien! Ya te dije que eso no volverá a pasar! Una cosa son los besos, pero otra muy distinta que volvamos a tener intimidad.

Se arregla el vestido, y se acerca a la cuna a mirar a nuestros hijos.

* perdón, Serena... Pero es que no puedo evitar sentir lo que provocas en mí. Si no fuera por la cuarentena y porque te di mi promesa, esta noche no te dejaría salir de la cama.

Noto como sus hombros se tensaron tras esas palabras, pero no dijo nada.

Me levanto lentamente, me acerco a ella y beso su cuello al mismo tiempo que hago de lado su cabello el cual ya está todo suelto.

* me sigues encantado como el primer día.

* Darien! Sí no te comportas, y dejas de decir esas cosas, tendré que hacerte salir de aquí por la fuerza. Ya no estoy embarazada. Ya puedo correr y hacer los esfuerzos que yo quiera.

Me amenaza y yo rio.

* ni tanto, pequeña. Estás convaleciente todavía.

* retame.

* jajaja en serio Serena? En serio quieres comenzar otra vez con ese juego?

Toco su cintura para darle cosquillas y ella grita ocasionando que Dafirot vuelva a llorar.

* ves lo que provocas? Sal de aquí Darien! O no responderé de mí.

No quería, pero como no quiero que se enfade en serio, salgo de la habitación para irme a refrescar el rostro...

Estaba terminando de secarme, cuando escucho un sonido que si no mal recuerdo, es la melodía de su caja musical. Segundos después, su bella voz comienza a tararear una canción que no creo conocer...

Nunca la había oído cantar. Su voz de por sí es melodiosa, pero el oírla tararear así, me daba la impresión de estar escuchado a un ángel!

A pasos lentos me dirijo de nuevo a su habitación, para encontrarme a Serena sentada en la mecedora y con mis ambos hijos en cada brazo.

Mil pensamientos lindos y sensaciones cálidas me embargan al verla así; meciéndose despacio mientras tararea, y mis dos hermosos hijos tan tranquilos, con sus ojos queriéndose cerrar...

Me recargo en el marco de la puerta, y me quedo ahí, en silencio para no perturbar este bello momento...

*
( un rato después )
*

* es en serio Darien, debes irte. A mí tampoco me gusta que debas marcharte así, teniendo que dejar a tus hijos como si no fueran tuyos, pero alguien más te espera, y yo sé bien que ese alguien es muy peligroso si se le hace enfadar.

Son casi las 11 de la noche, y yo debo volver a casa con ese castigo de mujer llamada Neherenia.
No es secreto que prefiero estar aquí, con ellos tres, pero no solo es eso. Tengo una sensación rara en el pecho, como una inquietud y no sé porque.

Caminos Inesperados 🌛🌜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora