04 - Reescrito

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Le agradezco al universo que al fin haya llegado el fin de semana.

Hoy es sábado, son las once de la mañana y acabo de levantarme de la cama, aunque eso me haya costado más de lo que debía.

—¡Ámbar, baja que vamos a desayunar! —escucho a mi madre chillar desde el piso de abajo.

—¡Ya voy! —le contesto con el mismo tono.

Termino de vestirme y salgo de mi habitación. Diviso a un divertido Alex desde las escaleras, está hablando con mi hermana en la cocina, mientras que mi madre estaba sirviendo el desayuno.

Me siento en la mesa, frente a mi amigo, quien me ignora de forma categórica. Saco mi celular, y justo al instante en que termino de poner el código, una notificación hace sonar el aparato.

Era de Instagram, al parece alguien le dio like a la foto que subí en la historia. Eso no es lo extraño, lo extraño era la persona que lo hizo.

Mateo.

Frunzo mi ceño, mostrando lo raro que se me hizo eso. Literalmente, ni nos seguíamos, por lo tanto, la única forma de que haya visto mi historia es stalkeándome.

Apenas cinco segundos después, recibo un mensaje de texto al DM. Obviamente, se trata de Mateo contestando a mi historia, justificando su acto.

"le di sin querwr, no te hagqs ilusionrs", leo una vez hago click sobre la notificación.

Se nota que lo ha escrito rápido.

"querer*"

"hagas*"

"ilusiones*"

Corrige casi al instante, no puedo evitar que una pequeña sonrisa surque mis labios, aunque la elimino enseguida en cuanto me doy cuenta. Junto mis dedos y comienzo a escribir sobre el teclado. Me parece increíble el hecho de que vaya a contestarle, pero igualmente lo hago:

"te has puesto nervioso o qué?"

"ah, y creo que prefiero no preguntar cómo llegaste a mi historia".

Bloqueo el celular y trato de centrarme en la conversación que están teniendo los pocos miembros de mi familia con mi amigo.

—¿Con quién hablabas? —Adelia es la única que se ha percatado de lo que estaba haciendo, los otros dos siguen hablando tranquilamente. En definitiva, mi hermana es mi pesadilla personificada.

—Con tu novio —digo, mostrándole una sonrisa falsa.

—Ya quisieras —suelta, aún sabiendo que lo que le he dicho no es verdad.

—Ya quisieras tú tenerlo —le contesto, dedicándole una mirada cargada de burla antes de volver a agarrar mi teléfono al recibir otra notificación. Lo hago rápido para que Adelia no alcance a ver.

No abro el mensaje, simplemente lo elimino de la barra de notificaciones y vuelvo a bloquear la pantalla.

Cuando mi madre me sirve, comienzo a desayunar en silencio mientras escucho lo que ella le cuenta a mi mejor amigo. No sé por qué, pero siempre que viene a casa terminan chismoseando juntos.

Una vez termino, vuelvo a subir a mi habitación. Ni siquiera yo puedo creérmelo, pero la realidad es que estoy ansiosa por ver el mensaje de Mateo.

Me tumbo sobre la cama y entro a Instagram para seguidamente abrir el chat de él. Mis ojos siguen las palabras que he recibido.

"nervioso por ti? sigue soñando nena", escribió, contestando a lo primero que le dije.

"ven a mi casa y te explico".

No sé exactamente cómo responder a eso, y enseguida me arrepiento de haber visto el mensaje. La única solución es dejarle un buen visto.

Tiro el celular a un lado de la cama y me paso las manos por la cara, soltando un leve suspiro.

Pasan unos pocos minutos antes de que la puerta de mi habitación se abra, mostrándome a un relajado y sonriente Alex.

—Me acaban de contar lo de Mateo —comienza, sentándose en la silla giratoria que está frente a mi escritorio.

—Ni lo menciones —frunzo mi nariz al recordarlo.

—No te cuestionaré, porque no lo voy a entender—habla, cruzándose de brazos al mismo tiempo que su expresión se torna seria —, pero creo que deberías intentar llevarte bien con él.

—Estoy cien por cien segura de que te ha mandado mi madre.

—No quiere que estés incómoda con él —explica. Su seriedad me hace cuestionar si en verdad es Alex o me lo han cambiado —. Y estoy aquí porque quiero.

—Ah, pues bien.

—¿Bien? ¿Cómo que bie...? —el sonido de mi celular lo hace callar. Su mirada viaja al aparato que está a mi lado, la pantalla ilumina claramente el mensaje de Mateo ha mandado desde Instagram.

—¿Qué demonios...? —frunce el ceño, alcanzando el teléfono. Trato de detenerlo, pero él es más rápido a la hora de esquivar mis intentos de quitárselo —¿Es Mateo?

—¡Dame eso! —se lo arrebato de las manos antes de que alcanzara a leer algo.

—¿Tu madre preocupada y tú ligando con él? —me dedica una mirada incrédula.

—¿Cómo voy a ligar con él, imbécil? —bufo, sentándome en la cama.

—Venga ya, Ámbar, Insta solo sirve para eso.

—Parece que olvidas que somos primos —frunzo un poco el ceño, cuando digo eso se le enciende la bombilla en la cabeza.

—Cierto —admite —. Mira, está bien que hablen, pero no le mientas a tu madre con que te cae mal. Se está culpando por algo que no debería.

Parece más su madre que la mía.

—No quiero que cargue con la culpa de nada, le he dicho la verdad —digo —. Lo único que ha pasado es que él me respondió a una historia sin querer y yo contesté a su mensaje. Nada más.

Alex se queda unos segundos quieto, pero luego me muestra una de sus perfectas sonrisas.

—Ah, bueno, perfecto entonces.

𝐓𝐞 𝐨𝐝𝐢𝐨  ‖ Trueno (REESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora