Capítulo 14.1

17.5K 2K 251
                                    


—¡No te atrevas a tocarme! —clamo nada más ver al hombre que fue doblemente azotado.

Él coloca ambas manos en alto y niega con la cabeza.

—Jamás tocaría a una mujer para hacerle daño. —Y luego señalando la ventana añade—: Tan sólo venía para reparar eso.

Y reparo por primera vez en que lleva un cristal en la mano. ¿Cómo sabía que el cristal necesitaba ser cambiado? Kievan ni tan siquiera ha salido de la habitación hasta hace segundos. ¿Y él? ¿Él va a reparar el cristal? ¡¡¡Pero si ha sufrido una doble flagelación!!! Jamás he tenido los hombros tan tensos como ahora.

—Si yo fuese tú no volvería a romperlo. Kievan no es precisamente conocido por su paciencia.

Trago saliva y noto mi garganta seca. ¿Y cómo es posible que un hombre flagelado dos veces en menos de veinticuatro horas esté de pie como si tal cosa ante mi? ¿Qué demonios pasa en este lugar? Siento unas profundas ganas de rezar nada más verlo entrar en el cuarto y eso será precisamente lo que haré en cuanto que se vaya. Ignoro el hecho de que no me ha hablado con el respeto que merece alguien de mi posición, y trato de centrarme en qué es lo siguiente que puedo hacer. En lugar de preguntar por lo extraño de estas personas, pregunto algo que creo aún más importante y que ya he preguntado otras dos veces anteriores.

—¿Por qué estoy aquí?

Él me mira como si me viese por primera vez. Sus ojos azules parecen amables, fautos...

—No tienes que preocuparte por nada.

Creo que mi rostro refleja todo el dolor que siento porque él entreabre los labios al verme.

—Habéis atacado mi castillo, matado a mi padre, me retenéis aquí y me decís que no tengo que preocuparme por nada.

No me creo nada de lo que Kievan me dijo anteriormente. Por supuesto que ellos deben de saber dónde está mi padre. El doblemente flagelado da un paso hacia mi, pero al verme retroceder se detiene bruscamente y alza ambas manos pidiendo que me tranquilice.

—No hemos sido nosotros los que matamos a tu padre.

Sus palabras tan sólo hacen más real mi sufrimiento. ¿Piensan que voy a creerme que no han sido ellos? Eso es ridículo. ¡Fueron ellos quienes quisieron atacar el castillo! Él prosigue hablando incluso antes de que me dé tiempo a responder.

— Aunque ahora no lo creas, Kievan tan sólo quería protegerte.

Bufo y miro al techo. Eso es absurdo, me tiene aquí presa y a su voluntad, y, ¿solo quería protegerme? Decido que si están locos, lo más sensato es seguirles el juego hasta encontrar una forma de huir de aquí. Ahora lo que menos necesito es que además de como a una rehén, me vean como una enemiga.

—¿Protegerme de qué?

Escucho el imponente grito de Kievan desde las escaleras.

—¡Ethan!

Casi pego un salto al escucharlo hablar tan autoritario y dominante. El hombre que está ante mi mueve su cabello castaño mientras agacha la cabeza.

—Lo siento, no puedo decirte nada más. —se disculpa antes de ignorarme y de centrarse en arreglar la ventana.

Trato de mantener conversación con él, de extraer cualquier tipo de información, conocer algo más de mi destino, pero no vuelve a abrir la boca hasta que la ventana ya está arreglada y él está cerca de la arcada de la puerta.

—Kievan quiere que sepas que la puerta estará cerrada con llave y que aún así tendrás un guardia en la puerta por si intentas hacer alguna tontería.

Asiento con la cabeza, furiosa y asustada, cuando cierra la puerta tras él y me deja sola en este lugar. Escucho el sonido de la cerradura. Corro a tratar de abrirla a pesar de que es absurdo. Miro a mi alrededor, desolada. Necesito aire. Este lugar comienza a parecerme peor que una mazmorra. Quiero otra forma de escapar. Necesito salir de aquí. Maldición...

Es entonces cuando el peso de la realidad cae sobre mi y me abruma tanto que las lágrimas caen por mis ojos sin poder hacer nada para contenerlas. Lloro, lloro, lloro y rezo. Y sigo llorando por la muerte de mi padre y por todo lo que ha ocurrido. Lloro durante lo que creo que son horas, y mi intención es seguir llorando cuando alguien llama con violencia a la puerta. El sol ya ha salido y yo no respondo. ¿Cómo es posible que si he dormido seis horas cuando llegué a este lugar aún fuese de noche? Ni tan siquiera me atrevo a mirar por la ventana. Unos golpes violentos vuelven a sonar en la puerta. Tengo miedo. Sigo sollozando cuando Kievan Hunter vuelve a entrar en la habitación y me observa enfadado.

—Deja de llorar.

Me odio a mi misma por llorar ante él, pero no puedo parar. Estoy en una esquina del frío suelo, hecho un ovillo rodeando mis piernas. Estoy helada. Me duelen los huesos del frío. Y me siento fatal. Sollozo aún más alto cuando él se acerca y por primera vez creo que va a hacerme daño por la forma en la que frunce el ceño. Me coge con fuerza por las caderas y me levanta en peso. Ni tan siquiera me resisto. Tan sólo soy capaz de llorar y es como si hubiese entrado en una clase de shock.

Cuando me doy cuenta, estoy sentada en su regazo y él me aprieta con fuerza sobre su pecho. Siento su corazón latir y el calor que desprende su piel. Me quedo mirando una de las manos con las que me abraza, la que está colocada en mi hombro y con la que frota mi espalda con una ternura que jamás imaginé de un hombre así.

—Te odio —soy capaz de decir, y me percato de cómo se tensa.

Lloro y lloro y sigo llorando, y él me obliga a mirarlo a través de las lágrimas. Espero que sea cruel, que me diga algo que me haga daño o incluso que me pegue, pero lo único que hace es mirarme con compasión antes de darme un beso en la frente, lento, despacio, alterando todo mi cuerpo sin mi permiso y haciéndome contener el aliento.

Luego respira con resignación manteniendo sus labios en mi frente. Siento el aire chocar contra mi piel, cálido, increíble y terroríficamente confortable. A pesar de que mi mente me está gritando que me separe, mi cuerpo no responde. Algo ha cambiado y no sé qué. De pronto el dolor ha disminuido hasta límites insospechados. Encuentro una comodidad tan intensa en sus brazos que me hace odiarme más a mi misma. Esto es irreal. Este tipo de sentimientos no cambian de una forma tan rápida. Aquí está pasando algo. Algo malo. Algo fuera de lo común y atroz.

Hola personitas preciosas!!!! Feliz día de la mujer! Os subo el siguiente enseguida y probablemente vuelva a actualizar el jueves para recuperar las actualizaciones de la semana pasada <3 Un abrazo enoooorme y gracias por leerme.

Ig: sarahmeywriter

Fb: sarah mey libros


HENNA©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora