Hora de que lo Sepa

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Snape regresó a su despacho y sin quitarse ni los zapatos, se acostó junto a Sienna y lloró en silencio hasta quedarse dormido. Se despertó muy temprano para el desayuno y descargó su furia y su tristeza por lo ocurrido a Rebecca revelándole al colegio que Lupin era un Licántropo, sabía que a Sienna no le haría gracia que él hiciera eso, pero estaba demasiado desordenado sentimentalmente como para pensar con claridad. Después regresó a su habitación donde Sienna aún dormía profundamente sin enterarse de nada.

Al despertar, cerca del medio día, se encontró con Sienna mirándolo.

—¿Llegaste tarde?

Snape asintió mientras se incorporaba. Sienna se veía alegre y Snape se sintió mal por tener que decirle una noticia que le dolería más a ella que a nadie.

—Sienna, amor... Tengo buenas y malas noticias —dijo con un hilo de voz—... Sé que no es la mejor manera de iniciar una conversación... Pero tienes que saberlo.

El semblante de Sienna cambió a uno de preocupación y Snape inhaló profundamente antes de hablar.

—Es sobre tu madre...

—¿Está bien?¿Se enfermó? —preguntó Sienna rápidamente.

—La buena noticia es que tienes hermanos —dijo rápidamente y Sienna abrió los ojos como platos—... Dos, y son gemelos... Son idénticos a tu madre. Y la mala...

—¿Mamá se enfermó? —insistió Sienna no queriendo escuchar lo que temía.

—Sienna... Tus hermanos nacieron gracias a que tu tío actuó a tiempo —le dijo Snape al borde del llanto—. Alguien... Atacó a tu madre y tus hermanos... Isak los sacó antes de que ellos también murieran...

—Tambien... Pero si mi tío Isak sí vivió —analizó, pero la verdad le cayó encima como un balde de agua fría—... ¡No!¡Quiero ir con mamá!¡Llévame con mi mamá!¡Quiero ir con ella!¡Vamos ahora!

Severus sabía que se pondría así y trató de acercarse a ella, pero Sienna se alejó de él.

—¿Cuando? —preguntó en voz muy baja.

—Hoy por la madrugada...

—¿Por eso llegaste tarde? —lloró Sienna—. ¿Por qué no me despertaste?

—Estabas dormida y no quería impedirte descansar...

—¡Mi mamá está muerta! —rugió con el rostro inundado de lagrimas y Snape la miró sintiéndose mal por no poder detener su dolor—. ¡No podré descansar ni hoy ni nunca!

Se dejó caer al suelo y después de cubrirse la cara con sus manos, sollozó incontrolablemente. Snape se arrodilló a tu lado y la abrazó en silencio, no sabía que decir. Era malo consolando.

Nota de autor: Yo también soy mala consolando. De hecho, muy mala 😦

—¿Y ahora qué haré? —preguntó levantando la vista y Snape pudo apreciar sus ojos bicolor acuosos.

—Supongo que te quedarás en tu casa y vivirás con su tío... El ministerio no me dará tu custodia sin que tengas mi apellido solo porque les diga que soy tu padre... Y al compartir apellido con tu tío, él se quedará contigo y te cuidará mientras el ministerio me da luz verde de quedarme contigo cuando te lo dé.

Sienna se quedó en silencio, realmente ya no sabía que decir... Normalmente era una parlanchina con su padre... Pero en ese momento su cerebro apenas podía unir más de dos palabras para formar algo coherente.

—Regresando irás con tu tío a San Mungo a visitar a tus hermanos...

—Mamá nunca dijo...

—A mí tampoco...

La Hija de Snape  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora