Capítulo 45. Para mi

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Un grito me despertó, salté de la cama, y salí de mi habitación, al parecer, nadie más se percató de ello.

Caminé por el pasillo el cual seguía en silencio absoluto. De nuevo lo oigo, pero esta vez acompañado de sollozos, me sorprende el hecho de que nadie se inmute en ello.

Sabia de donde venia, y quien era la víctima quizás de sus pesadillas.

Cuando llegue, abrí la puerta sin cuidado, solo para darme cuenta de que la chica estaba en el suelo, tomando sus rodillas. Cerre la puerta y me fui hasta su lado par tomarla en mis brazos en dónde el llanto se hizo incontrolable.

Dara esta hecha un puñado de nervios, su cuerpo temblaba, ys de sus ojos se escurría una gran cantidad de lágrimas, no voy a negar que sentí compasión por ella, y mi corazón se hacia añicos al verla tan destruida por dentro.

—Shhhhh—Le susurro al oído mientras la abrazo con fuerza—Solo fue una pesadilla, estás bien, estás bien...

—Ella, ella me mataba— Dice temblando— Zafiro, me mataba, Helios, ella...

—Dara, es solo el estrés, debes tranquilizarte, Zafiro no te va a ser daño...

—Ya lo hizo— dice mirándome directo a los ojos mientras de nuevo una catarata de lágrimas comenzaban a caer de sus ojos.

—Dara... por favor ¿Si? Por favor, no, sólo quiero lo mejor para ti, pero si sigues trayendo este tema sobre la mesa, solo consigues alejarme, más y más...

—Me conoces de toda la vida Helios, y a ella de hace 5 minutos... pero decidiste simplificarlo todo a la nada... y por alguien que ni conoces ¿cómo sabes que realmente es de los buenos? Helios, yo lo sentí, sentí como me traía a la muerte hasta mi, como robaba mi alma, y hacka brotar mi sangre...

— Dara... es solo estrés — repito, más para mi que para ella, la verdad es que no pude evitar pensar en la conversación que tuve con Tamirá y los demás ¿Y si Zafiro en verdad es malvada?

No, eso no puede ser.

Me acomoda contra la cama de Dara, y la recuesto contra mi pecho mientras acaricio su cabeza para ver si logro tranquilizarla y de esa manera vuelve a dormir, la verdad es que me da miedo, por ella, y por Zafiro.

—Todo va a estar bien...— le susurro mientras su cuerpo se va haciendo más y más pesado sobre mi.

Miro al techo, y mientras la sigo acariciando, pienso en todas las posibilidades, en todas las alternativas. No voy a negar que estoy con miedo, miedo real, siento cualquier cosa puede pasar ahora mismo.

Cuando la respiración de Dara se hace regular, la alzo en mis brazos y la acomodo sobre su cama, la tapo con su manta, y salgo de la habitación, cuando me cruzo con Alex, quie  estaba saliendo en ese momento hacia el balcón.

En su mano llevaba una cajetilla de cigarrillo, por un segundo me mira con algo de desprecio, pero luego de unas milésimas finalmente parece descartar todo mal pensamiento hacia mi persona.

—Voy al patio... ¿me acompañas Anta?

—Claro... —Digo, la verdad es que me da miedo decirle que no Alex.

Caminamos por el pasillo, y le hago un gesto al llegar a la cocina, alguien, por suerte, olvido apagar la cafetera, así que me sirvo una taza, y como persona responsable, yo si la apago.

Alex sonríe, cuando me ve apagando el aparato, yo encojo  los hombros y continuamos el camino, yo voy con una taza en manos, y ella ya encendio un cigarrillo.

Cuando estamos en el patio, ambos nos sentamos en el balcón, yo mirando hacia dentro de la casa, y ella mirando hacia afuera.

El humo de su cigarro se mezclaba con  el olor a café, y me daba un extraño sentimiento de confort, no lo voy a negar.

El Sol y el Universo [Libro 5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora