Era el día que Sienna tanto esperaba. Halloween.
Los gemelos locos, Fred y George, sus nuevos amigos, Gryffindor como Neville, le hablaron de las celebraciones en Hogwarts. Halloween, los techos adornados con telarañas y murciélagos, calabazas con gestos interesantes en todos lados.
Parecía que Halloween también asustaba al profesor Quirrell. Sus clases abordaban temas interesantes, pero al igual que Binns, Quirinus Quirrell era un terrible profesor.
Incluso el aula de Snape se veía adecuadamente decorado para la ocasión, aunque no había ninguna calabaza o telaraña, el aspecto siniestro de snape y sus frascos con sustancias viscosas eran más que suficientes.
—No vengan a preguntarme por qué no adorno mi aula —dijo a modo de saludo a los alumnos—. Las aulas son para estudiar y solo para eso.
La clase que ese día se compartía con Slyterin, no fue agradable, el niño rubio llamado Draco Malfoy, se burlaba de los Hufflepuff a cada segundo. Incluída de Sienna.
—¿Por qué no te vas a América? —le preguntaba todo el tiempo—. Tus ojos raros son comunes allá, ¿no?
Todos los Slyterin rieron y Sienna fingió no escucharlos. Un día les lanzaría a Henriette para que les rasguñara la cara a esos idiotas.
—Señor Malfoy —interrumpió Snape—. No insulte a sus compañeros a menos que sepa preparar una poción Pimentónica mejor que la de ellos.
Sienna se sintió en las nubes. Snape aprobó su poción a medio terminar. Además le llamó la atención a un alumno de la casa a la que usualmente favorecía. Malfoy se sonrojó ligeramente y continuó con la lectura sobre la historia de las pociones.
Al terminar la clase. Sienna salió de la clase contenta por su desempeño en la clase práctica de Pociones. Iba escaleras arriba cuando Draco se encontró con ella.
—Quítate, sangre sucia —dijo Malfoy chocando su hombro con el de Sienna. Ella estuvo a punto de perder la escalera y rodar escaleras abajo, pero una mano tomó su túnica por la espalda y la enderezó. Sienna miró al profesor Snape un rato.
—Los profesores también comen, señorita Peterson —dijo mirándola con la ceja alzada—. Diez puntos menos para Slyterin, señor Malfoy. Si va a insultar, al menos intente no matar.
Draco se dió la vuelta y miró al profesor Snape.
—Pero...
—Es el deber de los profesores fomentar la disciplina —dijo distraídamente, refiriéndose a los Slyterin—. Vayan a almorzar, creo que ya me cansé de verlos.
—Claro, profesor —escupió Draco lleno de disgusto.
—Y, señorita Peterson, intente no caerme encima cuando pierda el equilibrio —añadió.
—Si, profesor. Gracias —susurró Sienna subiendo a toda prisa las escaleras. Ibna a almorzar, después su última clase era Herobología y de ahí no tendrían transformaciones para poder arreglarse para el banquete de Halloween.
Estudiaron algo de teoría de Herobología y después Sprout les dió una agradable plática sobre los mejores banquetes de Halloween que han habido.
•••••
Sienna se encontraba contenta. Sus calificaciones iban de maravilla, no tenía problemas con nadie a excepción de Draco Malfoy.
Hermione ya había ido a disculparse con ella justo antes de que saliera de la enfermería. Al principio Neville se veía dispuesto a defender a Sienna. Pero ésta le permitió a Hermione explicarse y la perdonó. Ya estaban en buenos términos pero no eran, ni serían amigas.
Ahora solo le faltaba arreglarse para el banquete. Una vez que estuvo lista, salio hacia el origen del olor de los postres de calabaza que llevaban todo el día haciendo babear a Sienna.
Entró al gran comedor emocionada y dispuesta a comer hasta reventar. Casi llora de la emoción al ver el Gran Comedor decorado para la ocasión y la comida.
Mil murciélagos aleteaban desde las paredes y el techo, mientras que otro millar más pasaba entre las mesas, como nubes negras, haciendo temblar las velas de las calabazas. El festín apareció de pronto en los platos dorados, como había ocurrido en el banquete de principio de año.
Sienna estaba tomando sus papas con carne, cuando el profesor Quirrell llegó rápidamente al comedor; con el turbante torcido y cara de terror. Sienna supo que algo malo se avecinaba.
Todos lo contemplaron mientras se acercaba al profesor Dumbledore, se
apoyaba sobre la mesa y jadeaba:—Un trol... en las mazmorras... Pensé que debía saberlo.
Y se desplomó en el suelo.
Se produjo un tumulto. Para que se hiciera el silencio, el profesor Dumbledore tuvo que hacer salir varios fuegos artificiales de su varita.
—Prefectos —exclamó—, conduzcan a sus grupos a los dormitorios, de inmediato.
Sienna escuchó gritar al Weasley presumido.
—¡Seguidme! ¡Los de primer año, manteneos juntos! ¡No necesitan temer al trol si siguen mis órdenes! Ahora, vengan conmigo. Hagan sitio, tienen que pasar los de primer año. ¡Perdón, soy un prefecto!
Y a su vez, el prefecto de Hufflepuff les ordenó que se calmaran y que los guiaría con cuidado hacia la entrada a la casa.
—¡Hufflepuff! ¡Solo síganme! ¡Me encargaré de que lleguen sin problemas! ¡No sé asusten! ¡Los trolls de montaña solo son grandes! ¡Pero son muy tontos!
Sienna no creyó que eso ayudaría, pues casi todos estaban confundidos. Sienna vio a Harry y a Ron correr en dirección contraria a dónde iba el pelirrojo presumido. Se preguntó a dónde iban. Pero no quería meterse en problemas, así que mejor continuó su camino hacia donde la guiaba el prefecto.
Una vez que comprobaron que no había ningún troll de ida a la sala común, entraron después de tocar el barril. Tardaron unos quince minutos en reponerse del susto, los chicos de los demás cursos llegaron después que los de primero y al principio se respiraba el ambiente tenso, pero luego todo volvió a la normalidad e incluso hubieron los que se rieron de la situación.
Continuaron la celebración en la Sala Común. No fue lo que Sienna esperaba, pero fue muy bueno.
Al terminar, Henriette miró a Sienna como pidiéndole una explicación por el alboroto en la sala común que le impedía dormir.
—Fue un troll, Henriette —le explicó sonriendo, a veces sentía que la gata entendía cada palabra que decía—. Pero estoy bien, gracias por preocuparte.
Se durmió cuando Henriette terminó de darle vueltas a la cama para ponerse cómoda.
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La Hija de Snape
Fanfiction-¿Acaso tengo cara de haber pedido ser tu hija? -rugió Sienna-. Si vas a reclamarle a alguien asegúrate de que sea a mi madre... -Cambie ese lenguaje, señorita Snape -interrumpió Snape, aunque se veía dolido por la actitud de su hija -, le recuerdo...