C A P Í T U L O 39

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—Yo solo me desperté esta mañana y... —empezó a contar secándose las lágrimas que caían sin cesar mojándole por completo el rostro. —James no estaba..., pero su móvil sí, y de repente comenzó a sonar, pero no hizo ruido, simplemente la pantalla se encendió, y yo tonta de mí, lo cogí para ver quién era y en la pantalla, ví: "Mi amor", esa no era yo, yo no le estaba llamando, lo cogí y... su voz, era Hillary, en cuanto descolgué se apresuró a decir "esta noche no te comprometas con la perra de Allison. " entonces solo colgué y bajé enfurecida a al piso de abajo donde James me esperaba como un puto falso de mierda a darme los buenos días... y... lo hemos dejado. Yo lo quería, Eden, le habría perdonado la infidelidad... pero es una de mis mejores amigas, me ha traicionado. Por querer buscar las verdades nos llevamos decepciones.

Me hubo dejado completamente de piedra por lo que me limité a abrazarla, esta lloró y lloró y yo continué abrazándola.

—Tenemos que preparar la purga pronto, primero vamos a por Hillary y después nos encargamos de Sophie, ¿qué te parece? -intenté con todas mis fuerzas que cambiase la expresión que su rostro mostraba, y lo hice, conseguí que una sonrisa apareciese en su cara. —Esta noche es la fiesta, he quedado esta tarde con tu hermano para ir a ver un partido de béisbol, ¿quieres venir? Estaremos los tres juntos, nadie más, podrá servirte para olvidarte de todo por unas tres horas, e incluso puede que después del partido, algún jugador de béisbol que esté buenísimo viene y te dice: "No me he podido concentrar contigo, nena" —Ali se secó la última lágrima que se derramaba por su rostro, tenía el rostro irritado de llorar, tal y como a mí me pasaba. Se rio como puedo y me sonrió de la manera más forzada, me dio un abrazo y yo le correspondí de la misma manera.

—Háblame de tí con Justin. —me pidió cuando ya nos hubieron traído la comida, me morí de ganas por contarle todo lo que había ocurrido entre Justin y yo y las tan extrañas llamadas que se sucedían día tras día, pero no lo creí como el momento adecuado, no quise ser tan egoísta, aquel era el momento en el que solo ella debía ser apoyada y atendida y yo me encargaría de estuviera bien servida.

—No, no. —me reí por la nariz sarcásticamente. —Vamos a planear cómo va a ser esta tarde y como vamos a ligar con todos, venga. —provoqué su risa.

Es claro que yo no tenía planeado ligar con ninguno, mi favorito era Justin, aunque en aquellos miembros, nada estaba claro todavía, y por entonces, era solo él.

Me habría gustado poder decir que para siempre, pero... no estaba segura de lo nuestro, aunque cada cosa mala que nos ocurría le daba una vuelta a la llave para cerrar nuestro corazón, conseguía tornarlo más fuerte, para mí esperanza, ojalá fuera para que jamás se pudiese romper, pero nada de mis expectativas podían ser corroboradas o por lo menos en aquel poco tiempo que llevábamos conociéndonos.

—Yo al mío lo quiero súper leal, porque como me ponga los cuernos le corto los huevos. —señaló mi prima y yo no tuve opción a evitar mi risa ante su expresión.

—¡Bien dicho, Ali! —exclamé riéndome.

Por mucho que riéramos, ambas sabíamos que no estaba en el plan más entusiasta y podía comprender su triste estado... No obstante, no me gustaba verla así y solo intentaba hacer que su estado anímico no se derrumbase todavía más.

Nos terminamos los helados sin objetar nada más, miraba de vez en cuando si la expresión de mi prima era nostálgica, alegre o el qué, por encima de mí helado, solo levantaba los ojos de las bolas de colores y le observaba de reojo, pero ella con su cuchara fosforita continuaba jugueteando con el helado ya casi al completo estado líquido y sin haber comido nada de este, me preguntaba si tenía pensado hacerlo.

Aún así, finalmente, se acabó el helado aunque se tratase de este en un estado pésimo y un tanto desagradable y nos levantamos de la mesa dejando sobre esta el coste de los helados en efectivo y una generosa propina para los camareros y camareras. Quité mi bolso negro, el cual colgaba de la parte superior de la silla, de la silla y me lo alcé al hombro, me alisé mi falda negra de vuelo con finos pliegues en la zona de arriba y salimos del local.

ÉL - Un Verano En California  [US #1#]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora