Cena Incómoda en Casa de Sirius Black

8.1K 714 289
                                    

Perdón por la tardanza. Y feliz año nuevo...

En algún momento de la noche Sienna fue interrumpida por su padre.

—Sienna, hora de irnos...

—¿No se quedarán a cenar? —preguntó la señora Weasley detrás de Snape—. Aunque sea solo esta vez. Como recibimiento a Harry...

—Lo último que quiero ahora es ver a Potter, señora weasley —repuso Snape con educación.

—¿Puedo quedarme? —preguntó Sienna—. Solo por hoy.

Severus la miró fijamente por unos segundos que parecieron horas hasta que asintió.

—Luego vendré por...

—Puede dormir con Hermione —interrumpió la señora weasley—. Para que no tenga que regresar tan noche.

Snape parecía que se estaba contenido las ganas de aventarle sus madres a Molly, pero se contuvo.

—Nos veremos mañana, entonces. Pero por si las dudas me llevo lo que has avanzado a tus deberes, para que tengas tu noche social —susurró Snape.

Sienna sonrió y le dio un prolongado abrazo a su padre, antes de irse, Snape le dio una letanía a Sienna de lo que no debía hacer.

—No te quiero cerca de ningún pelirrojo, son peligrosos, solo acércate a la niña weasley y a su madre, puedes hablar con la sabelotodo si gustas y tampoco te quiero hablando con el licántropo o con Black. Y tampoco te quiero muy cerca de Potter, ese lleva los problemas en la sangre.

—Sí, papá —susurró Sienna sin ganas de obedecer.

—Bien, hasta mañana, cuídate.

Abandonó la sala y Sienna fue con la señora weasley a donde estaba el resto.

—Trata de no hacer mucho ruido al llegar al vestíbulo —le pidió la señora weasley—. Avisaré a los otros que vayan bajando...

Subió las escaleras a toda prisa y Sienna miró alrededor. Luego, todos fueron bajando las escaleras, Harry Potter, Ron Weasley, Hermione Granger, Ginny, la señora weasley y los gemelos. Fred le regaló a Sienna una radiante sonrisa e iba en dirección a ella pero se detuvo al ver a Snape entre el gentío que se arremolinaba por ahí.

Cuando ya todos iban en dirección al vestíbulo, una chica de cabello rosa chocó contra algo.

—¡Lo siento! —gimió la pelirrosa, que estaba tirada en el suelo—. Es ese estúpido paraguas de ahí, es la segunda vez que me tropiezo con...

Pero el resto de sus palabras fueron cortadas por un horrible y ensordecedor chillido que dejaba helada la sangre. Sienna pensó que había una Banshee en la casa.

Las mortífagas cortinas de terciopelo que Sienna había pasado hace unas horas se habían abierto de par en par, pero no había ninguna puerta detrás de ellas. Por un segundo, Sienna pensó que estaba mirando desde una ventana, una ventada detrás de la cual una mujer mayor vestida con una capa negra estaba gritando y gritando como si la estuvieran torturando. Entonces se dio cuenta de que simplemente era un retrato de medio cuerpo, pero el retrato más realístico y menos agradable que había visto en su vida.

La mujer vieja estaba babeando, sus ojos estaban girando hasta quedarse en blanco, la piel amarillenta de su cara se estiraba hasta tensarse cuando ella gritaba; y por todo el vestíbulo detrás de ellos, los otros retratos se despertaban y empezaban a chillar también, de manera que Sienna arrugó los ojos ante el sonido y se tapó las orejas con las manos, sintiéndose incapaz de oír tal ruido.

La Hija de Snape  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora