DOCE DÍAS DESPUÉS...
EDEN.
Fue un completo imprevisto la idea de irnos a pasar unos días a Malibú, concretamente alrededor de unos siete días frente a la playa. Os sonará a completo planazo y he de decir que aunque al principio me costaba asimilar el hecho de no poder sacarme a Justin de la cabeza, al final me di cuenta de que debía aprovechar aquellos días para desconectar completamente, para vivir una parte del verano libre de preocupaciones y la verdad es que logré pasarlo bien y disfrutar de una de las cosas que más me gustaban: la playa.
Justin me abrazó y me dijo que nos mantendríamos en contacto por teléfono, y así fue, todos los días por la mañana y por la noche hablaba con él.
Doce días después, volvimos a Santa Mónica y unas horas después de deshacer mis maletas, mi móvil comenzó a vibrar sobre la mesita de noche.
Observé la habitación, estaba casi a oscuras en su totalidad, simplemente me guiaba al sacar la ropa por la tenue luz que entraba por la ranura de la persiana que alumbraban las farolas de la calle encendidas en la noche.
Mi prima se había ido a dormir a casa de Connor, mis tíos ya estaban durmiendo y si no me equivocaba, Iden también.
Fui hasta el teléfono y le di la vuelta para poder comprobar de quién se trataba, era Justin, descolgué.
—Hola. —contesté.
—Hola. —dijo él al otro lado de la línea.
—¿Qué haces despierto todavía? —le pregunté forzando a que mi voz sonase lo más baja posible.
—Quería preguntarte si te apetecería venirte a mi casa a comer pasado mañana —me contestó. Me mordí el labio inconscientemente y sonreí de manera boba. —. Como a Laila ya le han dado el alta e íbamos a celebrarlo, tal vez quieras venir. Ven, por favor. —su voz sonaba suplicante, casi adorable.
Me alegró saber que su hermana ya estaba fuera del hospital, pero me entristecía el hecho de que no me lo hubiera dicho justo el día que le dieron el alta, era un hecho importante, podría haberme llamado ilusionado, pero se esperó tres días a decírmelo, pero solo sabía que era demasiado pedirle, así que me conformé.
—¿Tu padre y Nicole están de acuerdo en que vaya? —le pregunté. La verdad es que no quería presentarme de infragantti.
—Claro, a mi padre le caíste bien y Nicole que se joda. Bueno, que se jodan los dos. Vente, por favor.
—No lo sé, Justin... Mañana en cuanto pueda te lo diré, ¿de acuerdo? Tengo que preguntar qué planes llevan mis tíos, todavía no sé qué van a hacer. Además, has de decírselo tú también, aunque sea solo a tu padre por lo menos, me niego a aparecer sin que nadie sepa que me voy a presentar. —dije.
—Está bien. —escuché a Justin resoplar y ya me lo podía imaginar poniendo los ojos en blanco.
—Tengo que colgarte, debo deshacer las maletas cuanto antes para poder irme dormir. Mañana hablamos. Te quiero.
—Llámame. Te quiero. —colgué y volví a depositar el móvil sobre la mesita.
Me pasé la mano por el pelo retirándome unos mechones hacia atrás, que segundos después volvieron a crear una cortina hacia delante, suspiré y una extraña sensación me recorrió la espina dorsal provocando querer llorar, pero no entendía qué me ocurría. Pensé que, tal vez, se debiese solo al cansancio.
Deshice las maletas lo más rápido que pude colocando toda mi ropa en perchas. Después fui al baño, me di una ducha rápida; poco después me puse el pijama y me tumbé en la cama metiéndome entre las finas sábanas para que me cubriesen.
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ÉL - Un Verano En California [US #1#]
Teen FictionLos polos opuestos se atraen, pero... ¿quién elimina la opción de que los polos iguales también lo hagan? Completamente diferentes, pero; jodidamente iguales. Así eran ellos. Su alma era negra y su vida demasiado atormentada como para saber a ci...