Capítulo Final

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Un halo de luz ha entrado en la habitación y ha rebotado por toda la estancia. Tras él, los rayos de luna se cuelan por la ventana que da a la habitación. Mi corazón se encoge ante una imagen bellísima y sobrenatural. Es como si hubiese magia entrando por la ventana. Magia blanquecina que crea destellos preciosos dentro de la estancia.

Me quedo anonadada y maravillada mirando como el reflejo blanquecino crea una figura casi mágica al mezclarse con los halos de luz que desprende la chimenea que Kievan encendió hace un rato, al verme abrazarme a mi misma. Como si leyese mi pensamiento, él sigue la dirección de mi mirada y puedo ver una leve mueca de satisfacción en su rostro al hacerlo.

-A eso los míos lo llaman Moonborn. Por lo que sabemos tan sólo pasa en nuestras tierras y en esta época del año. Muchos creen que es porque están bendecidas por nuestra Diosa. Por eso se crea ese reflejo tan hermoso cuando sus rayos se mezclan con el fuego. En unas semanas habrá un festival para bendecir que esto ocurra.

Su mano comienza a acariciar la mía y un escalofrío me recorre cuando lo hace. Jamás me he sentido tan plena ni tranquila. Esto no debería de ser así. No cuando llevo más de dos malditos días aquí encerrada. Pensar en él como mi futuro marido es algo que se me queda muy grande. Y además, volviendo a lo que dijo antes, estoy en peligro inminente tanto por los miembros de su reino como de los míos. Sí, os lo cuento como quien cuenta que se ha roto una uña. Soy consciente, pero es que con este hombre nada salvo él cobra importancia. Me tiene absorbida.

-¿Sabes por qué elegí que mi habitación fuese está y no cualquiera en otro lugar del castillo?

Lo observo. Hay un pequeño brillo de emoción en sus ojos negros que me hacen contener el aliento. Su rostro dibuja un entramado de sombras cuando se gira hacia mi y la luz de la chimenea se proyecta en su belleza devastadora.

-¿Por qué siempre has sido un gruñón que no aguantaba a nadie y al que le gustaba estar solo?

Él ríe con suavidad y niega con la cabeza como si yo no tuviese remedio. Ambos volvemos a mirarnos detenidamente al darnos cuenta de que se ha reído.

-¿Se te ocurre algo a parte de todo eso? -su voz masculina y suave me hipnotiza.

Su leve sonrisa contagia una en mis labios. Si me hubiesen dicho hace tan sólo unos días que iba a sentirme tan cómoda con alguien, jamás los habría creído. Y si me hubiesen contado que se trataría de alguien como Kievan, habría estallado en carcajadas de burla. Un lobo. Un hombre lobo. Hay tanto que aún no sé de él.

Niego con la cabeza.

-No, realmente no. Aunque las vistas son preciosas cuando el sol aún está en lo alto del cielo.

Kievan tira de mi mano y ambos nos sentamos en la cama. Aún sigo sin asimilar que vamos a casarnos y mucho más aún el motivo por el que vamos a hacerlo. De hecho, tanto el motivo como la boda me aterran. Ajeno a esto, él me atrae hacia su hombro y me dejo llevar, obviando que todo esto está mal y que no es digno de una dama. Apoyo la cabeza en él y disfruto de su fuerte presencia. La habitación sigue llena de miles de rayos de luna que me parecen una de las imágenes más bonitas que he visto en toda mi vida. Compartirla con Kievan, en este lugar tan lejano de mi hogar, los dos solos, me hace sentir que estamos creando algo íntimo entre ambos.

-En esta habitación era donde venía mi difunto padre cada vez que quería pensar. Solía decir que el reflejo que creaban los rayos de luna cuando esta estaba llena y ocurría el moonborn era digno de contemplar, y de hecho, no he contemplado nada como lo que estamos viendo en ningún otro lugar del reino. El moonborn pasa en muchos lugares, pero salvo en el ritual, no con tanta intensidad como en esta torre. Es como si algo aún más mágico pasase en esta habitación cuando cae la noche en luna llena -sonríe muy levemente y me mira directamente a los ojos.

HENNA©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora