Capítulo 17.1

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Cuando bajo al salón escoltada por dos guardias que me parecen enormes y que me hacen sentir muy pequeña, me encuentro con cinco pares de ojos que me miran rápidamente. Me esfuerzo por no agachar la cabeza, sin saber muy bien que hacer. Aprieto las manos contra la tela de mi vestido y cojo aire lentamente, tratando de calmarme. No sé qué hago aquí. Ni tan siquiera tengo hambre. Quiero darme media vuelta y encerrarme en mi habitación sin permitir que nadie más entre.

Me he bañado y me he puesto un vestido celeste y blanco que deja ver algo más de escote del que estoy acostumbrada. Una sirviente me ha peinado el cabello hacia un lado, pero le he pedido que me lo deje suelto porque puedo usarlo como una cortina para no ver a nadie. Ella me ha obedecido sin rechistar y cuando ha acabado conmigo se ha ido informando al guardia de que ya estaba lista. No he tenido más tiempo para asimilar lo que iba a pasar y he salido de la habitación con el corazón en la garganta.

—Princesa Henna, por favor, toma asiento.

La poderosa voz de Kievan hace que todo mi cuerpo reaccione. Incluso me sudan las manos y mi boca se seca. No quiero mirarlo mientras me acerco y uno de los hombres sentados a su derecha me cede su lugar. El salón es mucho más grande que todos los principales de mi palacio. Las columnas están adornadas con oro y las cortinas son de un tono dorado que parece bailar con la suave luz que entra por los ventanales. A través de ellos se ve un jardín hermoso y cuidado con varias estatuas en color blanco. La imagen es realmente preciosa y majestuosa, como si hiciese alarde de todo el lujo que puede ofrecer este lugar.

—¿Estás más tranquila?

Levanto la mirada para fulminarlo con ella, pero creo que mi cara refleja una mezcla entre lo que realmente quiero, quemarlo vivo, y lo estupefacta que me quedo al ver la forma tan cálida en la que me observa. De nuevo, esa emoción dura poco y sus ojos se vuelven fríos.

—¿Tengo acaso otra opción?

Él sonríe levemente como toda respuesta y hace un gesto a los sirvientes para que traigan comida y bebida. Trago saliva. Quizá este ni tan siquiera es su reino como él lo ha llamado. Quizá pertenezca a un pobre rey que ha corrido la misma suerte de mi padre y él se ha quedado con todos sus sirvientes y sus riquezas. Puede incluso que sea un tirano.

—Ethan, Bruce, Walter y Douglas, capitán de mi primer ejército.

Trago saliva al pasar la mirada por todos ellos, quienes me dedican una pequeña inclinación de cabeza que respondo brevemente. Ethan, el doblemente flagelado de ojos azules, Bruce, el hombre simpático de piel oscura y brillante, Walter, rubio con pequeños rizos, y Douglas, con el cabello castaño y los ojos color miel, y también el que no quiso beber agua cuando se la ofrecí en los calabozos. Capitán de su primer ejército. ¿Cuántos ejércitos puede tener un farsante?

Bruce tose camuflando lo que me parece una exclamación. Puede que haya ido a decir algo y se haya arrepentido. Niego con la cabeza cuando una sirviente se me acerca con un plato que parece exquisito. No voy a comer. Aunque huela delicioso, no voy a probar bocado. ¿Y si me envenenan? Aunque estoy paranoica porque no creo que les haga falta envenenarme para estar a su merced.

—Come.

No voy a darle el gusto de mirarlo esta vez.

—Atragántate —le susurro.

Y juro que lo he susurrado, pero de alguna forma los cinco se han enterado y cuatro de ellos me miran con la boca abierta. El quinto, Kievan... bueno, prefiero no mirarlo, pero sé que tiene una expresión de rabia en el rostro.

—No tendrás tanta suerte —lo escucho decir muy cerca de mi y creo que me estoy imaginando un pequeño brillo de diversión en su tono.

Tanto que me acaloro nada más sentirlo. Me siento como una traidora ante mi padre por estar a punto de comer con el hombre que posiblemente lo ha matado, aunque él diga que no ha sido así. Puede decir lo que quiera. No voy a creerlo. ¿Qué persona en su sano juicio lo creería?

HENNA©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora