Capítulo 34.1

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Los siguientes días son extraños. Sobre todo, porque paso la mayor parte del tiempo con Ethan y Bruce, quienes vienen a verme a mis aposentos en diferentes horarios supuestamente para hacerme compañía y me llevan a pasear por los enormes y cuidados jardines del palacio. Es extraño como puede existir un sitio tan opulento y lujoso como este en mitad del tenebroso Bosque de los suspiros. Incluso tienen un pequeño templo dentro del palacio, donde rezan a la Diosa de la Luna, representada como una mujer fértil, desnuda, y con el cabello lacio y grisáceo. La primera vez que Ethan me llevó al templo, tuve que contener el aliento de todo el poder que emanaba de aquel lugar, completamente fabricado con plata y con figuras de lobeznos por doquier. Ethan mencionó algo de que la plata tenía un significado antiguo y había servido para proteger sus templos durante miles de años, pero no le otorgué demasiada importancia debido a lo hermosa y sobrecogedora que era su Diosa. Era como si cada una de sus curvas desprendiese poder, y a pesar de su leve sonrisa complaciente, su mirada tenía una ferocidad que me hizo preguntarme cómo alguien había podido trazar con esa precisión sus ojos.

A diferencia de los humanos, ellos tan sólo tenían una Diosa en lugar de tres. Y una mujer. Ella era la madre de todo. Sumergirme en la cultura de lo licántropos me parecía algo asombroso. Algo que erizaba mi piel y que me hacía querer saber más a medida que absorbía cada palabra. Su Diosa no solo era una mujer, sino que también era una guerrera y una Fereit, que para ellos significaba la portadora de la vida.

A pesar de todo el interés que despierta en mí su cultura, sigo sintiendo recelo cuando estoy con ellos. Y eso que Ethan y Bruce me parecen encantadores. Son de esa clase de personas que caen bien y ambos me tratan de una forma tan cercana que incluso me sorprendo sintiéndome cómoda con sus conversaciones. Si Ethan es pura amabilidad, Bruce se pasa el día bromeando, aunque los he visto a ambos poner firmes a más de un soldado y volverse letales en cuestión de segundos. Los dos son guerreros y nobles. Y en un principio me extrañé de que Bruce, con su color de piel lo fuese, pero luego me di cuenta de que los lobos están mucho más avanzados que los humanos.

Como humana me extraña que un hombre de color sea un noble respetable y un guerrero, al igual que me llama la atención que Lya, una mujer de la que tampoco me han dicho nada más ni que han hecho con ella, se defina a sí misma como capitana del quinto ejército de su rey. Ambas cosas serían impensables en mi reino, y tal vez debería de aprender de ellos. De su cultura y de la forma en la que no discriminan a las personas por ser de una forma u otra.

Supongo que a pesar de ser quien soy, me harían arder en la hoguera nada más mencionar algo así. Y me entristece pensar lo retrasados que vamos a nivel social. En el reino lobo ser una mujer o ser una persona de piel oscura, no es un factor limitante, es tan sólo una característica más que en mi cultura debería de aceptarse de la misma manera. ¿Por qué la sociedad acepta como correcta esa discriminación hacia otras personas, cuando en realidad no lo es? ¿Por qué matan o castigan a quienes se atreven a cuestionar lo correcto y lo no correcto? Imagino que puede ser el miedo a perder los privilegios que hasta ahora hemos dado por sentados.

Desde mi posición de poder, nunca me había ni tan siquiera planteado la mitad de cosas que viendo como Bruce sonríe, ahora me parecen importantes. Incluso los esclavos que me abanicaban cuando tenía calor o que refrescaban mis estancias se me vienen a la cabeza al darme cuenta de todo lo que me he equivocado con ellos al tratarlos como si fuesen invisibles y quedarme leyendo al sol mientras ellos me proporcionaban sombra, a pesar de estar soportando el calor por mi. A mi alrededor, todo el mundo lo veía normal, pero estoy segura de que si le pidiese eso a algún sirviente aquí, obviando el hecho de que para muchos no soy bienvenida, nadie lo aprobaría.

Aún se me hace raro saber que estoy entre seres sobrenaturales y no he acabado de asimilarlo del todo. Ni tampoco la estructura jerárquica tan parecida que tienen con la nuestra. Mientras que la humana se compone de la realeza, encabezada por el rey supremo, la nobleza, campesinos y esclavos, la sociedad licántropa que obedece por completo al consejo y luego a Kievan, se divide entre los alfas, siguiéndolos los betas, y luego los deltas. Cada uno desempeña un papel en la sociedad y todos los miembros de un mismo grupo cuidan de ellos como si fuesen una familia de miles de lobos. Sin embargo, a pesar de tener una mayor consideración social jerárquicamente, los betas no maltratan ni esclavizan a los deltas. Aria y el resto de los sirvientes, son deltas que reciben un sueldo a cambio de sus servicios.

HENNA©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora