Caminos Inesperados 🌛🌜

capítulo 32

El final y el principio. Parte dos:

Celeste:

Mis ojos se abrieron lentamente. Ya era de día, y por increíble que pareciera, el sol al fin había aparecido para derretir la nieve. El ventanal me dejaba saberlo.
La mañana me pareció que pintaría perfecta, hasta que algo extraño comencé a sentir. En cuanto estiré las piernas y los brazos, mi cuerpo se sintió adolorido. Se me hizo tan extraño, que me incorporé y ahí sentí como si mi mundo se me hubiera caído encima! Me encontraba completamente desnuda!

No, no, no, no!!!! Cómo sucedió esto?

Aterrada, volteé a mirar a Diamante. Él estaba acostado boca abajo, y la sábana solo lo cubría de la cintura para abajo. No me atreví a mirar si él también se encontraba completamente desnudo bajo la sábana, pues eso era más que evidente.

Aún más aterrorizada, me enrolle en una de las sábanas. Intenté buscar mi ropa, pero no la veía por ningún lado. Entré al cuarto de baño, y corrí a lavarme la cara. Quizá esto era un sueño. Debía serlo!

Al terminar, ahí seguía yo; desnuda bajo la sábana, y mi reflejo mostrando a una Celeste confundida, con el maquillaje todavía en el rostro, muy corrido, y mi cabello alborotado. Mi pecho subía y bajaba rápido.
No! No pude tener intimidad con Diamante... Ni siquiera sé cómo sucedió!!!

Cierro los ojos y trato de hacer memoria. Lo último que recuerdo, es que el vino estaba delicioso y pedí una cuarta copa. Después, me sentía muy alegre. Muy desinhibida. Le pedí a Diamante que bailáramos y luego estábamos tirados en el sofá, besándonos. Me comencé a sentir rara, como mareada, pero no dije nada y dejé que Diamante me siguiera besando, pero luego nada! Ahí se nubla mi mente!

Qué sucedió? Diamante me tomó por la fuerza, aprovechando mi estado? No! Él sería incapaz!

Volví a mirarme al espejo. No sabía qué hacer. Mis manos temblaban, mi cuerpo dolía, y mi cabeza ya amenazaba con una jaqueca. Caí sentada en el suelo, abracé mis piernas en posición fetal, y ahí estuve tratando de obligarme a recordar algo...

* se supone que aún no estaba preparada para dar ese paso, y lo terminé haciendo!

Susurré, a la vez que dos lágrimas escaparon de mis ojos. Procesar que de nuevo mi cuerpo fue tomado y yo ni siquiera lo recuerdo, me hacía sentir sucia, con culpa y ultrajada. No importa que fue con Diamante, aún así mi cuerpo y mente no estaban preparados...

Al no poder conseguir recordar nada, me levanté y regresé a la habitación. Diamante ya estaba levantado y terminándose de vestir. De inmediato decidí preguntarle qué pasó.

* Diamante...

No volteó. Seguía mirando hacia el ventanal, mientras se ponía una sudadera.

* Diamante, me quieres explicar qué sucedió anoche? No puedo recordar nada. Por qué estoy así, sin...

* debo salir a correr. Te sugiero vestirte; te pedí un taxi y ya no debe tardar.

Sin mirarme, se giró y ya se iba pero lo detuve del brazo, con la otra mano libre que no sujetaba la sábana. Estaba demasiado aterrada para quedarme sin respuestas, y también me había ofendido con haberme respondido solo eso.

* no te irás de aquí hasta que me expliques que pasó! Sabías que no estaba preparaba para esto! Por qué me tomaste, Diamante?!!!

Levanté la voz, casi histérica y él ni se inmutó.

* eso no fue lo que dijiste anoche. Es más, hasta me rogaste para que te correspondiera. Para que me acostara contigo.

Mi corazón se partió, por como dijo eso último. Mi dignidad como mujer se vio insultada.