ÉL - Un Verano En California [US #1#]

C A P Í T U L O 8

  N/A: Recomiendo leer este capítulo escuchando la canción de Chris Brown, titulada: Take You Down.

📖💕

—¿¡Qué cojones haces, gilipollas!? —la voz grave de Justin hizo que todos nos quedásemos perplejos. —¡Apártate de ella, ya! ¡Joder! ¿Por qué cojones todos mirábais pero ninguno hacía nada? ¡Desgraciados! 

  Justin se acercó hasta nosotros dando empujones entre la gente hasta quedar cara a cara con... Nate.

  —Como te vuelva a ver cerca de ella... te parto la cara, hijo de puta. —le bufó Justin.

  Este se separó y puso las manos en alto excusándose. 

  —Vale, tío. Relájate. —Nate se fue llevándose consigo a sus amigos.

  —Ya podéis girar vuestras cabezas, que el show ha terminado, pedazo de mierdas. —les espetó Justin faltándoles el respeto a la gente que, entonces, se giraba aturdida para ellos comentar los sucesos entre sigilosos murmullos casi inauditos. Me sentí un poco mal por cómo les había hablado al resto de personas, pero no hice caso, tal vez fui un poco egoísta.

  Yo miré a Justin por unos segundos, su mandíbula apretada, sus ojos verdes y su pelo castaño de mechas rubias. La rabia en la expresión de sus ojos, me dejó confundida. Me cogió por el brazo y me llevo hasta donde apenas había nadie, era completamente imposible conseguir un espacio libre entre tanta gente, no obstante, al final lo conseguimos.

  Estábamos casi completamente a oscuras, dado que las luces que alumbraban las carreras las habíamos ido dejando progresivamente atrás.

  Nuestros cuerpos quedaron bajo las sombras, y de nosotros se podían ver escasos reflejos que coloreaban nuestra ropa y la forma de nuestros cuerpos.

  —Explícame qué coño te ha pasado. —me preguntó tajante. Intentó mantener su furia al margen para que no asomara, sin embargo, le fue completamente en vano ya que era más que evidente que lo estaba.

  —Íbamos a volver porque las carreras ya estaban punto de empezar, entonces Marc se paró con unos amigos y me dejó que yo os buscara por mi propia cuenta. No os vi y entonces me di por vencida quedándome entre la multitud y... —suspiré agobiada, necesitaba respirar, me estaba ahogando. No solo fue eso, sino que, además, recordé los hechos de aquel innombrable accidente. Fue todo como sentirme indefensa y el mundo se me calló encima golpeándome como piedras. — Yo... —flaqueé en aquel momento y casi rompí a llorar en mil lágrimas. 

  Sin embargo, un gesto que para nada me esperaba por su parte, al final apareció. Sus brazos me rodearon y yo apoyé mi cabeza en su pecho, lloré, aunque no por mucho tiempo.

  —Sshh... —me acarició la espalda con suavidad y me dio un beso en la coronilla. —Ya está, ya ha pasado, ¿de acuerdo? Yo me encargaré de que ese hijo de puta no se te vuelva a acercar. 

  Entonces pensé en comentarle lo de la carta, pero no me quise arriesgar tan pronto y mucho menos, confesárselo a él. Los hechos de aquella vez, se volvieron a reproducir en mi mente como si una lista de reproducción cinematográfica se tratase, podía resultar que se hubieran vuelto a producir y eso hacía que entrara en pánico.

  Minutos después, cuando ya me había calmado y aunque no me quería separar de sus tan acogedores brazos, Justin me soltó y me miró a los ojos. Yo me sentí de lo más intimidada pero mantuve la mirada fija.

  —¿Por qué te fuiste con ese malnacido? —vi como apretaba los puños en un acto reflejo y como su enfado volvía a florecer.

  —Porque quise. Y lo volvería hacer. —tal vez a la segunda me lo pensase mejor.