Capítulo 18

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Creo que va a pegarme cuando me agarra con una fuerza abismal y me lleva hacia la pared a toda velocidad. Me coge como si fuese una pluma y no tardo más de un segundo en sentir la fría pared detrás de mi. ¿Cómo es tán rápido? Sus manos me aprietan y todo su cuerpo está pegado al mío. 

Tiemblo y grito, pero él se mantiene así, pegado a mi sin dejar espacio entre ambos y agarrándome con fuerza. Espero algún tipo de golpe con la cara contraída, pero no llega absolutamente ningún signo de dolor a mi cuerpo. Mi corazón parece querer salirse de mi pecho cuando miro hacia arriba y lo observo. Es como si tratase de controlarse a si mismo con los ojos cerrados. No puedo evitar contemplarlo boquiabierta por lo atractivo que es. Y sus labios. Nunca he tenido sus labios tan cerca de mi. Están contraídos en una mueca mientras reprime todo lo que sé que quiere gritarme por pegarle. No debería de haberlo hecho. No debería de haberle dado la cachetada, pero no me arrepiento. No cuando me tiene presa. Este hombre no es mi aliado, es uno de mis captores. Y diga lo que diga, tiene algo que ver con Harald que no soy capaz de ver. Lo sé, no entiendo cómo, pero lo sé. Harald y él están conectados de alguna forma. Estoy segurísima.

Permanezco muy quieta, respirando con fuerza y sintiendo su calor corporal. Busco en su rostro algún signo de rojez, para probarme a mi misma que le he hecho daño, pero el recuerdo de no haberle movido ni un centímetro la cabeza con el golpe y su piel bronceada sin ningun parche rojo me hacen ver que no le he hecho ni cosquillas. Cuando abre los ojos me mira con rudeza y algo en mi interior se encoge. Es un hombre tan poderoso y su presencia es tan fuerte que poco queda ahora mismo de la mía. Me tiene absorbida. Desde la forma en la que me está mirando hasta como aprieta los labios arrebatadoramente. Mi sistema sanguíneo se altera y mis hormonas se rinden ante su cercanía. Estoy totalmente pegada a su cuerpo y noto lo duro que está. Su abdomen y sus piernas parecen de piedra. Este hombre tiene que ser todo músculo. Desvío la mirada todo lo que su proximidad me permite y la centro en el poderoso ángulo de su hombro.

Quiero decirle que lo siento, que no debería de haberle pegado, que estoy nerviosa, aterrada, en un sitio que no conozco, sin entender lo que pasa y que amo a mi padre por encima de todo como para soportar el dolor por su muerte, sola. Y mucho menos después de perder a mi madre y a mi hermano en tan poco tiempo. Estoy sola en el mundo y estoy a su merced. Y quiero llorar de nuevo.

No digo absolutamente nada y él tampoco, pero cuando vuelvo a mirarlo me encuentro con una mirada de comprensión y pena en sus ojos. Es tanta la intensidad de esas sensaciones que trato inútilmente de retroceder. Él parece reaccionar entonces y da un paso hacia atrás, pero aún así sigue estando sumamente cerca. Sus manos dejan de aprisionar mis manos con fuerza y se posan con suavidad en mis caderas.

El roce hace que me tiemblen las piernas. Siento fuego ahí donde me está tocando y el nerviosismo traspasa mi estómago con una corriente rápida. Por unos instantes rememoro la sensación de hace unas horas, cuando me hizo exactamente lo mismo, pero luego también se calmó. En cambio, yo soy incapaz de calmarme. Tengo un nudo en el estómago por los nervios que este hombre ocasiona en mi.

—Lo siento.

Y me quedo con la boca abierta porque ha sido él quien me ha pedido disculpas y no yo. Nos miramos y me siento en peligro al no entender su disculpa.

—¿Por qué? —balbuceo.

¿Quizá por algo que va a hacerme? Él niega con la cabeza y se acerca a mi, pero en esta ocasión me abraza y me coloca de tal forma que a pesar de ser más baja que él acabo dejando la cabeza en el hueco de su hombro. Mis pies están literalmente en el aire. Sus manos me envuelven y el mundo me parece un poco más tranquilo desde aquí. Aunque mi corazón sigo latiendo desenfrenado y estoy temblando de pies a cabeza. ¿Por qué me abraza? ¿Por qué parece que el mundo va más deprisa y que él está congelando el tiempo y haciendo que me olvide del resto?

—Por no entenderte hasta ahora—su voz suena suave y tierna en mi oído. Sus labios sobre mi pelo. Su aliento en el lóbulo de mi oreja. No puedo evitar estremecerme de placer al escucharla.

Es una voz ronca pero también envolvente, masculina, poderosa y muy segura de si misma. Y él, él es enigmático, fuerte y con algo tan primitivo y peligroso en él que agradezco que me esté agarrando de nuevo porque mis piernas volverían a fallarme de manera casi automática en cuanto me dejase en el suelo.

Cuando nota como por fin reacciono y trato de separarme de él, Kievan me suelta y tan sólo mueve una de sus manos de mis caderas para colocarla con la delicadeza de una pluma en mi mejilla, obligándome a mirarlo. Yo aún estoy sorprendida de tanta ternura por su parte y me quedo muy quieta, sin poder reaccionar. Quiero decir, es un supuesto rey, acostumbrado probablemente a que le den la razón en todo, y acabo de abofetearlo. ¿Por qué no me ha devuelto el golpe? ¿Por qué me ha abrazado y se porta bien conmigo cuando en ocasiones veo odio en sus ojos?

Él parece dudar sobre algo y es como si tuviese una lucha contradictoria consigo mismo, aunque cuando me mira directamente a los ojos y se muerde el labio inferior levemente, dubitativo, creo que ya tiene claro lo que quiere decirme. Sus ojos negros me atraviesan y contengo el aliento.

—Si te llevo a tu castillo y ves con tus propios ojos como los herederos de las casas Haakon y Northem han tomado tus tierras, ¿me creerás de verdad cuando te digo que yo no he tenido que ver con todo esto y que tan sólo he querido protegerte?

Me quedo sin aliento al escucharlo. Su rostro parece sincero y la forma en la que se moja los labios después de hablar me dice que está expectante en que le de una respuesta. ¿Por qué tanto empeño en protegerme? ¿Y por qué le importa que crea que él no ha tenido nada que ver? ¿Será una trampa y va a entregarme a la casa Haakon? Quiero preguntarle todo eso, pero mis labios dibujan una pregunta bien distinta.

—¿Harías eso por mi?

La forma en la que asiente con la cabeza y la intensidad de su mirada mientras habla hacen que tiemble como una hoja.

—Sí, princesa Henna. —hace una pausa y acaricia con su voz cada sílaba de mi nombre haciéndome derretirme por dentro—. Haría eso por ti.

Holaaa personitas preciosas!! Espero que estéis bien y que tengáis mucho ánimo y energía positiva. Si no es así, os la mando cargada de abrazos!!!! <3 Contadme, ¿Cómo estáis? ¿Os ha gustado el capítulo? ¿Qué creeis que pasará? 

Gracias por leerme!!!

Ig: sarahmeywriter 

Fb: sarah mey libros

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