Capítulo 36. Primera misión

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Contar toda la historia a Abigail no fue nada sencillo, por sobretodo teniendo en cuenta que con cada detalle ella tenía más ganas de estrangularme, y a decir verdad la entiendo en su lugar me sentiría así mismo.

Ahora estamos sólo ella y yo en medio de la gran sala, mientras el equipo está dividido en uno encargado de hacer la cena, otro cuidando a Dara y uno más cuidando a Alex, quien aparentemente está muy débil.

-¿Qué qué?-Pregunta básicamente burlándose de mi Abigail, la mujer toma una copa de vino mientras camina de un lugar a otro

-Abigail...

-¡No Helios! No vamos a hacer absolutamente nada de lo que planearon con esas chicas ¿te das cuenta que nisiquiera es seguro? Que estamos en medio de un gran problema por recibir ayuda de otro universo. Esto es exactamente la definición de empezar con el pie izquierdo.

Apreté la mandíbula y cuando b estaba por decir que de todas maneras iba a hacer lo que se me cantaba, la puerta de la habitación se abre, y es irrumpida por Andree quien trae el rostro hecho papel. Está tan pálido, que ni Abigail ni yo comprendemos lo que sucede hasta que Aldebaran entra tras él, con la misma expresión.

Coloca su mano sobre el hombro del joven, y con las palabras pesadas habla.

-El instituto está en llamas...-Anuncia Aldebaran-Al parecer no hay víctimas fatales... pero hay varios heridos.

Mi cerebro directamente piensa en Tamirá y los nuevos. Miro a Abigail con desesperación, porque en verdad debemos ir allí, y descubrir qué es lo que está pasando, por que definitivamente nadie me dirá que ese incendio no fue provocado.

-Fueron los Nemosorum -Acusa Andree, pero inmediatamente la voz de Dara se ocupa de dejarnos helados a todos.

-No fueron ellos-dice mientras entra a la habitación de manera tímida, los hombres le dan paso y ella ingresa, sus manos estaban tomadas una con la otra y las traía hacia el frente. -Ellos dicen que se llaman La orden de las rosas... y, su líder, Zarag... reclama nuestra presencia, dice que tiene algo que aprecias.

Abigail se pone de pie, mira a Dara, luego a mi, que por cierto estoy intentando no salir corriendo, simplemente porque necesito saber más datos antes de ir por Zafiro.

-Mierda, esto no se está haciendo nada fácil -Aldebaran dice mientras se encoge de hombros y mira a Abigail esperando una orden.

La mujer se lleva las manos a los bolsillos, echa la cabeza para atrás hasta que finalmente voltea y me clava los ojos como si fueran un par de estacas que se introducen en mi Alma y la destrozan.

-Dejemos que nuestro líder nos dé las órdenes.

-¿Esto es una broma?-pregunto a Abigail con miedo, cuando Andree viene de mi lado, y Dara hace lo mismo.

-Ojalá lo fuera, pero la verdad es que eres nuestro líder, tú decides.-Abigail se pone a lado de Aldebaran y este se pone firme esperando que hable.

Dara me observa detenidamente y por alguna extraña razón, confie el ella, y en Andree cuando este estaba simplemente esperando a que decidiera que camino vamos a tomar.

-Supongo que esta será nuestra primera misión... así que, vamos por ellos, pero no sin ir preparados, sé que no tenemos entrenamiento, pero tenemos la energía de nuestro lado, e iremos a demostrarles que no se pueden meter con los humanos a su antojo.

Aldebaran le sonríe al Abigail quien me ofrece también una leve sonrisa, ella no se quita las manos de los bolsillos, sin embargo, se gira para ver a Aldebaran con un toque de arrogancia en su postura, como si mi decisión hubiese sido la suya.

-Creo que el chico es digno después de todo.-Dice con un tono simpático, a decir verdad me siento orgullosobpor escuchar eso.

Sin embargo la alegría se borró tan rápido como llegó, era hora, no podía dejar pasar un segundo más, es hora de ir a salvar a las chicas y a Joel.

Salgo de la habitación, y una vez en el pasillo en medio de la casa, alzo la voz.

-Dominis al patio, ahora!

Mis hermanas me siguieron en silencio, y al caminar, se iban uniendo a mi, como si estuviéramos marchando directo a la guerra, a decir verdad yo podía escuchar en mi cabeza las trompetas de la banda militar, nuestros pasos era hasta rítmicos, y eso me asustaba, pero me llenaba de adrenalina a la vez.

Cuando llegamos al patio, con un simple gesto estos hicieron una ronda al rededor mío.

-Dominis, hoy nos toca ir al mundo, y no como lo imaginábamos, por primera vez, tendremos una misión y se que apenas hemos descubierto quienes somos y qué podemos hacer de nuestras vidas, sin embargo... lo que vamos a vivir a partir de ahora, no será más que una aventura tras otra.

>>Estamos metidos en un lío terrible, y nuestro enemigo, son más que nemosorum, no les voy a mentir, el peligros nos acecha, y la muerte nos está apuntando directo a la cabeza.

>>Vamos a ir a enfrentarnos ante personas fuertes, se hacen llamar, la orden de las Rosas, y tienen a unas personas secuestradas, y esas personas, en verdad son importantes, una es una designada de otro universo, también hay un guardián y una joven, que es hermana de la designada.

>>Nuestro deber es rescatarlos con vida, y volver con vida.

>>No nos arriesgarnos de más, menos, sabiendo que no tenemos entrenamiento, si vemos que nuestra vida corre peligro, regresamos aquí, no importa que tan cerca crean que están de lograr sus objetivos. ¿ENTENDIDO?-grito con todas mis fuerzas.

-¡Si, Helios!-dicen todos, incluso Abigail, quien me esta observando con algo de esperanzas.

-Bien, tómense de las manos, por que por primera vez nos vamos a teletransportar, y les puedo asegurar que el primer viaje, no es tan genial.

Cuando dije esto, tomé con fuerza el hilo que me había dado Alex en mis manos, Dará se encargó de unirnos a todos con energía, y en ese preciso instante saltamos a otro lugar.

Estábamos en un bosque obscuro y tenebroso, todos, y como lo predije, con mal estares.

Aún es demasiado pronto, como para esperar respuestas, pero mis ojos comenzaron a recorrer el paisaje, pero no hizo falta más, a mis oídos llegaron los gritos de Zafiro.

Inmediatamente busqué a Abigail, quien me hizo un gesto, al igual que Aldebaran, ambos me apuntaron la dirección.

-Vamos...-Digo Cuando Dara viene corriendo junto a mi.

Corrimos con todas nuestras fuerzas, hasta que llegamos a una especie de cornisa, y bajo nuestros quizás a unos 40 metros, estaba Dorot junto a Zarag.

Ambos aprecien estar esperándonos, pero a decir verdad no me importaban ellos, mis ojos y mi conciencia estaban en ella, mi amor perdido.

Zafiro tenía el labio con una herida de la que brotaba su sangre, estaba atada en un poste, al igual que EBE y Joel, quienes estaban algo golpeados, pero no como Yeru.

El enojo me estaba llenando el Alma y estaba por saltar cuando Dara me puso una mano en el hombro para detenerme. La observe y movió su cabeza para hacerme saber que no debía saltar aún.

-Mira quien vino a verte-Grito Zarag a Zafiro, mientras caminaba hasta ella, le tomaba de los cabellos. Alzo su cabeza ybla dirigió hacia mi. -Tu héroe... al parecer aún no se ha dado cuenta que es por su culpa que estas aquí, magullado y adolorida.

Yeru intentaba ser fuerte, lo veía en ella, pero por más que pintara su rostro de seriedad las lágrimas caían de sus ojos, y estoy seguro que están apunto de caer de los míos.

-¡Qué bueno que viniste Helios! Al fin podremos hablar, sanamente ¿no te parece?-Habla el hombre alzando ambas manos hacia mi.

-Sueltalos, y me quedo para charlar...-Grito con fuerza.

-¡No querido!-Zarag habla con fuerza- Aquí tú, no das órdenes, y espero que lo entiendas... ahora son nuestras presas.

El Sol y el Universo [Libro 5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora