El aviso, para todos los conocidos de ambos amigos, les afectó; sabían lo que ella quería regresar a la escuela sin que la destruyeran, la busquen y demás.
Abandonaron la sala, las despedidas son difíciles, lograron articular «Hasta luego.» Se les veía una cara de tristeza, pues ya no iba a estar con ellos, tuvieron su última plática; antes de irse les dijo que los vendría a visitar. Se despidió dándoles un abrazo a cada uno.Para tenerles un regalo de disculpa a sus parientes, Faty le preguntó a su papá que es lo que le habían dado hace unos días.
—Las llaves de un auto —respondió el padre.
—¿Quieres ver ése auto? —sonrió de oreja a oreja.
—Te regalaron un auto y, al menos, ¿sabes manejar? —Faty asiente.
—Siendo sincera, lo he utilizado muy poco.
—Debes estar bromeando, ni yo tengo licencia —cruza los brazos.
—No te preocupes, un día puedes sacarla.
—Enséñanos el auto —rendido el padre, acompaña a su hija.
—¿Les parece si lo vemos desde del otro lado para que vayamos directo a casa? —ellos asienten.
Los demás miraban con sorpresa lo experimentada que era al manejar un auto, interrumpía bodas y era una luchadora.
Abrió el portal para regresar al otro mundo, Faty apretó un botón para atraer el auto, este apareció de otra ventana. Traspasaron éste marchando a sus vidas ordinarias, antes borrar rastro de lo que vieron hace unos días.Christian se iría también, sus papás y hermana se alegraron —aunque ellos ya vivían en BYL—; cuando se separó de Faty para llevarlos a su casa, él tuvo que hacer entrar los en razón para que vieran el lado positivo de estar en su mundo original y que no estaban solos. Tuvieron muchas dudas y lo querían mucho; su hijo estaba creciendo, tenía que empezar a seleccionar las cosas que le convenían y ver que quería para su futuro. Lo acompañarían a cualquier parte que vaya. El hijo mayor tenía muchas ganas de alojarse en la casa en donde creció, les comentó a sus padres y se negaron en un principio porque BYL tenía oportunidades asombrosas que en el otro mundo no, por eso, se iba a buscar a Tom; el afecto que tiene en él es infinito: su mejor amigo.
Se despidió, la ventana hacia una vida normal aguarda, lo atraviesan y se cerró automáticamente. Al aterrizar, hablaron mientras ordenaban pizza de cena.Sorprendentemente los adultos se encontraban atentos a las acciones de sus hijos, enterados de lo capaces que eran y la elección tomada por ellos, parecería que no es otro sueño. La familia paterna de Faty se interesaba en su pasado; ella dudaba, pues en ocasiones después de la gran batalla con el rey Karl, empezaron a pegar notas de que se iban a viajes y que podría sola contra cualquier cosa. Aun así siguió la corriente y les contó un poco.
Al inicio de semana se pusieron a hacer el papeleo para oficialmente estar inscritos —Christian tuvo un proceso más largo—. Las actividades eran normales, suerte que había maestros que les enseñaban en sus tiempos libre —Ruki, Reiji, Kanato, Subaru, entre otros de los hermanos de los mismos—.
—Respira. Nadie se acuerda de la boda de Black, además, estoy contigo —la mira a los ojos.
—Estás en diferente salón —recordó. El moreno, rodó los ojos, encaminándose a la puerta de una oficina—. Espera —voltea a los lados.
—¿Qué pasa?
Le contó sobre risotadas que se oían alejadas, Christian negó la existencia de dichas risas. Entonces, continuaron hasta la oficina de la prefecta.
—Buenos días, nos permite pasar —asomó la cabeza por la puerta.
—Tomen asiento en algún lugar mientras, voy por el sub-director —se va.
Se formó un silencio. Al rato, la señora trajo a susodicha autoridad; se aclaró el sistema que manejaba la institución. Cada quien se fue por su lado. Sí era cierto que las matemáticas se les dificultaba. Pero alzando la mano, resolvían dudas; pero no se les daba bien. Fátima volvió con sus amigos, eso significaba que vería a J —antiguo pretendiente—, pensaba que esta vez podría conversar con él sin agachar la cabeza y ser tímida.
Esa noche, a Fátima la despertaron risotadas como le había dicho a su amigo. Ingeniándoselas para no despabilar a nadie y obtener respuestas, sacó materia oscura, esta se esparcía en el recinto; vibras espeluznantes y una imagen de la cara de un payaso pintado de blanco, abría su cavidad bucal, dientes amarillentos y puntiagudos dispersados, sobresalen. Le permitió dormir el Cubo Perfecto alrededor de su cama.
A la mañana, comenzó a escuchar voces que sólo balbuceaban. Pronto su paranoia evolucionó; la mandaron a traer unos papeles, en el transcurso hacia dirección, le recorrió un escalofrió. Lo llegó a apreciar: alto, delgado, que aparentaba ser un payaso. Regresó al aula apresurada.—¿Te sientes bien? —Faty no respondió—. A cada rato ves la ventana.
—Es para olvidar que me desvelé por hacer la tarea, sí, eso —se acomodó en la silla—. ¿Quieres charlar de lo que sea?
—¿Viste la serie que nos recomendaron ayer?
Raúl y Leslie la distrajeron del episodio delirante, durante ese día no hubo más señales de aquel ser.
Posteriormente, el payaso le mostraría escenas que la mente de la chica no aguantaba. Harta, trató con sus habilidades enfrentarse a la Cosa, pero el esfuerzo la mareaba. Cosa se transformaba en lo que se le ocurriera de inmediato, jugaba y cuando le daba chance decía que la llevaría a reiniciar sus miedos. Ella lo retaba «No me intimidas, provócame y saldrás hecho cenizas de aquí.» El payaso perfectamente entendía que se refería al Modo Asalto. Le comentó a su invocador lo sucedido. Él ya ideó un plan.
ESTÁS LEYENDO
Break The Limit: Pesadilla Final En Edición
RandomConectando... Un sueño más... «Si vuelvo, pediré que recuperemos esos momentos en los que no estabas aquí.» Karl Sakamaki planea llevar a Fátima a otro mundo, en un movimiento desesperado, para reiniciarle la memoria. Al darse cuanta, Christian...