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Felicia desde hace unos días se decidió avanzar y no enojarse por tener a Faty a su lado. Lo que le preocupaba es que si perdía el control, muchos pagarían las consecuencias de la transformación. Tomó su cabello a casi arrancárselo. Vagaba por el largo bosque hasta que percibió una presencia conocida y de gran influencia en ella; a toda velocidad iba al sitio donde se sentía con mayor frecuencia.

—Tú —menciona a palabras inaudibles. 

Frente a las puertas del primer castillo se encontraba, con inseguridad de que el destino juegue. Da pasos cortos, inspeccionando el recinto.

—!Al fin te encontramos¡ —exclaman dos personas.

Guiada por las voces, se encaminó hasta allá. Se esperaba que buscaran a Subaru, pero al ver a las personas frente a ella; las lagrimas no tardaron en escaparse de sus ojos. A causa de esto, un sollozo se le escapó y con eso, captar la atención del grupo.

—Felicia —pronunció Subaru, aproximándose.

Esta no dejaba que se acercara, retrocedió.

—P-podrías a-a-acompañarme afuera —giró sobre sus talones y camino en dirección a la salida.  

[Ya en el lugar]

Con las mangas de la ropa, se limpio los restos de las gotas que aun caían.

—Ya puedes dejar de chillar —habló la persona detrás de ella con un tono calmado.   
—Cómo pretendes que haga eso, si tú vuelves de repente.   
—No soy de las personas que quieren hablar telepaticamente con las personas. Aun así, no entiendo por qué lloras.  
—No he tenido más memorias contigo. 
—Sé que no hemos pasado tiempo juntas, pero ya no apareciste después de la boda. 
—Fui como tú, me secuestraron.  
—¿Te borraron las memorias, despertaron tus habilidades con un estúpido payaso que creía que eres un monstruo, tienes sentimientos encontrados, y en tu cabeza están miles y miles de recuerdos no visibles? —enumeró cada una. 
—Pretendes excusarte de esa forma, pasamos por una crisis. Tú —la señala—, te vas de vacaciones a un pueblo. Karl está muerto para tu información. 
—¿Crees que no lo sé, Felicia?, pude sentirlo. Me está quemando.   
—Lo siento, pero siento que no eres la misma.  
—Sigo siendo yo, Felicia.  
—Tengo miedo —levantó su visita al cielo—. Baltra me advirtió la otra noche, diciendo que hay posibilidades de descontrolar me otra vez.    
—No te abandonaré. Hallaré la forma de sacarte a "Butterfly Bones" definitivamente de ti.     
—Debes descansar, puede esperar.  
—¿Más?. Perdí la cuenta de mi retiro, descartando al mes que estuve ausente. 
—No te apresures. te quiero conmigo por un largo tiempo más.   
—Felicia —la miró seria—, sabes perfectamente que es lo que pasa si Karl muere, te lo repetí muchísimas veces. No sólo yo me voy, los pocos que despertaron después de tu fiesta y que descubrieron el mundo de nuevo.  
—De acuerdo, te invitaré a un momento a solas, para ponernos al día y hacer cualquier cosa.    
—Luego, sí. Me arreglaré con Subaru para su coronación. Con lo de Karl, harán un funeral en las afueras.   
—¿Y Black también está muerta?.
—Eh, sí.  
—Tal vez huyó.   
—Descubrí los cuerpos cuando desperté definitivamente de mi trance.  
—La que llamó, fuiste tú.  ¿Por qué ocultarlo?. 
—No quería ir en ese momento, ya que las cámaras inundaban el lugar, mas aparte veía venir los anuncios de que estuve allí, y que inventaran un rumor falso o algo similar.     
—Está bien. Cambiando el tema, ¿quienes eran los chicos con los que hablabas? 
—Raúl y Leslie, compañeros de mi otra escuela.    
—Hay algún problema con ellos, eso de seguro.   
—Es afirmativo, me iban a comentar eso, entraste y henos aquí a ambas —las ultimas frases las expresaba con ademanes raros. Eso a Felicia la hizo sonreír.   
—<<Esta sí eres tú>> —dijo bajito.

Mediante a los días, la familia principal, tenia contratos de todos lados. 

Alex quién despertó esa mañana, observó que seguía en la habitación del muchacho que le encantaba apreciar. Sin embargo no estaba a su lado, es más, ni en el sitio.

Se vistió con la ropa de la anterior noche que esperó en vano; su plan de seducirlo y hacerlo cambiar de opinión hacia ella, resultó ser un fracaso.

—Él me trajo a la cama.

Al expresar aquello, se le subió el calor a las mejillas. Se encamino hacia su recamara para cambiarse de atuendo porque era un nuevo día.

—¿Dónde lo pusieron?. 
—No es una cosa Alex —la madre regañó.  
—Mamá, me dormí en su habitación y tal vez se aprovechó —se sonroja de nuevo. 
—Así tendrás dos bellos hijos, o él compartirá gentes uno del otro. Este muchacho es directo. No te dejara ir como ese patán.   
—Eunice, tengo que hablarte de algo más. Y es que el corazón de él ya tiene dueña.   
—¿La conoces?. 
—De apariencia. La vi junto con él en BYL hablando.  
—Osea que a los dos los conoces por igual.   
—Casi, casi. Cuando ella se fue, me adentré al lugar y pase a un lado.   
—Pero eso qué tiene que ver.  
—Le tomó la mano y-y-y-y le besó el cuello.   
—¿Para que quieres al pobre?.   
—No soy la única que lo quiere para sí misma. Hay y hubo chicas que estuvieron con él como pareja.    
—Y esta chica que pretende.   
—Lo que sé es que lo rechazó.   
—Hija, se que te dije que te apoyaba, estás decepcionada y adolorida. Pero no logro comprender del todo cómo el muchacho ha tenido una influencia sobre ti. Si estás decidida a pasar tu vida con este, dime cómo es la chica y puedo encargarme de ella.  
—Te partiría la cara.  
—No creo que sea una caballero, o una luchadora —rió poco.   
—¿Has oído hablar de TDL?  
—Quizá en una foto la pueda identificar. 

[En la habitación de Alex]

Alex fue hasta su cama, se agachó para abrir un cajón debajo de esta. Extrajo un papel grueso, mostrando le a su madre el contenido de.

—Esta fue la primer foto que les saque a ambos.  
—Ella me hace recordar a las historias que tu abuela me contaba al final de sus días. Una de ellas, implicaba a una chiquilla que perdió a sus padres adoptivos en una lucha. La quiso ayudar, pero se negó y continuó sola.   
—Invitaré a la abuela a la Luna Roja. 
—Ella no es como nosotras, Alex. Es una humana común y corriente —dice Eunice con disgusto.   
—Me llevo mejor con ella —presumió la chica.  
—Está bien. Si te deprimes, no seré yo quien te saque —sentenció la madre.  
—Siguiendo con lo de TDL, ella es.   
—Tiene un buen gusto en cuanto a rop- —admiró observando la imagen, calló al ver a su hija con un tic en el ojo. 
—Para que terminemos, su nombre.

Eunice amaba las anécdotas de su mamá, aun grande de edad eran fabulosas. Su mayor problema desde la niñez fue la falta de memoria, y se molestaba con sigo misma por no recordarlas y no contárselas a su mayor tesoro. 

—Su nombre finalizaba con "a". 
—¿Alejandra, Rosalía, Claricia, América?.   
—Penúltima era "m".   
—¿Fátima?.  
—Es ese.

Break The Limit: Pesadilla Final  En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora