Unos días antes
DESCONOCIDO
La prisión se abre ante mí como una fosa donde huele a sangre. O quizá ese es el único olor que capta mi atención. Tomo aire disfrutando de la sensación, al tiempo que mis instintos primarios claman por salir y buscar a los monstruos sangrantes que se encuentran en este lugar. Incluso soy capaz de imaginar la sangre brotando de sus cuerpos, lentamente, quizá rápido, puede que cuajada o infectada por las torturas que han recibido sus dueños, pero siempre deliciosa. Atrayente, como si lo que sintiese fuese la vida de esos malnacidos entrando en mi cuerpo. Una vida que a ellos se les escapa. Una que probablemente ni tan siquiera merecen tener.
Tengo que obligarme a no respirar cuando entro en la prisión, aniquilando al primer guardia sin que le de tiempo a avisar a la Dyriath. Los hombres lobos son mucho más rápidos que los humanos, pero lentos, muy lentos para mí. Todavía no entiendo como ganaron la guerra hace siglos. ¿Cómo pudieron vencer a una raza tan poderosa como la mía? Una que ni tan siquiera necesita un corazón para sobrevivir. Ellos en cambio, cuando sus latidos se detienen, mueren. No tienen otra opción que esa. No saben abrazar la muerte y el caos como lo hacemos nosotros. No la convierten en su única verdad. En su único Dios.
El cuerpo del guardia cae al suelo, y yo no tardo ni dos segundos en descuartizarlo. La sangre que emana de él me hace sentir un hormigueo en los labios, pero no he venido aquí para alimentarme. Para eso están los humanos. Los lobos no deben de saber de mi existencia, y si los muerdo y saboreo de la forma en la que deseo hacerlo, la Dyriath se dará cuenta de lo que soy. Y no puedo permitirme ese fallo. No cuando son tantos y yo estoy aquí solo, pisando el reino de Hunter, sin haber sido invitado o esperado.
Encuentro al segundo guardia justo debajo de una estatua de la Diosa Luna, a escasos centímetros de la puerta de la prisión. Sus ojos se abren con sorpresa al verme acercarme a la velocidad de la luz, pero su cerebro no logra procesar nada de lo que ocurre antes de que se duerma para siempre. Agarro su cuerpo para que no caiga bruscamente en el suelo y no avise de mi presencia a nadie más.
No puedo evitar sentir cierto placer en ver la muerte reflejada en unos ojos justo en el instante en el que mueren. Es como si algo dentro de ellos se apagase y se perdiese en la eternidad. En algo que quizá yo también conozca pronto si me descubren aquí.
Las puertas de la prisión se encuentran a menos de dos metros de mí. Me escondo entre las sombras de la noche, fundiéndome con ellas y miro por un segundo a las dos lunas en
Letal como el más peligroso de los predadores, aprovecho que una nube oculta las dos lunas para deslizarme en la oscuridad. Uno a uno, los dos guardias restantes de la entrada caen en segundos. Lo mejor de que piensen que han aniquilado a todos los de mi raza, es que han bajado la guardia y no se esperan un ataque como el mío. Ni tan siquiera están preparados. No como deberían de estar para una amenaza como la que yo represento.
En esta ocasión dejo que los cuerpos caigan al suelo, pero los escondo tras un árbol. El consejo no tardará en darse cuenta de que algo va mal, de que son muchas las consciencias que se han dormido esta noche y que no van a despertar. No puedo evitar sonreír con maldad. Ni tan siquiera imaginan que ha sido alguien de los suyos quien me ha ayudado a entrar aquí.
Abro la puerta de la prisión y la recorro rápidamente. Sé dónde está lo que busco, así que trato de no ser visto y matar al menor número de guardias posible. En este lugar estoy acorralado, así que si no me ven será mejor para mí, aunque tenga una vibración continua en la garganta que me cuenta lo bien que podría pasármelo si hincase mis colmillos en alguno de ellos. Me veo obligado a matar a otro, y no puedo decir que no lo disfruto. Su mirada de terror al entender que está a punto de morir se me congela con placer en la mente mientras sigo avanzando hacia los pisos más subterráneos. La sed se acentúa al pasar por una celda donde la sangre sale a borbotones de su dueño. Lucho contra ella y sigo perdiéndome entre las sombras hasta llegar a la décima planta. Esa donde tan solo está él, quien parece sentirme y ponerse alerta detrás de los barrotes casi infranqueables que lo rodean.
Su celda es distinta a todas las demás. Las paredes son más gruesas y parece que hay un sinfín de
Los ojos del hechicero sabe bien que no ha de mencionar mi nombre en este lugar.
-Gadimir –le digo alzando el mentón y observando al hombre paralizado en el cuerpo de alguien de treinta, pero con demasiados siglos de dolor y soledad a sus espaldas que le hacen estar lleno de ira y ganas de venganza.
-Llegó la hora –sentencia, levantándose con una gracia algo torpe, pero con una amenaza fría en sus ojos bicolor que haría temblar a todo el reino lobo.
Holaaa personitas preciosas!!! Ha pasado mucho tiempo, pero por fin tenéis aquí la segunda parte de Henna. En el siguiente capítulo narra Kievan!!! Contadme si os apetece qué pensáis de este y quién creéis que es el desconocido. Estoy haciendo la portada para crear la segunda parte de Henna como otra historia aquí en wattpad. Os avisaré cuando la tenga. Preparaos que se viene mucho salseo, tensión y mucho spicy <3
Os quiero infinito
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HENNA©
FantasyCOMPLETA #1 en ciencia ficción #1 en alfa #1 en young #1 en acción #1 en licantropos #1 en peligro #3 en ciencia ficción #1 en amor prohibido #3 en amor prohibido #3 en acción #5 en fantasia NOVELA ROMÁNTICA DE HOMBRES LOBO. -Eres mía -explica...