La apariencia la había hecho ordinaria.
—Está renovada —J saliendo del trance y mirándola yendo se.
—Esto es falso. Sólo es otro sueño en el que estamos los tres por alguna razón —Raúl se pellizcó.
—Lo más impactante fue que ni siquiera nos tocó o desvió la vista a ti, Jordán.
—Y qué se supone que hagamos ahora.
—Buscar refugio, por supuesto.
—No tengo señal —el moreno sacó su teléfono para mirar lugares.
—Hay que preguntar.
—No notan que se ve diferente el lugar —tembló la de cabellos oscuros.
—¿A qué te refieres, Leslie?
—No reconozco absolutamente nada.
Caminaron por horas y rindiéndose asomaban sus cabezas por la gente que leía el periódico en el parque:
Incendio del Black Spot, a finales de otoño de 1930. Se aproxima un aniversario de la tragedia, varios casos de muerte en la zona.
La gente se les quedó mirando raro ya que gritaron por el gran lío, seguía en pie el siglo XX. Sin remedio a la situación, se resignaron a investigar el pueblo y ver el refugio por el momento.
El tiempo se fue volando en la actividad; la canción iba progresando de poco a poco, las palabras fluían con facilidad. Stan sospechaba sobre las salidas a la misma hora, la duda lo motivó, comenzó la persecución. Se escondió detrás de unos vehículos oxidados, por medio de las ventanas investigó el panorama observando lo que estaba ahí; murmullos a lo lejos de él con expresiones indescifrables. Al resistirse, lo que consiguió fue que sus pies se movieran solos.
—Quiero ser... —canturreó el de cachetes regordetes.
Sus ojos se abrieron de golpe, nunca había escuchado cantar a Ben o mas bien a sus compañeros. Con un movimiento ágil logró moverse a un costado de ellos.
—Y ser tu paz, tu calma, ser tu alivio —cerró los ojos.
—El fuego que te falta —a completó el chaparro.
—Si esta triste corazó...n —Richie desafinó.
Al otro lado del parque se encontraba Fátima componiendo la melodía con la guitarra que le habían dado.
Él noto que el arbusto donde estaba era al frente de ella, contempló sus gestos. Quería preguntarle, pero también sentía traición.
En la parte frontera, los tres chicos vagaban para averiguar el lugar. Stan los vio, pensó en saludar, no lo hizo y siguió adelante. Comprendió que tal vez necesitaran ayuda para orientarse.
—Eh, chicos.
Lo ignoraron.
—Sé que me escuchan.
—Lo sentimos, íbamos pensando a dónde ir.
—Los puedo ayudar. Si quieren.
—Nos desconoces.
—Bueno, son los chicos que Bowers estaba molestando el otro día.
—De acuerdo. Soy Raúl —el de lentes, dio un paso para estrecharle la mano. Stan titubeó.
—No mordemos. Ellos son Leslie y Jordán —los señaló.
—Stanley —primero dijo—, sólo Stan —estrechó la mano con cada uno.
—Te tomaremos la palabra —Less comenzaba a confiar.
—Está bien —aceptó—, pero antes iba por un helado a la heladería del mercado —hizo pausa—. ¿Tienen dinero?
Las palabras se las tragó el viento. La noche fría y espeluznante en los arbustos los hizo helar.
—No —J buscó una excusa rápida —. Su mamá —señala—, nos dejó solos, y para acabarla, nos salimos a buscarla. Por eso ahora estamos perdidos —se le quedó viendo al castaño claro.
—Es temprano —admiró su reloj Stan —. Yo se los invito.
—Te lo agradecemos —Less le sonrió con compasión.
Pasaron por el centro del parque, esa era la ruta mas adecuada. El Club los observó, se levantaron de prisa y huyeron.
—Vamos, estamos perdiendo el tiempo —dijo Stan en español, recalcando las cuatro palabras finales de la oración.
El alto y la chica asintieron, sólo Jordán quedó viendo el rumbo por el que huyeron.
—¿Y la chica? —entró con curiosidad Less. Raúl le dio un pellizco.
—!Au¡ —se quejó.
—Tiene cosas que atender —respondió sin interés, Stan.
—¿Estás enojado con ella? —J se interesó.
—Es difícil hablar con ella es... es imprudente, grosera y mal educada.
—Puede que tengas razón. ¿Desde hace cuánto la conoces?
—Tiene años, nos tuvimos que separar; por mi familia.
—Imagino que por eso sabes español.
—No es la mejor maestra —el rulos sonrió bobo.
—¿Tienes otros planes para mañana? —evitó el tema.
—Tengo escuela. A propósito ¿ustedes con qué se entretienen? Digo, no es tiempo de vacaciones y están perdidos.
Llegaron a la heladería, compraron el pedido retirándose a las palapas.
Con los Perdedores, descansaban de aquel susto.
—Estuvo cerca —Ben temblaba por dentro.
—Hay que acabar con esto, no podemos continuar así —Beverly dio un largo suspiro al cielo.
—Todo depende del ritmo. A propósito, ¿cómo vas? —Eddie miró a Faty.
—Está hecha, hay que agregar un intro —dijo esta.
—Se percatan que ustedes no tienen boleto de entrada —Mike les recordó lo pasaron para no tener invitación del baile.
—Carajo, es cierto —Bev pensó en una posibilidad para pasar.
—O puedes entrar por la puerta de la cocina —contemplaron al susodicho: Richard Tozier—. Sabes dónde esta la acción.
Fue suficiente para el día, regresaron a sus hogares. A excepción de Stan que daba vueltas con Raúl, Leslie y J por encontrar la casa. Se les notaba cansados, de cierta manera afortunada, la casa Uris estaba a unas calles.
—Ya anocheció, vamos a mi casa —propuso el rulos—. Es conveniente.
—Seguro, ¿y tus padres? —se alarmó un poco la azabache.
—Trabajan en las afueras de Derry por esta semana. Ella nada más estará o eso creo —convirtió su gesto a molesto.
—Ella vive con él —razona—. ¿Dónde dormiremos?
—En la habitación de mis padres, es extensa. O si prefieren, tengo colchones inflables.
—Nos convenciste.
Un silencio cómodo durante el recorrido. Ingresaron al interior del hogar.
—Stan, ¿eres tú? —se oyó una voz femenina en inglés.
Él dio una bocanada de aire y contestó un «Sí» de la misma manera.
—Cenen. Bajaré en seguida.
—Tu casa es grande —Raúl alagó.
—Gracias. Pasen, iré a cambiarme. Prendan la televisión y pónganse cómodos —escapó de la vista de ellos.
Volvió el silencio. Se rompió cuando un pisotón se oyó aproximándose.
—Oh, hola de nuevo —sonrió.
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Break The Limit: Pesadilla Final En Edición
RandomConectando... Un sueño más... «Si vuelvo, pediré que recuperemos esos momentos en los que no estabas aquí.» Karl Sakamaki planea llevar a Fátima a otro mundo, en un movimiento desesperado, para reiniciarle la memoria. Al darse cuanta, Christian...