La Hija de Snape

Cedric más Enamorado que Nunca

Un día antes de que las clases comenzaran, Sienna se despidió de su madre y tío en el andén, Henriette iba quejándose en su canasta de ida al andén y Sienna le metió un pedazo del pollo de la noche anterior que tenía en un tupper.

—Cuídate, mi amor —Rebecca se agachó has quedar a la altura de Sienna y la abrazó con fuerza—. Temo que algo te pase con ese asesino suelto.

—Para eso tenemos a Severus, que la va a cuidar —Isak puso su mano en el hombro de su hermana—. Pero no bajes la guardia si él no está.

Luego de despidieron y Rebecca lloró como si fuera la última vez que viera a su hija. Incluso en el último segundo pensó en no dejar ir a Sienna, pero Isak la abrazó con fuerza prometiéndole que Sienna estaría perfecta y que la vería de nuevo en verano.

El viaje fue tan tranquilo como siempre, conoció a una chica de Ravenclaw de segundo año, Luna Lovegood, quien resultó ser tan poco apreciada como ella por sus compañeros.

—Tus ojos son lindos —fue lo primero que le dijo cuando Sienna le permitió quedarse en ese compartimiento. Neville estaba con algunos chicos de Gryffindor en otro compartimiento.

—Gracias —sonrió Sienna—. Soy Sienna Peterson, ¿Cuál es tu nombre?

—Luna Lovegood.

—Eeeh, ¿Qué lees?

Luna le mostró su revista.

—Se llama "El Quisquilloso" —le dijo—. Mi padre es el director.

Sienna miró con interés la revista que tenía contenido sobre criaturas Mágicas y plantas o ingredientes exóticos para pociones.

—¿Tienes mas?¿Cuánto cuestan?

—Te la regalo —sonrió Luna, pues era la primera vez que a alguien de verdad le agradaba lo que a ella—. Ten.

Sacó una revista y se la entregó a Sienna, en la revista venían unos lentes de lo más raros y Sienna, quien sentía curiosidad por aquello que jamás había visto, se las puso.

—¿Cómo me veo?

Luna se puso los suyos.

—Creo que maravillosa.

—Gracias —Sienna sonrió—. Igualmente, señorita Lovegood.

—¿Te puedo preguntar algo? —susurró Luna.

—Por supuesto.

—¿Es verdad que el profesor Snape es tu padre?

—Eeeeh. ¿Prometes no decírselo absolutamente a nadie?

Luna le tendió su dedo meñique y Sienna, cuando captó lo que tenía que hacer, unió el suyo.

—Los muggles hacen esto para cerrar promesas —le dijo Luna—. Pero si no es suficiente puedo hacer un juramento inquebrantable...

—No, no es necesario. Solo no creo que esté preparada para que todo el colegio lo sepa... Sí, el profesor Snape es mi papá.

—¿Y es amargado como en clases? ¿Tiene un recipiente para puntaje y si no lo llenas no hay postre?¿Practicas pociones en casa?

Sienna rió. La segunda pregunta jamás le había pasado por la mente, pero quedarse sin postre le horrorizaba.

—Papá no es amargado... Al menos no conmigo y mamá...

—¿Está casado?

—No. No parece agradarle la idea —dijo, y cuando lo pensó bien, no se imaginaba a su padre casado, ni siquiera con su madre—. Además, siempre está en Hogwarts, no creo que tenga tiempo para eso.