Partido contra Gryffindor

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Sienna se despertó emocionada. Era el partido de Gryffindor contra Hufflepuff.

Se cambió con su Jersey amarillo negro de la señora Weasley. Desde que Snape le regaló el collar con el emblema de Hufflepuff, Sienna lo usaba todo el tiempo, solo que tenía que decir que se lo había obsequiado su madre (una recomendación de Snape para evitar envidias). El único que sabía que era un regalo de Snape, era Neville.

—¿Snape ofrece regalos? —dijo realmente impresionado—. Probablemente es para que los alumnos trabajen bien —pensó—. Aunque creo más bien que el profesor te quiere, Sienna. Eres la única de tu casa a la que nunca le ha bajado puntos, a la que nunca le llama la atención...

—O solamente sigo sus instrucciones —repuso como si fuera lo más obvio.

—¡Pero Hermione hace lo mismo! Y a ella la odia. Aunque creo que la odia por aquella primer clase que tuvimos...

—¿Ves? no soy la única

—Pero te falta conocerla mejor. Ya no es la niña mandona mega estudiosa que era al inicio, después de Halloween cambió bastante, ¡Incluso se junta con Harry y Ron!

—El profesor Snape dice que ellos dos son un par de revoltosos irrespetuosos. Pero se ven buenas personas —le dijo Sienna a Neville—. Harry no se ve nada grosero y Ron no parece ser muy agresivo.

—Bueno, Snape no es muy cariñoso con sus alumnos como Sprout.

Sienna iba al gran comedor, pero alguien detrás de ella le lanzó el maleficio de las piernas de gelatina.

—Ya lo probé en un hombre, ahora le toca a una mujer y Peterson era una buena candidata —se burló Malfoy. Crabbe y Goyle re rieron como gorilas detrás de él—. Ojos raros, piernas de gallina y de gelatina. Es patético ¿No?

Crabbe y Goyle celebraron la broma de Malfoy.

—¡Draco! —reprendió Snape—. ¿Ahora qué haces...? Señorita Peterson ¿Le ha dado motivos al señor Malfoy para que la agreda?

Sienna negó con la cabeza intentando no llorar. Se sentía ridícula.

—Ya me lo imaginaba —dijo Snape mientras murmuraba el contramaleficio—. Cinco puntos menos para Slyterin. Debe de saber que atacar por la espalda no es digno ni para los perdedores, señor Malfoy —Malfoy se sonrojó avergonzado, pero levantó el rostro para que no se notara su derrota—. Me sorprende que su padre no se lo haya enseñado.

Draco miró furioso a Snape y desapareció por el pasillo.

—Gracias —susurró cabizbaja.

—Vaya a desayunar, queda poco tiempo para el partido —dijo el profesor Snape. Sienna sabía que eso significaba "De nada".

Cuando se terminó su desayuno, se fue a las gradas, se reunió con Neville en el lado de Gryffindor. Apoyaría a Hufflepuff desde ese lado.

—¿Tú? —Hermione la miró ceñuda —. Las gradas de...

—La invité a que se sentara con nosotros —la interrumpió Neville—. No tiene amigos de su casa.

Hermione se disculpó con la mirada pero Sienna ni la miró. Miró a los Gryffindor de las gradas, se veían más competitivos que los de Hufflepuff.

Alguien había golpeado a Ron en la parte de atrás de la cabeza. Era Malfoy.

—Oh, perdón, Weasley, no te había visto. Peterson, ¿no te quieren en tu casa? ¿Tanta lastima le das a los de Gryffindor que te tienen que acoger con ellos?

Malfoy sonrió burlonamente a Crabbe y Goyle.

—Las gradas de Slyterin están por allá, Draco —le dijo Sienna tranquila—. ¿Por qué no te vas allá?¿O como a mí tampoco te quieren?

La Hija de Snape  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora