C A P Í T U L O 57

53 6 12
                                    

EDEN.

Estaba más que nerviosa. Me volvía a parecer como si fuera nuestra primera cita. Las mariposas en mi estómago me causaban estragos nuevamente y tenía ese color rosa en las mejillas tan característico.

Echaba de menos verle y al fin podríamos volver a retomar nuestra relación.

Me metí en la ducha y me eché agua por encima con la ayuda de la alcachofa. Cuando salí me embadurné el cuerpo con loción de vainilla, la cual me encantaba.

Me puse una falda de piel sintética blanca, complementada con una pequeña cremallera en el lado izquierdo de la misma, perteneciente a la tienda de Glassons.

Me la conjunté con una banda de pelo negro, pensaréis que tal vez estuviera loca por ponerme pelo en pleno verano en California, pero la verdad es que a mí lo que me tocaba era tela elástica, no el pelo, por lo que no daba un calor insoportable.

Cargué con un pequeño bolso negro con una asa como cadena dorada, de la marca Saint Laurent y me calcé unos tacones finos negros los cuales presentaba también pelo negro.

Me pensé dos veces si me vería más guapa maquillada, pero solo me puse un poco de colorete y un gloss de brillo tenue. Peiné mi lacio pelo oscuro y me lo dejé suelto. Ya se podía decir que lo tenía más que largo, nunca me había durado tanto tiempo. Generalmente odiaba mi pelo por estropearse tan sumamente rápido, pero el no tener que utilizar la plancha ya que mi pelo ya era liso de por sí, me ayudaba a dejar que se fortaleciese.

Mientras salía de mi habitación, mi tía me llamó desde abajo a grito pelado.

—¡Eden! ¡Justin ya está aquí!

Miré la hora en mi reloj y me percaté de que ya eran las diez y cuarenta. Bajé las escaleras besé a mi tía en la mejilla, me piropeó y salí de casa cogiendo las llaves del recibidor.

Cuando salí el sol comenzaba a irradiar sus más fuertes rayos de sol, pero debido a que todavía no estábamos en la hora punta, no era mucho el calor que sentía.

Aunque tenía unas ganas que me moría de ir hasta él y abrazarle, reprimí las ganas. Él con las manos en los bolsillos de su pantalón negro, se despegó de la parte lateral de su coche en la que estaba apoyado y caminó hacia mí sin desviar sus ojos, lo que me hizo ruborizarme.

Posó sus manos en mi cintura y me susurró:

—Estás preciosa, ¿lo sabías? —sonreí genuinamente y me mordí el labio inferior.

Él llevaba una chaqueta de cuero negra, no podía entender cómo podía llevar chaqueta sin morirse. Su pelo estaba ligeramente repeinado, pero de todas formas, algunos de sus característicos rizos no se habían resistido y le caían de manera sexy por la frente.

—Gracias, tú también lo estás. —le contesté todavía pegada a su cuerpo, pero sin poder mirarle del todo a los ojos.

Me sentía incómoda por todos lados, sabía que mi tía nos estaba mirando desde la puerta y volver a sentir a Justin tan cerca de mí me aceleraba el sistema.

—Déjame besarte. —entonces le miré y vi sus preciosos ojos verdes que tanto me gustaban. Entreabrí los labios de manera inconsciente y poco después sus labios se posaron sobre los míos y su lengua se abrió paso buscando la mía, la cual estaba paralizada, cuando la encontró, reaccioné y el beso se convirtió en deseo. Definitivamente, le había echado mucho de menos.

JUSTIN.

Los ojos inquisitivos de mi novia provocaron mi nerviosismo, ¿cómo me podía poner tanto esa chica?

ÉL - Un Verano En California  [US #1#]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora