Habrá Setzo

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El lunes, Draco expresó abiertamente su felicidad por la derrota de Gryffindor al ver a Harry llegar a Desayunar.

Sienna fue a su clase de Pociones y Snape no se veía feliz.

—Buenos días, Sienna —saludó Snape revisando la lista de estudiantes.

—Hola, papá —saludó—. ¿Te sientes bien?

Snape lanzó un suspiro prolongado y negó.

—Solo me desagrada no poder sustituir a Lupin más tiempo —le explicó—. Al menos podrían aprender algo más de lo que aprenden con ese —se detuvo-...

—¿Quisiste decir Licántropo?

Snape la miró con una sonrisilla.

—¿Hiciste la tarea?

—Sabes que siempre la hago.

Después, la clase llegó y miraban a Snape con aburrimiento, como si no soportaran que Snape fuera a darles clase en una materia extra. Y por supuesto, él lo notó.

—40 puntos menos para Hufflepuff —dijo de repente y todos lo miraron alarmados—. Quieran o no me van a ver, si no es en la otra clase, será en ésta, aguántense y pongan atención que el próximo examen será oral y me daré cuenta si leen las respuestas de su mano.

Todos suspiraron e hicieron lo que Snape pedía.

—Bueno, la clase ha concluido, de tarea van a hacer dos pergaminos sobre las características, olor, sabor y región de los ingredientes antídoto.

Todos guardaban sus cosas y otros bostezaban.

—Veinte puntos menos. No sé porqué hoy están tan dormidos y aburridos, me deprimen —dijo y Sienna sonrió—. Ya lárguense, ya me enfadé de verlos —cuando todos salieron, Sienna fue la última y Snape le dijo que la vería en su despacho esa noche.

La clase de Herbología normalmente era interesante, pero por alguna razón, nadie tenía ánimos.

—¿Se sienten bien? —inquirió preocupada, pues todos estaban algo deprimidos sin motivo—. Hoy hace un día radiante.

—Están aburridos porque creen que p... el profesor Snape nos dará clase en Defensa Contra las Artes Oscuras —le explicó Sienna a la Profesora.

—Ya veo, pues deben saber, mis estimados niños, que el profesor Lupin se encuentra recuperado —les avisó—. Así que cambien esas caras.

El resto de la clase, poco a poco se fueron animando y al final, ya estaban de buen humor.

Luego del almuerzo, fueron a su clase de DCAO.

El profesor Lupin había vuelto al aula. Ciertamente, tenía aspecto de convaleciente. Las togas de siempre le quedaban grandes y tenía ojeras. Sin embargo, sonrió a los alumnos mientras se sentaban, y ellos prorrumpieron inmediatamente en quejas sobre el comportamiento de Snape durante la enfermedad de Lupin.

—No es justo —se quejó Ernie—. Sólo estaba haciendo una sustitución ¿Por qué tenía que mandarnos trabajo?

—No sabemos nada sobre los hombres lobo...

—¡... dos pergaminos!

—¿Le dijeron al profesor Snape que todavía no habíamos llegado ahí? — preguntó el profesor Lupin, frunciendo un poco el entrecejo.

Volvió a producirse un barullo.

—Si, pero dijo que íbamos muy atrasados...

—... no nos escuchó...

La Hija de Snape  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora