Capítulo 48

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Un intento más:

Serena:

* entonces es un hecho, señorita; en cuanto firme el contrato, con el respectivo anticipo, podrá habitar la casa en el momento que desee.

* perfecto. Entonces, esta tarde la veo en donde quedamos. Gracias!

Corto la comunicación y suspiro emocionada. Por fin encontré un lugar propio para vivir. Es muy agradable estar hospedada con mi prima y Taiki, pero ellos necesitan su privacidad. Son una pareja joven, que necesita demostrarse su amor y, conmigo aquí, creo que se les ha complicado.

Exhalo lentamente, arreglándome el flequillo delante del espejo. Mientras lo hago, pienso en que nunca imaginé que mi regreso a México, le traería muchos problemas a mi hija. Debido a los asuntos que solo nos confieren a Darien y a mí, la pasamos a perjudicar, al grado de que hasta Darien casi abandona su departamento, hace unos días atrás, creyendo que serviría de algo.

De solo recordar la carita llorosa que mi hija tuvo ese día, se me vuelve a romper el corazón! Nunca fue mi intención que ella se viera afectada y Dios sabe que no miento, pero a Darien y a mí se nos escapó todo de entre las manos.
Afortunadamente mi niña ya está bien, y ya nada la perturba a ella, según me han contado. Hice bien al irme de ahí, cosa que debí tener en cuenta desde antes de aceptar quedarme a vivir con Darien. Pero en qué pensábamos al creer que podíamos ser una familia unida, así nada más, si ni siquiera pensarlo a fondo? Luego de todo, yo solo era una intrusa en sus vidas, lo queramos ver o no! Y lo justo era que yo me saliera, para que Naiku tuviera paz. Para que encontrara tranquilidad.

No sé sí Darien también lo esté, pues aunque suene feo, mi hija es quien me preocupaba más. Quien más me interesaba que estuviera bien, y fuera nuevamente esa pequeña adorable que disfruté muy poco en la mansión... Aún los he visto, solo que de lejos, para darles tiempo. Para que la situación entre los tres se enfríe, y así en su momento lo podamos discutir como gente civilizada.
No funcionó viviendo con ellos, y no porque no lo intentara, sino porque mi presencia solo le provocaba estrés a mi hija, y como consecuencia, también a Darien, por no saber de qué lado ponerse. Creo que eso fue lo que hizo que la situación llegara a esos extremos, o quizás es lo que yo quiero pensar. No lo sé. Pero igual funcionó que me fuera, y espero que siga así.

Mis abuelos no saben nada de esto, porque no los quise preocupar. Ya suficiente tienen con lo que su hija les hizo, como para que yo también les lleve más angustias; definitivamente ya no están en edad, y también, por mi parte me he jurado que jamás les volveré a causar motivos para que no estén tranquilos. En todas las llamadas que les hago, siempre finjo que estoy bien, que no me pasa nada con mi pequeña, ni mucho menos me afecta lo que les hizo esa mujer. Y ya que toco ese tema, de mi madre y yo, he decidido olvidarlo para siempre, y no volver jamás a pronunciar el nombre de la mujer que me dio la vida. He llegado a una etapa de mi existencia, en la que ya no necesito la presencia ni la opinión buena o mala de esa mujer fría y cruel. Si tanto me odia y no quiere verme, entonces yo también haré lo mismo.

Desde el día en que decidió irse así nada más, sin importarle nadie más que a ella misma, ese día dejó de ser mi madre, si es que se le puede llamar así. Porque, para llamarse madre, se necesitan hacer muchas cosas, además de solo traerte al mundo y, ella por mí no ha hecho nada. Ahora mi única madre es Luna, y también Kakyuu. Esas mujeres tienen todo mi respeto, admiración, y ellas sí merecen que las nombre así. Por eso, ese tema queda totalmente enterrado para siempre, y nadie me hará cambiar de parecer; se le acabó la hija tonta que se dejaba humillar e intentaba arreglar la relación...

Me alejo del espejo, y comienzo a guardar la poca ropa que ya había acomodado en el closet. En ese segundo, a lo lejos se escucha la puerta principal abrirse, y luego unos ruidos de tacones.

Caminos Inesperados 🌛🌜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora