Exámenes Finales

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Después de meses de estudio, Sienna se sentía preparada para los exámenes finales. Había estudiado bastante, quería pasar a su segundo curso para que su madre estuviera feliz por ella. Tenia ganas de verla.

Rebecca consideró no decirle a Sienna quien era su padre hasta que estuviera en tercero mínimo. No quería a Sienna en plan de no querer regresar a Hogwarts para no ver a Snape. O en plan de no verla a ella.

Snape se mantuvo con la misma actitud hacia Sienna, pero más blando. Neville, quien observaba la relación de ellos discretamente ya que le tenía demasiado miedo a Snape, dedujo que a Snape le gustaba la compañía de Sienna.

—Él te quiere —le dijo Neville seguro—. Le encanta estar contigo. Eres la única de los que le preguntan y que les contesta, a excepción de los de Slyterin, pero a ti te resuelve tus dudas con gusto.

—Posiblemente no todos los días está de buenas —repuso Sienna—. Hay veces que cuando me responde mis preguntas, se ve molesto.

—Pero no es contigo. Contigo nunca se enoja, de hecho —insistió Neville—. Te prometo que Snape te quiere, es como si quisiera tener hijos y le gusta la idea de que tú lo seas.

—¿Tanto le agrado?

—Oh, amiga. Es que parece que no te das cuenta...

—Sienna —interrumpió Justin impaciente—. Llevo cinco minutos hablándote.

—¿Qué necesitas? —preguntó Sienna exasperada—. Más te vale que sea importante, estaba hablando muy tranquila con Neville.

—¿Hacia donde son las manecillas del reloj? —preguntó.

—¡Hacia la derecha!

Justin estaba mezclando, pero girando hacia la izquierda.

—¡Hacia el otro lado...!

—No se preocupe, señorita Peterson —interrumpió Snape amablemente—. Hay alumnos que son un desastre en la vida y en todo. No se arruine el día por criaturas como ésta.

Señaló a Justin y este lo fulminó con la mirada.

—Diez puntos menos para Hufflepuff. Soy su profesor y no tiene derecho a mirarme de ese modo —le dijo a Justin con la cara muy cerca de su rostro, se veía amenazante—. Y Longbottom, espero que al menos sepa que la poción se revuelve con la cuchara...

—Profesor, Neville no es malo en Pociones —lo defendió Sienna como habitualmente lo hacía—. Solo se pone muy nervioso y como cualquier mortal, olvida lo que tiene que hacer.

—Me agrada que las personas defiendan a sus amigos, señorita Peterson. Pero si usted mirase su amigo como lo hago yo, se daría cuenta de que hay personas —miró a Neville—, que no tienen talento para muchas cosas.

Se dió la vuelta y regresó a su escritorio. Sienna lo miró fijamente tratando de pensar en algo.

—¡Ya sé! —exclamó—. Te veo en la biblioteca antes de la cena —le propuso Sienna a Neville.

—Eeeeeh, claro —aceptó.

Sienna intentaría que la evaluación final de Neville en pociones no fuera peor que la de Crabbe y Goyle. Y de paso lo ayudaría con sus problemas en transformaciones y encantamientos.

*****

—Ya era hora...

—Vengo a hablar de Sienna —interrumpió Snape a Dumbledore—. ¿Cómo sabías que es mi hija?

—Esperaba que me lo preguntaras, Severus. Hay pequeños detalles en ella: un día mira una foto tuya, y luego mírala a ella, ella es tu versión femenina muy suavizada —le dijo. Severus se imaginó a si mismo y luego se imaginó el rostro de Sienna, no encontró parecido entre ellos. A un lado de Sienna, Severus se veía a sí mismo muy feo.

La Hija de Snape  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora