Rumores Estúpidos

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Esa noche Sienna soñó a Lockhart metiéndose a la clase pociones y tirando los calderos, pero lo bueno en su sueño fue que el profesor Snape lo colgaba de los calzones a un mueble con sustancias viscosas, como si el princeso fuera uno más.

Se despertó muy temprano, las chicas aún dormían y Henriette estaba dormida patas arriba roncando con ganas. Sienna rió en silencio por la gata tan rara que tenía e intentó volver a dormir.

Durante el desayuno estuvo soportando las miradas burlonas que Draco le lanzaba. Cada día, Sienna odiaba aún más a ese niño, la primer clase que tuvieron con las serpientes, Draco se sentó detrás de ella y le tironeó el cabello durante dos horas. Y luego volvieron a compartir otra clase al salir de su clase de Historia de la magia, Draco tiró de su cabello una vez más.

-Creí que usabas peluca -le dijo-. Como tus ojos y piel no terminaron de pintarse, sangre sucia incompleta, creí que tu cabeza tampoco.

Sienna ignoró a Draco exitosamente.

Al salir, Sienna se fue a su clase pociones. Tenía muchas ganas de ver a Snape ese día, habían prometido verse un día para despotricar contra Lockhart.

Al llegar al aula, Snape se veía de mal humor. Sienna ya se había desacostumbrado a ver a Snape con ese gesto, pero al ver a Sienna, su rostro se suavizó. Sienna se percató de que aún no llegaba nadie.

-Hola, Sienna -saludó con un tono de voz alegre, como si nada le alegrase más que ver a Sienna ahí.

-Hola, profesor -lo saludó Sienna-. ¿Qué veremos hoy?

-Alguien está muy ansiosa por aprender -murmuró-. Hoy solo haremos un desastroso repaso y si queda tiempo, veremos pociones más avanzadas. Así que si quieres leer tu libro de pociones mientras los demás se hacen bolas con su pobre cerebro...

Su gesto se endureció y Sienna comprendió que el resto de sus compañeros estaban llegando.

-Cinco puntos menos por cada uno que llegó tarde -dijo-. Señorita Peterson, diez puntos para Hufflepuff por ser la única alumna puntual.

La clase dió inicio y Snape de puso a explicar, y a preguntar. Naturalmente, nadie recordaba mucho, los que contestaban, les faltan algo y los que no, tendrían que hacer un resumen de cada tema que vieron el año anterior. Sienna se puso a leer su libro hasta que hubo una conversación que le llamó la atención de una manera nada agradable.

-Esa niña ya se siente la favorita de Snape por ser la mejor de su clase -susurró uno de Ravenclaw detrás de ella-... Para mí que el profesor le tiene lastima por ser un intento fallido de humano...

-Ojos incompletos, la piel no terminó de pintarse y ni siquiera es alta. Pero mira a Potter y a Longbottom, los dos sin padres y Longbottom es tonto en todo...

-No es hora de hablar -susurró Snape con voz peligrosa-. Veinte puntos menos para Ravenclaw por hablar en clase y otros veinte por hablar mal de tres compañeros, una de ellos presente.

Los chicos se miraron, pero ya no dijeron nada, sabían que no les convenía.

Terminó la clase y todos salieron.

-Señorita Peterson -a punto estuvo de llamarla Snape por error-. Necesito que se quede para que me ayude a acomodar algunos frascos.

Sienna asintió en silencio mientras recogía sus cosas para no hacerlo después.

Cuando el último alumno salió del aula de pociones a toda prisa, Snape se dirigió a Sienna.

-¿Estás bien?

-S... Sí -susurró, el resto de la clase los chicos de Ravenclaw tiraron del cabello de Sienna porque en la escuela se rumoreaba que la niña usaba peluca.

La Hija de Snape  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora