C A P Í T U L O 32

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  Recomiendo leer este capítulo escuchando la canción de Martin Jensen, titulada: Solo Dance.

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Descolgué con el corazón subiéndome por la garganta y di gracias porque mi voz sonó segura al contestar.

  —¡Hola! —el sueño que tenía, parecía que se acababa de esfumar en el aire, con tan solo una llamada. 

  —Hola, buenos días, cariño —Justin enfatizó la última palabra, lo que hizo que me ruborizara instantáneamente. —¿Sigue en pie lo de esta noche? 

  —Sí, claro —le contesté sujetando el móvil entre mi oreja y mi hombro para poder seguir hablando mientras doblaba mi ropa. —. ¿Ya sabes el sitio al que vamos a ir? 

  —¿A dónde quieres? —sus palabras consiguieron sacarme una sonrisa tonta.

  —Prefiero que me sorprendas. —afirmé.

  —Está bien, ya tengo algunas cosas pensadas. Me vas a hacer que al final me tenga que comprar a alguien que me de consejos para conquistar a mi novia, ¿sabes? —me jacté al escuchar aquel comentario.

  —Sabes que no. 

  —Esperemos que estés en lo correcto. Por cierto, ¿qué tal ayer con tu tía? —en ese instante, mi prima salió del baño con el cepillo de dientes causando espuma a su alrededor.

  Como no, Ali tuvo que gritar como una posesa al ver que estaba hablando con él y le pedí que guardara un poco de silencio, esta aceptó, puso los ojos en blanco y se metió de nuevo en el baño.

  —Bien. Muy bien, en realidad —dejé mi tarea para sentarme en la cama. —. Me compré muchas cosas, las rebajas estaban genial, había muchísima gente, claro, aprovechaban pues para arrasar. —me reí levemente.

  Él se rió también. 

  —¿Qué te compraste? 

  —Si te lo digo, te aburres. —suspiré llevándome una mano a la cara.

  —Nunca me aburriría de ti, amor. —casi me derrertí al escucharlo. 

  Me mordí el labio al notar el color subiendo por mis mejillas y le enumeré todo lo que me había comprado, lo que más me había gustado, las preciosas calles y lo abarrotadas que estaban, lo tarde que llegamos al restaurante y que estaba cerrado y lo más importante de todo, le detallé el momento en el que experimenté prepararme un bocadillo sobre un banco. 

  —Casi me duermo, amor. —puse los ojos en blanco.

  —Te lo dije, tú insististe. —me defendí.

  —Era broma, te lo volvería a pedir. —su voz era grave y muy sexy al otro lado de la línea, tanto que me causaba calor con tan solo escucharle. 

  —No quieras. ¿Tienes algo más que contarme? —tenía prisa, ya hacía tarde, todavía no me había preparado, pero ese momento valía más que el oro, pasaría con él, así, todo el tiempo. 

  —Pues la verdad es que no mucho más. —me dijo que me recogería tal y como habíamos quedado para cenar y eso fue todo.

  Me levanté de la cama, ilusionada como una completa boba y fui hasta el baño dando pequeños saltitos, mi prima esperaba sentada sobre la taza del váter y mi sonrisa no pudo ser más amplia deslumbrante de emoción contagiosa. Mi prima se levantó, saltó, aplaudió y finalmente me aplaudió.

ÉL - Un Verano En California  [US #1#]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora