—¡Justin! ¡Eden! ¡A comer! —Tom nos llamó gritando desde abajo de las escaleras.—Ya vamos. —le dije asomándome por la barandilla de madera blanca.
Cuando me fui a girar para volver a la habitación de Justin, alguien me asió por la cintura e impidió mi movilidad, consiguiendo así que mi espalda quedara pegada a la barandilla.
—Ahora me toca a mí. —me susurró Justin al mi oído. Un escalofrío atravesó mi espina dorsal. No pude evitar contener mi excitación.
—Tenemos que bajar a comer. —le dije entre un breve suspiro. Nuestras caras estaban a menos de un metro y la presión que estaba ejerciendo en mi cintura conseguía provocarme todavía más.
—Pues vamos. —dijo apartándose de mí y bajando las escaleras. He de admitir que las ganas se quedaron suspendidas en el interior de mi sistema.
—Estás muy guapo. —le dije mientras bajábamos las escaleras, ya que conseguí alcanzarle. Le sonreí pícaramente.
—Tú más. —sus finos labios fríos impactaron contra mi mejilla izquierda. Deslicé mi mano derecha por toda la barandilla de madera blanca y pegué un pequeño salto par bajar el último escalón.
Salimos al jardín y la mesa ya estaba preparada, de lo mejor puesta, me sentí mal instantáneamente por no haber colaborado y poco después, una mujer de uniforme, delantal de puntilla blanco y un gorro que le cubría el supuesto moño, de complexión ancha y manos pequeñas sacó los platos y los depositó cuidadosamente sobre el precioso mantel plateado.
—Ya estáis todos. —nos sonrió la señora.
Le sonreí elevando mis sonrosadas mejillas, debido a que el bochorno no se había desvanecido y teniendo en cuenta que nada se me pasaba por la cabeza para decirle. Un escalofrío me recorrió cuando sentí la gran mano de Justin sobre mí muslo desnudo. ¿Qué tendría el se hombre que con tan solo un pequeño roce conseguía que tuviera que contener la respiración? Nunca lo sabría, pero tragué aire y me moví incómoda, no estaba acostumbrada y eso se hacía notar.
Temía que pudieran notar algo extraño en mi comportamiento. Lo último que quería era que me tacharan de loca. Jesucristo, el primer día no.
—Se llama Amy, para la próxima. —me susurró Justin sonriendo contra mi oreja. Al parecer podía leerme el pensamiento... Aunque no quiero saber qué pasaría si lo leyese.
—Eden, ¿quieres que te sirva? —me preguntó Nicole, levantándose, desde enfrente de la mesa.
—No me importa. —le dije encogiéndome de hombros.
—Está bien. Acércame el plato. — realizó un gesto con su mano, encogiendo sus dedos amablemente y yo le correspondí tendiéndole el plato.
Me sirvió y esperé a que todos los demás estuvieran servidos para comenzar a comer.
—Papá, me voy una semana a la cabaña. —le informó Justin a Tom.
Cierto, mi prima me lo había mencionado, pero apenas me había parado a procesar la información... Tantas cosas eran las que me decía que teníamos planeadas que no me acordaba ni de la mitad.
—¿Una semana? —se sorprendió.
—Sí, hemos pensado que siempre que vamos un solo día se nos hace de lo más corto. —le explicó Justin.
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ÉL - Un Verano En California [US #1#]
Teen FictionLos polos opuestos se atraen, pero... ¿quién elimina la opción de que los polos iguales también lo hagan? Completamente diferentes, pero; jodidamente iguales. Así eran ellos. Su alma era negra y su vida demasiado atormentada como para saber a ci...