Entro a la casa de Abigail y atravieso la sala seguido por Berenice quien me acompaña al patio, allí ya estaba Andree y Ander entrenado y vaya que estaban entrenando duro, hoy Abigail no da respiros.
Volteo a ver a Berenice y ella me hace un gesto para avisarme que hoy tendré la tarde dura. Del otro lado veo a Aldebaran, quien está tomando una gran taza de café mientras los chicos salieron volando.
¡Carajo! Si ayer fue mi bienvenida, no quiero imaginar cómo será hoy que no debe haber cortesía de iniciado.
—¡Al fin!—Ander se sacude mientras habla—Te estábamos esperando para el contraataque.
—A la fila Helios—Grita Andree
Hago caso de inmediato, y ni bien ingresé al círculo de batalla, una onda expansiva nos hizo volar a los tres.
Aldebaran se reía a carcajadas aún mirando desde el otro lado, mientras Abigail sólo nos miraba con reproche.
—Creo que hoy están peores que ayer.
—Quizás por que hoy nos estas masacrando madre—Ander habla un poco enojado mientras se limpia el hilo de sangre que sale de su boca.
—Na... apenas voy empezando hijo.
Abigail separo sus manos u del suelo salieron como una especie de ramas que parecían tener vida propia, no atacó con ellas, intentamos escaparnos de los golpes, pero cada rama tenía nuevamente una especie de látigos que nos daban con todo.
Logre atajar unas cuantas y detenerlas. Cuando vi que Andree y Ander usaban energía para detenerlas. Yo aún no tengo energía... aunque...
Esquive un ataque de una rama que quería darme contra la cara, y al parecer Abigail se dio cuenta de ello, así que hace un gesto y varias ramas vienen a atacarme, pero era justo eso lo que quería.
Algo que leí en el libro, es que la energía que viene de nuestro interior nosotros la creamos, y manejamos, nadie no enseña a usarla, más bien, tomamos lo que hay y nos defendemos con ella. Y es justo eso lo que voy a hacer.
Coloco una mano en una de las ramas, y la otra mano en el suelo, al comienzo parecía que solo atajaba el trozo de madera, pero me concentré en ella y en las que venían tras ella, así que en ese mismo instante, estire de mi interior esa energia que creo existe en mi.
Fue allí que las ramas se desintegraron. Y sentí como si estas hubieran sido absorbidas por mi cuerpo.
Los presentes se quedaron viéndome cuando me tumbe al suelo boca arriba.
—En menos de 24 horas, me debes la cena—Grita Andebaran a Abigail.
Ander y Andree vienen hasta mi y me ayudan a levantarse. Abigail se relame el labio y entrecierra sus ojos.
—Estuviste leyendo el libro...
—Qué puedo decir... soy un buen alumno...
—Mmmmm, sí, pero ahora estás exhausto...—Dice mientras hace un gesto para que Ander y Andree me lleven hasta una reposera.
Aldebaran viene hasta nosotros aún con la taza de café. Mira a su esposa, quien le hace una mueca, claro, está aceptando que acaba de perder una apuesta. La verdad me parece un poco indignante que me usen de apuesta.
—Helios, conozco esa cara—Andree me dice mientras Ander me pasa un poco se agua. —Es la misma que tenías cuando creías que perdías las votaciones contra mi...
—Andree, no te autohumilles, recuerda que yo gané esas elecciones.
—Por poco... pero ¿qué pasa?
Miro a Abigail, luego a Aldebaran, y es como si una fuerza estirar en mi interior hilos, una mezcla de incertidumbre y terror se apoderó de mi. Me puse de pie tan rápido como pude, y sé que Abigail lo acaba de sentir porque mira a la misma dirección a la que yo miro.
Todos teníamos los ojos fijos en un punto, cuando una gran mancha negra se formó en el aire. Esta comenzó a descender como si un torbellino se tratara al suelo, aterrados no despegamos nuestros del fenómeno.
—Esto es imposible...—Abigail habla a Aldebaran, mientras la puerta que su casa se abrió y Berenice acompañada de su esposo también vinen hasta nosotros.
La mancha de tinta se volvió viscosa, y de ella salieron 4 personas. De inmediato reconocí a 3 de ellos, Hugo, Lior y la chica que siempre está con Hugo, a la otra chica no la conozco, pero reconozco que se ve muy peligrosa.
—¡Vaya!—Habla Hugo llevando sus manos a los bolsillos, Abigail suelta un suspiro y parece no sólo sorprendida, se la ve aterrada.—Si es la asesina de no les, Abigail Lamied Odeim... ¿Tanto tiempo no?
—¿Como es posible que estén aquí?, tenemos un...
—Un sello de protección—habla la chica de cabello negro, y ella arroja una especie de vidrio en el suelo. —Lo tenían... lo acabo de romper.
—Rossana es experta en sellos, y cómo que hemos notado que estas un poco débil Abigail...—Hugo se muerde el labio y nos mira con picardía y maldad absoluta. —Solo venimos a dar una advertencia.
Lior enciende un cigarrillo y le da una gran calada, al soltar el aire, el humo se hizo tinta, y de este salió como una cortina negra que tuviera vida, esta vino a toda velocidad a nosotros, pero Aldebaran le da un golpe de energía, y al parecer sólo lo empeora, la mancha de tinta se parte en más fragmentos, así que algo en mi cabeza me dice que lo puedo solucionar.
Cuando las manchas se acercan a Abigail, me pongo en frente, levanto las manos y las manchas chillan, para volver hasta Lior.
El chico alza ma mano y las machas entran en su Palma, no deja de mirarme sin ofrecerme una mirada cargada de satisfacción.
—Definitivamente, él es el guardián —Lior toma su cigarrillo entre sus dedos y da unos pasos hacia nosotros, pero me he dado cuenta que un campo los protege. —Helios Anta... te ofrecemos un trato...entreganos a la extranjera... y esto será tuyo.
Lior levanta la mano y nos muestra una piedra ¡Carajo! Los Nemosorum tienen una piedra. Repito, con desesperación y con todo el temor del mundo ¡Los nemosorum tienen una piedra!
—Esa es...—Abigail aún parece en shock.
—Sí —Dice Hugo parándose más recto, en verdad se lo ve temerario e imponente—Es la obsidiana... y nosotros la tenemos... pero la verdad, es que ahora mismo, no nos interesa la piedra.
—¿Quien es la extranjera?—Pregunta Aldebaran. Mientras yo ruego que no se Zafiro.
—La colombiana—Hugo mira a cada uno de nosotros a nuestros ojos, y la amenaza se hace cada vez más tangible en el aire. —Abigail, si no quieres que suelte a mi mejor cazadora de Almas... más vale que convenzas a tu guardián de entregar a la chica... ¡Dana!—grita, para que la chica rubia arroje al suelo una daga, la misma parecía hecha en otro mundo, y al juzgar que por el rostro de todos los presentes, esa cosa es muy importante. —Te la regalo, Abigail... al fin y al cabo, nuestros padres tampoco merecen que guardemos en nuestra memoria sus actos, pero tú...
—Mereces vivir con el recuerdo de la sangre corriendo—Lior tira el cigarrillo al suelo y lo pisa.—Sólo queríamos darte las gracias, de paso... de no ser por ti, nunca podríamos haber trabajado como reyes, nunca hubiéramos encontrado esto, y no hubiéramos sabido del elixir...
—Nos vemos —Habla Hugo, pero esta vez mirándome a mi—Ya iremos por ti, sólo esperan paciente, Helios Anta, tu sangre también está maldita.
Los 4 chicos desaparecieron, y en ese momento, Abigail fue de rodillas al suelo, hecha un manojo de llanto. Y yo? A decir verdad, sólo sé que ahora debo cuidar a los míos.
ESTÁS LEYENDO
El Sol y el Universo [Libro 5]
FantasiaTodo sacrificio ante la oscuridad se hace con los ojos cerrados, un deseo puede quemar las almas, y un Alma puede destruir el fuego. Helios Anta, destinado a ser el Guardián del universo, descubrirá quien es, cuál es su misión y que espera universo...