capítulo 14

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Déjá vu:

Celeste:

Luego de tres horas, al fin llegamos pero todavía tenemos que caminar un buen tramo ya que no había ni un solo lugar para estacionarnos y tuvimos que hacerlo bastante lejos. El camino de estas calles está un poco lleno de piedras, lo que dificulta caminar deprisa y aún más para mí que se me ocurrió traer tacones altos.

Gilberto* Celeste! Traiga más deprisa su trasero para acá! Vamos a demorar un siglo!

Celeste* eso trato! No es mi culpa que haya tantas piedras!

Petirol* pero amiga, solo a ti se te ocurre venir en tacones y vestida así! Es que no conoces los jeans y tenis?

Todos se ríen y no paran hasta que por fin llegamos.

Gilberto* cada que veo esta vaina, me dan nervios! Es un milagro que no se haya derrumbado ya!

Jimmy* lo más triste es que es el único ancianato más cercano. Si tuvieran que evacuar de emergencia, no tendrían a donde ir a refugiarse.

Nezu* es muy injusto que lugares así haya muy pocos y los únicos sean en zonas pobres.

Macarena* eso es por culpa de quienes les avergüenza esta clase de lugares. Les mancha su bonita vista y por eso en su lugar construyen centros comerciales, boutiques, cines, ect. Su frivolidad los enceguece.

Celeste* y por qué lo dices mirándome de esa manera?

Macarena* porque por ustedes lo dije! Si Jedite Aino fuera tan buena persona como presumen, él mismo se hubiera encargado de este lugar hace mucho.

Petirol* se te olvida que él está financiando la construcción? Ya parale con tus comentarios fuera de lugar. Celeste es muy noble como para ponerte en tu sitio pero nosotros no, y si continúas así, te sacaremos del proyecto y entonces sí que se verá manchado tu historial!

Macarena* ustedes no serían capaces! Además, a ti ni siquiera te eligieron para ser parte del equipo, como para que sugieras eso! Sí estás aquí, es solo porque el profesor te tuvo lástima y por eso te permite presenciar nuestro trabajo. Para que no te sientas más inferior de lo que ya eres.

Profesor* hey! Chicos, chicos! De nuevo en ese plan? Miren, no sé porque se la viven discutiendo pero olviden eso al menos mientras estamos aquí. El director del asilo ahí viene.

Harris* hola! Mis jóvenes arquitectos! Me alegra que por fin llegaron.

El señor Harris es un hombre de cuarenta años muy alegre. Este asilo se lo dejó su padre que ahora descansa en paz. Ha pasado de generación en generación, o eso nos contó cuando nos presentaron por primera vez.

Luego de varios apretones de manos, nos pide pasar para ponernos manos a la obra.
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Las horas transcurrían, y mientras discutíamos las nuevas ideas que plasmamos en los planos cada uno, me es inevitable mirar de vez en cuando a los abuelitos. Se me hacen muy tiernos y no sé porqué en mi corazón se siente un hueco. Una sensación como de nostalgia o algo así...

Una mujer de cabellos negros y ojos color miel, captó mi atención más que los demás abuelitos. Ella está sentada en una pequeña mesa con una amiga. Quizás. Ambas jugando cartas.
No sé cómo, pero sin sentirlo me fui acercando a ellas.

La mujer morena, con una sonrisa tierna y en sus ojos un rastro de tristeza, me miró fijamente a los ojos y entonces algo extraño ocurrió!

En mi cabeza llegó una imagen muy vívida de una mujer parecida a ella, solo que con lentes y su cabello más largo y ondulado. Y no solo eso, yo también estaba ahí! sostenía un espejo de mano para ver como ella me peinaba.

Caminos Inesperados 🌛🌜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora