La respuesta nunca llegó. Jenna se desplomó en el suelo. Joder, se había desmayado. Me llevé una mano a la boca para ocultar mi expresión de espanto, tenía frente a mis ojos a una mujer desplomada en el suelo, desmayada y con pulso débil. La mujer estaba blanca, Dios, sentí el miedo carcomiéndome.
—Joder, vamos, ayúdame a subirla al coche, tenemos que trasladarla al hospital. Quédate tú con la niña. —me indicó Justin.
—No. Yo voy contigo. Voy a avisar a Adeleine. —le dije mientras entraba de nuevo en la casa.
Subí las escaleras corriendo y le expliqué la situación por encima. Le dije que no ocurría nada grave, pero que tenía que esperar a que llegásemos nosotros. Le expliqué que no debía de abrir a nadie, que no se preocupase por nosotros, que nosotros entraríamos sin llamar porque llevábamos llaves. Que se mantuviese entretenida y le dejé mi número de teléfono por si necesitaba algo.
Adeleine pareció entender todo lo que le había dicho y eso me tranquilizó. Salí de la casa y cerré la puerta.
Subí al coche apresuradamente, por suerte, Jenna continuaba con un pulso moderado, yo me encontraba en un punto en el que iba a expulsar todos los órganos por la boca.
Cuando llegamos al hospital, los médicos cargaron a Jenna en una camilla, mientras le pusieron una bolsa de oxígeno en las venas y un respirador, su pulso era débil, pero su desmayo no era del todo grave, solo le faltaba un poco la respiración. Cuando llegamos a la habitación en la que habían ingresado a Jenna, los personales del hospital nos comentaron que no era nada grave ni difícil de tratar, que seguramente mañana ya le darían el alta, y al fin respiré aliviada.
Cuando chequeé el móvil, tenía mensajes de Marc, al principio me extrañé, pero luego recordé que habíamos acordado tener una cordial relación e hicimos un trato en el que él prometía no entrometerse en mi relación, claro le dejaba que no quería que me diese indicaciones sobre cómo o con quién debía vivir mi vida y finalmente quedamos como buenos amigos. Abrí los mensajes donde me proponía ir a bebernos unos batidos helados y bromeaba con que le debía una, inmediatamente me entró la risa al leer el mensaje.
UN DÍA DESPUÉS.
—¡Eden tienes visita! —me informó mi tía para después escucharla hablando con Marc.
Qué desastre, todavía no había elegido qué me iba a poner. Opté por un vestido verde botella y me dejé el pelo suelto, ni siquiera me lo peiné, pero me di una vuelta para lucirme frente al espejo de cuerpo entero y me gustó lo que vi, así que cogí mi bolso y me calcé las converse blancas.
—Ya bajo —les informé mientras me enfocaba en los escalones que tenía a mis pies.
Vi a Marc sonreírme desde la puerta y tras darle un beso en la mejilla a mi tía salí con él.
La tarde no fue lo que esperaba y a pesar de que no tenía muchas espectativas, fueron todavía peores. Terminamos en Target comprando una coliflor que necesitaba su madre y cuando salimos al aparcamiento, nos quedamos hablando mientras el guardaba la coliflor en el maletero.
Cuando lo cerró, me apoyé en el Audi A6 de color azul marino y tragué saliva con dificultad al presenciar aquel momento tan incómodo en el que él no paraba de acercarse más y más a mí, hasta que sentí la respiración cortárseme y no era la misma sensación que tenía con Justin, esque ni siquiera se asemejaba lo más mínimo. Me sentí realmente mal, un tanto indefensa.
No obstante, no fue hasta que sus dedos tocaron la piel desnuda de mi pierna sin mi permiso y el corazón ya lo tenía desbocado, las pulsaciones a todas las direcciones y sus labios a milímetro de los míos.
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ÉL - Un Verano En California [US #1#]
Novela JuvenilLos polos opuestos se atraen, pero... ¿quién elimina la opción de que los polos iguales también lo hagan? Completamente diferentes, pero; jodidamente iguales. Así eran ellos. Su alma era negra y su vida demasiado atormentada como para saber a ci...