final de temporada

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Cuando hay amor, hay esperanza:

Serena:

Tres horas después...

Mis ojos adormilados se abren lentamente, y que hermoso despertar tengo cuando lo primero que veo, es a Darien junto con sus dos hijas. Él está sentado en el sillón que se ubica detrás del ventanal de la habitación, y mi princesa está a su lado, ambos mirando a la nueva integrante de nuestra propia familia...

Mi Dios! Que bella imagen ven mis ojos! Tan bella que me es inevitable derramar lágrimas que rápidamente bajan a mis sienes. Acaso puedo ser más feliz?

Naiku* está dormida, papá? O es solo que no puede abrir los ojos?

Darien* está dormida, mi princesita. De lo contrario, ya estaría llorando; algo me dice que será igual que tu mami...

Ambos ríen bajito. Aún no se percatan que he despertado. Yo quiero soltarme a reír o decir algo, pero no puedo porque en primera: siento que mi cuerpo está molido. Y en segunda: no quiero dejar de mirarlos así. Son una magnífica e indescriptible fotografía que nunca olvidaré. Me llenan de dicha, y me hacen pensar otra vez que todo valió la pena, y seguirá valiendo...

Si me hubieran dicho en el pasado que así de feliz me sentiría, mirando tan bella imagen, no lo hubiera creído. Pasaron tantas cosas! No solo lo de Neherenia nos puso a prueba. Después de que Darien me diera esa inesperada sorpresa, un par de meses después nos llegó una noticia que puso a prueba nuestra madurez y fuerzas. Ya sin mencionar mi enfermedad, y todo lo que me rodeó para nuevamente hacerme volver a la oscuridad.

Pero, esta vez fuimos fuertes, maduros, y se puede decir que listos. También, en parte nuestros psicólogos fueron de mucha ayuda, para hacernos ver las cosas con diferente perspectiva. Sí, he dicho psicólogos en plural; Darien y yo decidimos tomar terapia cada quien por separado, y después grupal, incluida nuestra hija. Nos hacía mucha falta, porque traíamos muchos traumas encima. El secuestro tuvo secuelas en nosotros tiempo después. Creo que, de no haberla tomado, Darien y yo seguiríamos en las mismas. Siempre haciéndonos daño mutuamente, ya fuera con nuestro silencio, o con nuestra terquedad...

La relación con mi hija mejoró gracias a mi embarazo, y porque encontré algo con qué lograr que le divirtiera estar conmigo y tuviéramos en común. Bueno, casi en común. Resulta que, se me ocurrió enseñarle a mi hija lo poco que había aprendido en las clases de ballet, antes de dejar el curso. A mi niña le encantó! Y a diario quería que le diera lecciones sobre ballet. Yo encantada le enseñé todo lo que pude, hasta que mi barriga embarazada me lo permitió, junto con mi estado de salud. Gracias a eso, pudimos entablar una sana y bonita convivencia como madre e hija. Y claro, también mi embarazo ayudó como ya dije, porque mi pequeña Naiku se moría por tener cara a cara a su hermano/a. En ese tiempo no sabíamos qué sería, porque quería que fuera sorpresa.

Nuestra princesa nunca supo la confusión que hubo sobre la paternidad de Darien con mi Usagi. A Darien se lo hice saber ese mismo día que me dio la sorpresa en el cine, pues me había jurado nunca más ocultarle su derecho a conocer a su hijo. Y con eso, también le hice saber todo lo que Diamante Black me confesó en su correo electrónico. Tiempo después quise mostrárselo, pero no fue necesario porque Darien no dudó de mí. Dijo que no necesitaba ninguna prueba para creerme.

Cuando se lo dije, Darien no lo podía creer, en el sentido en que fue un shock para él escuchar tantos enredos. Y cuando lo asimiló, se insultó a si mismo por casi toda una semana, porque por poco abandona y pierde a otro hijo. Fue todo un drama, pero gracias al cielo todo quedó en su lugar. Todos los malentendidos se esfumaron, y dejaron de asfixiarnos...

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