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Despertó.

—Maldición —sujetó su cabeza.
—Hey —Bev la abrazó—, no me asustes así.
—Sabes que Eso llega cuando le da la gana.
—¿Qué sucedió?.
—Me mostró otra versión de mi.
—Te asustaste de ti.
—Era un demonio; manchado de sangre, con una marca en el ojo izquierdo y ojos morados.

Al amanecer apareció en la habitación. Bev la había descubierto en el suelo tirada inconsciente. Trató de despertarla lo más correctamente, pero tomó de nivel de leve a brusco.
Los demás en la escuela; Bev se fue de la casa.

Faty se duchó, comió un poco y se fue a encerrar otra vez.
Al llegar la tarde Stan ya había regresado.

—Tendré que averiguarlo por mi cuenta.
—Mañana vas a la pijamada y despejarás todo.
—No sabes lo que pasó.
—Por lo que se ve en tu cara no fue grato —intercambio el tema—. Diviértete.
—Lo haré. Igual necesitas una novia.
—Muy graciosa. Buenas noches.
—¿Puedo dormir contigo?
—No.
—Malo —se dio la vuelta dándole la espalda.

Jamás experimentó esa sensación de fantasía, terror y adrenalina juntas.

6:19 PM, día del baile.

—¿A que hora es la fiesta?
—Cuarto para las siete.
—Como siempre impuntual.
—Tú arregla te, todavía tengo que rentar la película.
—Por fin encontramos la casa de los chicos. Y los invite al baile, no me confirmaron.
—Está bien. Nos vemos mañana —salió.

Se las habían arreglado para vestirse de gala, prestarían un vestido.
Buscó su guitarra, las notas y la letra de la canción. A excepción del instrumento, las echo en una maleta, iban ahí para aparentar que iba a la pijamada.
A zancadas fue a casa de Beverly; lanzó una piedra a la ventana.

—Rápido que cree que estoy en la regadera —asomó la cabeza del agujero.
—Perfecto.
—Esto es para ti —le entregó el vestido lindo.
—No habíamos acordado que usaré esto.
—El último toque —le guiñó.
Faty todo los ojos accediendo.

A las siete. Reunidos en la parte trasera de la cocina, terminando detalles.

—El equipo está listo. A petición de Richie tenemos una oportunidad —Eddie llega con un radio par comunicarse con el azabache.
—Inhala. Exhala. No hay marcha atrás —a Beverly todos miraron.
—Antes. Hay algo que deben saber: ayer me encontré con Eso —Faty tembló.   

—Tienes tu momento, sabemos que no es fácil para ninguno —Ben alentó. 
—T-t-tiene un p-p-punto —Bill se unió.
—¿Qué pasa perdedores?, ya está todo en su lugar —Richie llegó.
—Asombra los.

Atravesaron hasta ir a la cancha en la parte del telón.
Se apagaron  las luces y la música desaparecía poco a poco. Un reflector iluminó solo una zona con un micrófono. Se oye un punteo de guitarra. 

Algunos agarraban a sus parejas y bailaban al compás de la música.

Dispersados para difundir el sentimiento, con la mirada buscaban al rulos quien ni sus luces.
Por otro lado Raúl, Leslie y J llegaban.

—Me siento sola en parte, pues me llenan tus recuerdos. Me siento sola a veces aunque sé que estoy contigo.

Stan que se encontraba sentado a los costados de la cancha, no hacia nada, aburrido y solo.
Conocía bien quien tocaba la guitarra, es la única que lo hacia (al menos de quienes conocía), creyó que a alguien se le iba a declarar.

—Alí-Alí-Alíviame los sueños, la vida; ven y espérame en la escuela en la salida.

Se paró dispuesto a seguir dónde era el núcleo de la melodía.
Multitud de adolescentes entrometidos en sus mundos de baile; lo separaba de dónde él quería llegar.

—Regálame otro abrazo que me abrace desde adentro y sopla me el examen de mañana en el colegio.

Carcajearon maestros, alumnos y personal de la institución.

La rastreó aproximándose cada vez más al centro.

—Alí-Alí-Alíviame la vida, los sueños; ven y dime si me estoy portando bien.

Se pudo encontrar con ella regalándole una sonrisa tierna. Inconscientemente correspondió el gesto, continuó de igual manera avanzando hasta estar frente a frente.

—Me preguntan si te veo.

Cara a cara, mirándose la canción estaba por terminar.

—Alí-Alí-Alíviame la vida, los sueños; ven y dime si me estoy portando bien —hace un punteo de —. Portando bien —da un rasgueo final. 

Los aplausos no faltaron. Chiflaban los compañeros, alegres de que haya salido bien el proyecto.

—Esta canción, es para ti. Por todos las situaciones en que he hecho enojar —Faty aparta la guitarra, mira hacia los perdedores. Mike entiende y se la quita—. ¿Me perdonas?. 

Por dentro quería abrazarla y aceptar, aun así el orgullo, no falta para hacer mas tensa la situación. El muchacho se sonroja (no se ve por la ausencia de luz), finalmente asiente y la abraza.

—Q-q-quieres bailar —ofreció separándose de ella. 
—Claro.

Sus pasos eran torpes por parte de los dos. 
Culminó la cadencia lenta, la chica apoyada en el pecho del chico, siguiendo sus pasos. Alzo su mirada, encontrándose con sus ojos, se fueron acercando y sucedió. Lo besó.
Nadie se entrometía en su burbuja.

Los tres chicos, cuando vieron a la mayoría que rodeaban a otros no dudaron en ir allí. Encontrándose a los del centro, estos se miraban sonrientes.

Subiendo la música nuevamente, ya con nuevo ritmo, continuaron la noche todos.

Break The Limit: Pesadilla Final  En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora