Tenía frente a mis ojos un hospital... Quedé estupefacta, ¿qué hacíamos allí? Justin sostenía la caja de cartón que contenía la tarta, mientras miraba la gran construcción.
Había un montón de gente entrando y saliendo por la gran puerta mecánica.
—¿Qué hacemos aquí, Justin? —le pregunté confusa.
—Solo sígueme. —me dijo Justin sonriente.
Solo hice lo que me pidió. Le seguí hasta el interior del edificio. Era amplio, estaba bien decorado y en su mayor parte era blanco y azul.
—Es una clínica de pediatría privada dirigida por un amigo de mi padre. —me explicó mientras caminábamos por los pasillos, los cuales estaban decorados con bonitos cuadros de colores.
Asentí con la cabeza y tragué saliva. Miré hacia mis zapatos de tacón repiqueteando sobre el suelo porcelánico Powder.
Llamamos al ascensor y esperamos a que este nos recogiera en la planta baja.
Mientras recorríamos el pasillo de la tercera planta, un hombre trajeado y con unas ganas entrantes se posicionaba de pie, erguido, de complexión fuerte e imponente. Con las manos entrelazadas por detrás. Cuando nos vio extendió sus brazos y su sonrisa se amplificó. Se dirigía a Justin, tal y como si yo no estuviera, me sentí cohibida y un poco avergonzada por aquel embarazosa situación.
Miré a Justin tímidamente. Me sentía pequeña. Justin notó mi incomodidad y su brazo derecho me rodeó los hombros.
—¡Hombre, Justin! —la vos grave de aquel hombre inundó mis oídos.
Justin fue rodeado por los grandes brazos de aquel hombre, mientras este le proporcionaba varias palmadas en la espalda, las cuales sonaban duras. Hice una mueca de dolor.
Justin no le correspondió a tal abrazo y el hombre pareció notar aquel distanciamiento. Intentó hacer ver que no se había dado cuenta de ello, pero resultaba imposible no notar la tensión entre ambos de ellos.
—¿Es ella Eden? —me señaló mientras miraba a Justin.
—Sí, soy yo Eden. —le tendí la mano para saludarle de manera cordial mientras asentía con la cabeza.
—Es mi novia. —comentó Justin.
Aquel comentario me hizo una especial ilusión. Me gustaba que me presentara como su novia, no iba a mentir.
—¡Vaya! Novia y todo. Nunca me habías presentado a ninguna chica antes —exclamó el hombre al que instantáneamente califiqué como su padre. —. Soy Tom, el padre de Justin.
—Encantada —le sonreí. —. Feliz cuatro de julio, Sr Covey.
—Igualmente. Puedes llamarme Tom.
Un escalofrío me recorrió la espalda al recordar lo que me había contado Justin días atrás. Él había sido cómplice de un asesinato.
El hombre tendría alrededor de unos cuarenta y cinco o cuarenta y siete años. Sus ojos eran azules oscuro, parecían dos océanos. Era muy, demasiado, alto, claro que en comparación con mi metro sesenta y cinco, todos eran altos en comparación conmigo. Era grande e imponente y su sonrisa era casi tan perfecta como la de su hijo. Tenía algunos pliegues que marcaban su rostro y sus facciones, así como por la frente y el final del ojo.
—Ven. —me dijo Justin tajante dejando atrás a su padre rodeándolo.
—Tienes que presentar más simpatía por tu padre, Justin. —le susurré.
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ÉL - Un Verano En California [US #1#]
Novela JuvenilLos polos opuestos se atraen, pero... ¿quién elimina la opción de que los polos iguales también lo hagan? Completamente diferentes, pero; jodidamente iguales. Así eran ellos. Su alma era negra y su vida demasiado atormentada como para saber a ci...