Capítulo 47. Revelación

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La luz se hizo, y el calor del sol dio a mi cuerpo con todo, llegamos al lugar, el sonido de las aves llegaban a mis oídos y la música de la iglesia que estaba a lado al alma.

Miro a Hugo, y este me señala el lugar al que debemos ir.

—Estamos en tu escuela — Zafiro camina siguiendonos mientras examina el lugar.

—Ex escuela—La corrige Giza— Es hora de que busquemos aquello que escondiste.

—¿Yo?—pregunta Zafiro mirándonos con dudas, yo tan solo me encojo de hombros, porque no tengo idea alguna.

—Ya lo sabrás... —Dice Gizah a medida que la distancia se hace más pequeña entre nosotros y el lapacho.

Los 5 nos quedamos mirando el árbol de lapacho blanco, por un segundo siento como si este me hablara y me revelara secretos inmensos, pero todo se esfuma cuando Liza habla.

—Helios y Zafiro, ambos, deben sacar lo que este lapacho esconde.

Ambos nos miramos, y aunque no tenemos idea alguna  de que se supone que debemos sacar de aquí, nos acercamos. Estiramos nuestras manos hacia el tronco y en ese preciso momento sentí como si un cumulo de energía me  atrayera hacia el centro.

Miro a Zafiro y al parecer ella siente lo mismo, por un segundo quiero retirar mis manos pero el impulso se anula cuando básicamente el tronco es el que palpita y se acerca a nosotros.

Cuando mis manos dan contra la madera, una fuerza inmensa sacudió a todo mi ser.

Mis pies temblaron y mi cabeza se lleno de ruido absoluto.

Mis ojos veian colores que nunca antes me había imaginado, mi cuerpo comenzó a sentir sensaciones que no creí fueran posibles sentir nunca.

Nuestras manos estaban dentro del lapacho, y sentía a la sabia cubrir mi mano, como si la hubiera metido en un bote de miel.

De repente la mano de Zafiro y la mía se tomaron, y cuando eso ocurrió, en medip se formo algo que lentamente comenzó a separar nuestro agarre.

Sea lo que sea que se formaba entre nosotros, crecía, poco a poco, y se hacia frio y áspero.

Cuando paró de crecer ambos lo estiramos y por el impulso caimos al suelo.

Hugo, Gizah y Liza, sólo quedaron mirandonos hasta que ambos nos dimos cuenta de qué cosa era lo que estábamos sosteniendo en las manos.

Era como un bastón de piedra, y en el estaban talladas palabras, algunas que no se entienden, otras en español, también iban miles y miles de símbolos, entre ellos reconozco el sello dominis, nemosorum y perfugaz.

—¿Qué? ¿Qué mierda es esto?—Pregunta Zafiro, y yo también estoy con miedo, pero antes de poder decir una palabra, sentí como si el mundo volviera a palpitar, y al segundo Zafiro y yo ya estábamos solos en medio de la nada.

La nada, es precisamente el lugar en dónde estamos ¿Y como es que sé que esta es la nada? No tengo idea. Sólo se que estamos los dos, y un aire místico nos rodea, nos envuelve lentamente y nos hace cómplices de un silencio atroz.

En mis oidos se hace una música  casi mística, casi mágica, y con ella, a nuestro alrededor se comienzan a dibujar estrellas.

Zafiro mira fascinada el espectáculo, hasta que de la nada, teníamos ante nosotros a Lucía y a Hiandra. De nuevo, ellas me sorprenden.

—Cuando vamos en busca de la verdad—Dice Lucia—Es increíble lo que puede hacer saber las palabras correctas para motivar el camino que lo revelará.

—¿Abuela?—Zafiro ve a la mujer, quien le da una sonrisa tierna, ¿me sorprende? Claro que me sorprende, saber que Zafiro es nieta  de Lucia es una noticia que no me esperaba recibir.

—Ese bastón, me perteneció —Dice Hiandra—Y en el bañé la sangre de sus enemigos y amigos, de mi sangre, de tú sangre—señala a Zafiro.

—No entiendo —La voz de la chica sale entrecortada, y la verdad es que si me tocara hablar estoy seguro que voy a estar igual.

—Es hora de que sepan parte de la verdad...

—¿Parte?—Pregunto

Pero antes de tener respuestas, ambas soplaron hacia nosotros, haciendo que el bastón caida sobre nuestro pechos y nuestras espaldas den contra el piso.

El aire se fue por completo de mis pulmones y por mucho que intente meter aire en ellos no puedo.

La oscuridad se hizo a mis ojos y en mis oidos llegaron llantos y gritos.

Cuando al fin se hace la luz en mi, mis ojos dan hacia una versión  mía, que está arrodillado en suelo  sosteniendo el cuerpo de una Zafiro inerte.

Mi alma y mi corazón  se hicieron  pesados en ese momento, convirtiendo todo lo que tenia en mi interior en un vacío desolador.

Parecía que alguien tomó mi corazón con una pinza y me arrojo a la esquina, para que muera lenta y dolorosamente.

Al rato, estaba en medio de una batalla, pero contra esa chica, descubriendo que Dara tuvo la culpa de la muerte de Zafiro, comprendiendo que no podía confiar en nadie.

Intentando salvar algo que estaba roto, queriendo reconstruir el vacío que se había generado, hasta que en mi alma había amor, ¿pero para quien?

¿Odiaba a Zafiro? ¿La odiaba por que la amaba?

Lior, Hugo, Yeru, Alex, Ebe... todo se me arma como si estuviera leyendo alguna novela, pero no podia avanzar, no podía ir más s otro capítulo.

Amé tanto a esa mujer que busque revivirla, pero otro lo hizo, estuvo con otro, pero finalmente, logramos concretar nuestro amor.

¡Dios! No, no  esto no puede ser real.

Dara, mi madre, Dorot ¿La orden de las rosas? Beatriz? Quién es Beatriz?

Mi cabeza pesa, más  y más y mi corazón late como nunca antes, mientras, cada segundo me doy cuenta de que estoy perdidamente enamorado de una mujer... de una chica a la que llamaba Yeru, pero que realmente se llama Amit.

Bajo mis dedos sentia el teclado de un piano, el cuál tocaba, mientras mi mente se llenaba de la sonrisa de esa  chica, todo se hacia tan claro, tan entendible y ahora sé que mi amor a ella es genuino.

Como imágenes borrosas me viene la chica, sus ojos llorosos, sangre por todos lados, el dolor instalándose en mi corazón, su partida, su regreso, un regalo, un regalo que no logro ver, más allá de nosotros juntos, tomados de la mano, yo arrodillado a te ella.

La muerte y la vida se me hacían más claros, más puros, más nuevos.

Abigail, Ander, Aldebaran, las trillizas, Nuria, y Arasy...

¡Mierda! ARASY ES LA LLAVE.

LAS PIEDRAS, SÉ DONDE ESTAN, LO SÉ, SÉ LO QUE DEBEMLS HACER, Y DEBE SER AHORA, AHORA ANTES DE QUE EL DOLOR NOS VUELVA A TOMAR.

Esta revelación, es justo, la que necesitaba en verdad. No estoy loco, sólo estoy enamorado de la misma mujer, de nuevo.

El Sol y el Universo [Libro 5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora