capítulo 36

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Cuando dos almas se reconocen:

Darien:

Desde que conocí a Serena, me dije que nunca habría alguien parecida a ella en su manera de besar y en la ternura y afecto que me transmitía al hacerlo. Y así fue hasta el día de hoy... No sé qué demonios me está ocurriendo con esta mujer desconocida, que no puedo despegarme de ella y no puedo creer que nos estemos besando así, y aquí; bajo la oscura noche como si fuésemos dos enamorados de muchos años. Hace bastante tiempo que nadie me transmitía lo que esta mujer está logrando. Pudo curar mi atormentada alma con tan solo ese beso. Y ahora, estoy deseando más de ella. Me vuelve loco y deseo más que estos apasionantes besos.

Sé que es una tremenda estupidez lo que estoy haciendo y pensando, pues se supone que ya había escarmentado, y también, dicho miles de veces que ninguna mujer me volvería a interesar. Pero, simple y sencillamente, no puedo parar ni pensar en otra cosa en estos momentos. Mi cordura, mi sensatez, y mi razonamiento me han abandonado por completo...

Con todo ese lío en mi cabeza, suelto sus labios para poderla dejar respirar, y bajo a su mentón. Está jadeando y sigue aferrada a mi ropa, como si temiera caer. Parece que tampoco ella puede razonar y desea lo mismo que yo... Por Dios! Su cuello y cabello huelen tan delicioso! Como a jazmines; mis sentidos se vuelven locos por completo.
Debido a esto, la guío sin separarnos hasta llegar a una columna, y allí la apoyo para continuar besándola. Ahí estuvimos por no sé cuantos minutos o segundos, hasta que la sentí temblar, solo que no supe si era de frío o por mí... Me separé unos centímetros de su rostro y miré sus hermosos ojos grises. Brillaban aún con la poca luz que se colaba por un ventanal del salón. Todo era un escándalo de música allí dentro, pero aquí, el único ruido era el de nuestras respiraciones agitadas...

* te han dicho lo hermosa que eres?

Dije como si pudiera entender lo que decía. No dejaba de olvidar que no habla español y eso me frustra un poco pues su timbre de voz es precioso y me encantaría oír en mi idioma todo lo que debe estar pensando...
Ella, una vez que pudo respirar bien, se separó de la columna. Creí que se iría, e iba a impedírselo pero no fue así. Sólo tomó mi mano, dándome a entender que la siguiera.

* vieni, unisciti a me.

* a dónde vamos?

* vieni con me...

Corrimos de vuelta al salón pero nos fuimos por la parte menos transitada.

* veloce, veloce!

Eso sí lo comprendí y reí. Cuál era la prisa?

Subimos unas escaleras dejando a todas esas personas que ni nos notaron. No sé que quería mostrarme ahora, con tanta emoción y aquí adentro, en donde ya son los territorios del hotel, pero no me importó. Así como tampoco me importó el que Setsuna me llegara a buscar; ahora mismo no soy yo, y solo estoy pensando en lo que siento por esta mujer o jovencita. Es difícil calcular su edad, debido al antifaz. Está claro que no es menor de 18, pues su cuerpo me lo deja claro. Y eso es un alivio...

Después de recorrer por un largo pasillo, llegamos a los ascensores y ella llamó al más cercano. Mientras lo esperábamos, no dejaba de mirarla. Era tan hermosa y me despertaba tantas cosas que, si no fuera porque aquí nos podrían ver, la tomaría en mis brazos y la haría mía. No lo hice afuera, y no porque no quisiera, sino porque no era el lugar apropiado, y debo estar 100% seguro que ella también lo desea.

El ascensor se abrió haciendo un sonido, y al entrar, ya no pude controlarme más. La abracé por detrás, enrollando los brazos al rededor de su cintura y la besé sin importar que su cabello se interponía. Ella dio un gritito y rió. No se reusó, y en su lugar, alargó un brazo para acariciar mi rostro, y alcancé a ver que oprimió unos botones del ascensor con su otra mano. Luego, se giró para estar cara a cara, y yo acorrale su rostro con mis manos para besarla con desesperación. Me pegué a su cuerpo, quedando ambos recargados en la esquina del ascensor. No había duda, ella estaba dispuesta a corresponder lo que quería...
Estaba a nada de llegar a su escote, cuando el ascensor abrió sus puertas. Me separó de su cuerpo y tomó mi mano nuevamente.

Caminos Inesperados 🌛🌜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora