Capítulo 48. Decir Adios

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Mis ojos estaban sobre ella, y ella me estaba observando, sé que piensa lo mismo que yo.

La imagen está allí, vivida, fresca,  y para que negar, alborotado mi cuerpo.

La sensación de nuestra piel siendo acariciada por la mano del otro, los recuerdos de besos robados, de momentos de fuego que no puedo ni siquiera retener en mi cabeza sin tener ganas de vivir los, porque se siente real, se sienten de verdad.

Su cuerpo en el mio, nuestros aromas corriendo en el ambiente, su cabello acariciando todo de mi.

Ella se veía como un ángel, que me regalaba lo mejor de su ser, y yo el maldito afortunado que la tuvo... pero el sueño está incompleto.

El sabor a amargura se instala en mi garganta, porque falta, falta mucho  y sé que tras este recuerdo apasionado hay dolor y tristeza.

Me volteo para ver a las personas que nos rodean, Hugo está arrodillado en el suelo mientras Gizah y Liza parecen haber visto un fantasma.

Inmediatamente cierro los ojos intentando llamar a la cordura, pero es imposible que las imágenes de fuego no me invadan.

—Esto no está bien— Habla Zafiro mientras camina hacia Hugo quien aún sigue en el suelo.

Por un segundo quiero decir que quizás el chico sólo se sintió mal por el intenso calor, pero recuerdo que estamos hablando del rey de los nemosorum.

Voy tra Zafiro, hasta llegar junto a Hugo, él comienza a retorcerse sobre su estómago, y cuando menos lo esperamos de su boca se escaparon sombras, como si fuera a vomitarlas, estas volaron en el cielo y desaaprecieron en la nada.

—¡Carajo! Esto es una mierda—Dice temblando mientras lo ayudamos, mis hermanas vienen también rápidamente, cuando Hugo está de pie mira a Zafiro y niega con la cabeza mientras intenta decir algo.

—¿Tú también lo viste?—Pregunto sorprendido.

—Todos lo han visto—Asegura Gizah—Algunos más... otros menos, pero de que todos lo saben... lo saben.

—Yo...—Zafiro se lleva las manos a los bolsillos, pero termina mirandonos a todos para finalmente salir caminando y dejándonos a los 4 en medio del patio de la escuela.

Nos quedamos en un silencio incómodo, porque en verdad no es tan sencillo procesar todo lo que acabamos de ver. Para ser honesto, aún me cuesta saber que tuve una historia tan intensa y problemática con Zafiro.

Saber que fui un idiota, y básicamente el culpable de su muerte me tortura de más.

—Deberías ir tras ella—Dice Hugo mientras rodea a mis hermanas con sus brazos para mantenerse en equilibrio—Y yo debería y a hablar con Abigail...

—No, no sé  si... ¿Debo correr tras ella?

—Eres un idiota por excelencia —Asegura Liza poniendo los ojos e  blanco—¿La quieres o no? Si la quieres ve por ella, si no, sé un tanto por siempre y deja que tu amor se vuelva a ir...

Iba a discutir con la niña, pero la verdad es que tiene razón, no deberia darme el lujo de perder de nuevo a Zafiro, en lo poco que tengo trazado en mi cabeza, veo demasiada soledad y tristeza, pero por sobre toda las cosas, esa parte borrosa sólo me dice que he perdido demasiado tiempo.

—Nosotras nos llevamos a Hugo...

—Anda campeón, yo también tengo alguien a quién debo ver con premura.—Hugo me guiñó un ojo y desapareció con mis hermanas.

Ni bien  pasó esto  decidí que valía toda la pena del mundo ir tras el amor de mi vida, y eso hice, corri hasta más no poder, pero cuando iba a llegar, ella puso una barrera entre nosotros y no fue hasta este momento que me di cuenta que ella llevaba el baston de piedra en su mano derecha.

—Sabes que esta barrera no me va a detener—Aseguro— Si quieres alejarme debes atacarme.

—En otro mundo, en otra realidad, lo hice... —dice segura, fría, dolida— No tienes idea de cómo me siento Helios... yo pensé que lo mio contigo era amor, amor genuino, pero me siento atrapada, como si nada más estuvieran jugando conmigo...

—¿Acaso crees que lo nuestro no debe ser?—Pregunto confundido y dolido— Para  mi es todo lo contrario, yo creo que tú y yo...

—No lo entiendo... cómo puedes seguir creyendo que me amas ¿no sientes que nos usaron? Que nos usaron de nuevo...

—No... lo que yo siento es que estamos yendo contra la fuerza del universo que intentó separarnos una infinidad de veces, incluso trayendo la muerte en medio, pero a pesar de todo, seguimos juntos, y estamos hoy aquí.

>> Sobre la oscuridad, sobre el odio, y el vacío. A caso no lo ves Yeru... somos como un gran manojo de emociones imposibles de separar.

>>Donde ves tristezas, veo felicidad, donde ves dolor, veo consuelo, donde ves condena, veo una segunda oportunidad, de estar juntos  de finalmente estar juntos.

—¿Y si esto no es más que un juego que tiene como finalidad llevarme a la muerte de nuevo?

Las lágrimas salen de sus ojos a borbotones y sus mejillas se ponen tan rojas que creo que en el dolor la está tomando por completo.

—¡No quiero convertirme en eso! No quiero morir de nuevo, no quiero volver a sufrir, no así...

>>Siento que esto no debería estar pasando, siento que tú y yo no deberíamos saber la verdad nunca... ¿Y por qué hay cosas borrosas? Porqué no puedo ver más allá.

>>Yo no puedo Helios, simplemente volver atada a tu mano, cuando no tengo idea de qué es lo que está pasando.

>>Siento que mi mente va a explotar, y que me están pidiendo de nuevo sacrificarme, y no quiero... no como una ofrenda al cielo, no de nuevo sola.

—No estás sola...—La interrumpo.

Deshago la barrera que nos separa y me acerco hasta ella para tomarla en mis brazos mientras se desmorona por el llanto. Intenta resistirse a mi, pero no puede contra la fuerza del llanto que la sacude.

—No seras ofrenda de nadie, juro que pondré mi vida sobre la tuya, y no importa que desafíos puedan venir, no te voy a volver a perder, no voy a permitir que la muerte te lleve de mi.

>>Si ella viene por ti, le ofreceré mi alma, y juro que la felicidad tocará a tu puerta al fin.

—Es justamente eso lo que temo...—Habla contra mi pecho mientras solloza— ¿Por qué estar juntos? Si la muerte finalmente vendrá a separarnos— Ella se seca las lagrimas y me mira a los ojos— No quiero llorar tu muerte  y sé que tú no querras llorar la mía...

—¡Por favor Yeru! Te lo ruego, con mi alma, no lo hagas...

—No podemos seguir juntos... al menos, no por ahora, yo debo... aclarar las dudas, ver que pasa, tener un panorama... no, no seria justo para ninguno de los dos, asumir que estamos destinados al dolor de perdernos uno al otro... es mejor decir adiós a nuestra relación, al menos... hasta que mi mente se aclare.

Ella se aleja unos pasos  y aún con las lagrimas saliendo de sus ojos, se teleporta y me deja solo en medio de la nada, con las manos vacías y el corazón saqueado.

De nuevo, una vez más, estoy en el foco de la desesperación, y por ella, por Yeru. ¿A caso tiene razón y debería olvidarla?

El Sol y el Universo [Libro 5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora