Kievan deja caer los codos en la mesa, soltando mi mano.
—Nadie puede ir en contra del consejo.
—Nadie —masculla Ethan mirándolo con algo de pesar, y sé que se refiere a mí.
—¿Qué ha dicho el consejo sobre que me traigas aquí?
—Aún no se ha pronunciado —contesta Walter, y algo me dice que él ha intentado tener visiones sobre ellos.
No debería de haber juzgado a Kievan de la forma en la que lo he hecho. Lo observo y el ángulo de su mandíbula me cuenta que este tema le da muchísima rabia y lo hace sentir impotente. ¿Cómo me sentiría yo si alguien hubiese secuestrado a Kaspar en vida? Mal. Muy mal. Y si encima me chantajeasen... y yo no pudiese hacer nada... Pobre. Siento lo que quiera que sea la conexión que compartimos removerme algo dentro.
—¿Por qué un rey responde ante el consejo? —pregunto— ¿Por qué todo tu pueblo los sigue a ellos antes que a ti?
Kievan toma aire.
—El consejo es un organismo muy antiguo formado por lobos alfas. Todos son muy poderosos y se encargan del total control de la manada.
—Creía que solo había tres lobos alfas —le respondo.
—Los hay, dentro de la manada. Sobre ella, están los nueve que forman el consejo.
—Son superiores jerárquicamente —entiendo recordando lo que me explicó Aria.
Veo que Ethan está a punto de añadir algo cuando alguien entra en el salón y me hace levantarme alerta, sintiéndome una maleducada por tirar la silla hacia atrás al hacerlo.
Sus ojos azules me miran con verdadero odio, y yo le devuelvo la mirada apretando los dientes mientras Kievan se pone de pie a mi lado.
—Lya —saluda él, diplomático, regio, como se espera que actúe un rey, y a mi me arde la sangre de que le hable.
—Su majestad —responde ella, con una ligera inclinación de cabeza que me hace desear tirarle una silla en la cabeza. Sobre todo por la cicatriz de mi brazo que en ocasiones aún me duele. La que ella me ha hecho.
Intercambian una mirada que me pone los vellos de punta y aprieto los dientes. Ethan parece darse cuenta de la situación y me habla en mi mente preguntándome si quiero irme. Y no, no quiero irme, quiero ver qué demonios hace esta pelandusca aquí. ¡Después de casi arrancarme el brazo y de desobedecer a Kievan! ¿Por qué no está presa? Bruce tose camuflando una risa al escuchar probablemente lo que acabo de pensar. ¿Me oirá también Lya? PELANDUSCA. Ahora hasta Kievan me mira aclarándose la garganta y se dirige hacia la capitana de su quinto ejército.
—¿Qué te trae por aquí, Lya? —inquiere Kievan, manteniendo las distancias, pero demasiado amable para mi gusto.
—El rey te ordenó mantenerte lejos de la princesa —comenta Ethan, metiéndose en la conversación y cortando lo que quiera que Lya fuese a decir y que algo me dice que no iba a ser educado.
Todos estamos de pie, y Walter da un paso en mi dirección, casi tan protector como Kievan, quien se coloca delante de mi de forma casual. Bruce y Ethan, en cambio, se acercan despreocupadamente hacia Lya, y en el fondo sé que también tratan de protegerme ante un posible ataque.
—Y mi padre que venga a ver si aún sigue viva, ya que el rey se empeña en mantenerla fuera de cualquier pensamiento de la Dyriat y no responde a la pregunta de sus superiores.
Dos cosas, ¿su padre? ¿Y encima le ha hablado con tanto despotismo a Kievan y ha dicho sus superiores? No es que no esté bien, por decirlo de alguna manera, que diga que haya personas por encima de Kievan, es la forma en la que ha dicho la palabra superiores, peyorativamente.
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HENNA©
FantastikCOMPLETA #1 en ciencia ficción #1 en alfa #1 en young #1 en acción #1 en licantropos #1 en peligro #3 en ciencia ficción #1 en amor prohibido #3 en amor prohibido #3 en acción #5 en fantasia NOVELA ROMÁNTICA DE HOMBRES LOBO. -Eres mía -explica...