01 - Reescrito

9.8K 229 45
                                    

Ámbar

—¡¿Que va a qué?! —no pude controlar la exclamación que escapó de mi boca cuando la novedad que trajo mi madre llegó a mis oídos.

Alicia, mi progenitora, soltó un suspiro cargado de frustración, al mismo tiempo que sus dedos se anclaban en el puente de su nariz.

—Niña, no seas exagerada, no va matarte tampoco —le restó importancia al asunto —. Además, es tu primo, deberías empezar a intentar llevarte bien con él.

—Entieeende, por Dios —solté con lentitud y exasperación al mismo tiempo —. Mi ser no posee la capacidad de aguantarlo cerca de mí.

Mis planes, definitivamente, no incluían esa horrorosa idea. Seguramente te estás preguntando por qué, y mi respuesta es un simple y claro no-lo-sé. No voy a aceptar ese tipo de cuestiones, no tengo una respuesta que se considere correcta.

—Eso es demasiado infantil de tu parte —mamá se cruzó de brazos, mirándome con una ceja enarcada.

—Pues muy bien —le dediqué una mirada de pocos amigos —. Si viene a vivir aquí me voy a mudar con Alex.

—Me muero por ver cómo lo haces.

Había veces que no sabía si era mi hermana o mi madre. Eso a parte de que estaba más que claro que su decisión no va a cambiar.

—Esto es una estupidez, mamá —fruncí el ceño, cambiando mi expresión a una más seria. La situación lo requería —. ¿Cómo pretendes que conviva con él si apenas puedo con Adelia?

—No seas egoísta, sabes que su padre quiere que termine la secundaria aquí.

Mis labios se sellaron ante su respuesta, ya no tenía nada más que decir. Por mucho que lo intentara, mi madre era una terca, no iba a aceptar nada.

—El chico vendrá quieras o no, Ámbar. Así que mejor vete a tu habitación y déjame cocinar en paz —Soltó finalmente, dando por concluida la discusión.

Qué temporada más emocionante me esperaba.

Solté un bufido cargado de estrés y, sin nada más que decir, abandoné la cocina, dirigiéndome al piso de arriba, lugar donde se encontraba mi habitación. Antes de replicar, era consciente de que mi madre no iba a aceptar ninguna de mis sugerencias.

Tiré mi cuerpo sobre la cama, hundiendo mi cara en la almohada con el estrés corriendo por mis venas. No pude evitar ahogar un grito en la misma.

Parecía que el universo quería que mi vida fuera un total fastidio. 

Después de lamentar un poco mi existencia, una llamada entrante llegó a mi celular. Alcancé el aparato de mala gana y contesto.

—Me estoy duchando, llama luego. Gracias —intenté colgar, pero el grito de Lucía, mi mejor amiga, frenó mi acto.

Vale, con ella no hay que decir esas cosas si quiero conservar mi cabeza.

—¡Imbécil, ibas a colgarme! —replicó, alzando la voz, enviando al instante punzadas a mi cabeza.

—Sí, pero no lo he hecho así que no tienes derecho a gritarme.

Escuché como resoplaba y le pedía paciencia a Dios desde el otro lado de la línea.

—Muy bien, ¿puede saberse qué te pasa hoy? Ignoraste mis mensajes toda la mañana y acabas de estar a punto de mandarme a la mierda por segunda vez.

—Nada, solo estoy un poco estresada —me sinceré.

—Presiento que tiene que ver con tu madre.

—Pues sí, he discutido con ella, pero implica más a Mateo.

—¿Te refieres a tu primo fuck boy el cual odias con tu vida? —cuestionó.

—El mismo.

—¿Sabías que se ha metido con la de Filosofía? —inquirió de repente.

—¿Qué...? —por unos segundos me quedé pasmada, poniendo una expresión incrédula —. Vale, no necesitaba saber eso.

Creo que ya sé la razón por la que lo expulsaron estas últimas semanas.

—Ya, ni yo.

—Creía que eso solo pasaba en películas —comenté mordiéndome las uñas al no saber qué hacer.

—Pues ya ves que no. Pero bueno, es Mateo, se folla a todo lo que tiene patas y vagina, ya lo sabes —concluye con la nueva noticia —. En fin, ¿qué pasó con él?

—Ah, sí... Ascendieron a su madrastra y ahora tienen que ir a vivir a Estados Unidos por unos dos años creo —comencé —. Pedro quiere que Mateo acabe la secundaria aquí, dice que es pésimo con el inglés.

—¡No me jodas! —exclamó Lucía a través del teléfono —. ¿Vivirás con él?

—No me has dejado terminar, pero sí, hasta que termine el curso —fruncí el ceño cuando la idea se hace presente en mi mente.

—¿Y luego? —la pregunta no me la esperaba, pero supongo que la respuesta es buena para mí.

—Se va —dije tras unos segundos de silencio —. Bueno, voy a colgar, tengo bastantes cosas que procesar.

Terminé con la llamada y tiro el celular en algún lado de la cama. Suspiré, pasándome las manos por la cara. Realmente me molestaba la idea de que Mateo viviera en la misma casa que yo, ya tenía suficiente con estar en su misma clase.

𝐓𝐞 𝐨𝐝𝐢𝐨  ‖ Trueno (REESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora